Lunes, 19 de abril de 2010 | Hoy
EL MUNDO › TEHERáN REALIZó UNA CONFERENCIA SOBRE DESARME NUCLEAR; UNA CONTRACUMBRE A LA DE WASHINGTON
El régimen de los ayatolas juntó a varios países en un evento durante el fin de semana, que culminó anoche con un llamado a la completa revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear. Rusia y China estuvieron presentes.
Por Katherine Butler *
Desde Teherán
La nube de ceniza que invade a todo Europa contrastaba ayer con el cielo azul de Teherán. Grandes posters con imágenes del horror radioactivo que cayó en Hiroshima en 1945 recibieron a los delegados de diferentes países, representantes de organizaciones internacionales y voluntarios de ONG en la Conferencia internacional sobre desarme nuclear que culminó ayer por la noche en la capital iraní.
Las fotografías de niños japoneses muriendo reforzaron el mensaje dado durante todo el fin de semana por el anfitrión de la ceremonia, el presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad. En compañía del líder espiritual supremo, el ayatola Alí Khamanei, el mandatario aseguró que Estados Unidos es el “único criminal atómico” en el mundo y que Irán aborrece el uso inmoral de este tipo de armamento.
La conferencia de dos días que tuvo como lema “Energía nuclear para todos, armas nucleares para nadie”, fue desestimada ayer por las dirigencias de Washington y Londres. Adujeron que se trató de una maniobra de relaciones públicas por parte del gobierno de la república islámica, destinada a crear una mera distracción sobre las verdaderas ambiciones nucleares de Irán. Asimismo fue catalogada como un infantil intento de crear una cumbre opositora a la llevada a cabo por Barack Obama la semana pasada, donde Irán y Corea del Norte no figuraron dentro de la lista de 47 naciones invitadas.
El evento en Teherán no estaba destinado a ganar un premio por su sutileza, su retórica o la presencia de grandes figuras entre los que asistieron. Países como Turkmenistán, Guinea Conakry y el Reino de Swazilandia figuraron en la lista de invitados. Obviamente, Estados Unidos –que aboga por imponer las sanciones punitivas más fuertes de la ONU sobre el país de los ayatolas– no estuvo entre los presentes. Los 27 miembros de la Unión Europea también desairaron la conferencia.
En Irán, con el apoyo de algunos países en desarrollo cansados de la doble moral que reina en la temática nuclear, reclamaron (con cierta justificación) que Occidente está jugando un largo y habilidoso juego diplomático. Rusia y China, miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, estuvieron representados en la cumbre, aunque en el caso de Beijing el enviado fue un diplomático prácticamente anónimo. También asistieron otros miembros del Consejo de la ONU como Uganda, Turquía y Líbano, todos abiertamente opositores al régimen de sanciones a la república islámica. Y desde Irán se insistió –aunque sin demasiado ahínco– que tanto China como Rusia podrían eventualmente no acompañar las sanciones abogadas por Estados Unidos.
La cumbre de Teherán dio esperanzas a los líderes del país islámico. Ahora, Irán cuenta con una nueva estrategia para enfrentar a Occidente y probablemente logre consolidar un número de países que lo acompañen con su solidaridad y con su voto. La conferencia culminó ayer por la noche con un llamado a la completa revisión del Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) vigente desde hace 4 décadas, así como también el pedido de que el arsenal de armas nucleares en Israel entre bajo el régimen de inspección de la ONU.
Lo acordado es potencialmente significativo: el mes que viene, 200 naciones se juntarán en Nueva York para revisar el TNP. La estrategia iraní será forzar una reforma del tratado en donde se eliminen los derechos de empresas consignatarias encargadas de brindar programas civiles nucleares, al tiempo que se cuestionará el fracaso en lograr un desarme completo en países como Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña.
Posicionar los términos del debate previo a la revisión del TNP tiene un claro valor estratégico. Si Irán logra por lo menos limitar su aislamiento internacional, en última instancia podría evitar la amenaza de la imposición de sanciones por Obama, aunque sin hacer demasiado para calmar los temores de aquellos que denuncian su objetivo de lograr armamento atómico. Así las cosas, no resultan sorprendentes las declaraciones del ministro de Relaciones Exteriores iraní, Manouchehr Mottaki, de anoche: “Esto es una fuente de esperanza”, expresó.
Mientras tanto, nuevos informes dados a conocer ayer por el diario The New York Times revelaron que la dirigencia de los Estados Unidos carece de plan B si fallan las sanciones a Irán. En un memorando secreto firmado por el mismísimo secretario de Defensa de la gestión Obama, Robert Gates, éste admitió que su gobierno carece de una política eficaz para afrontar el progreso de los planes nucleares iraníes (ver recuadro).
Aparentemente, tanto Washington como las cancillerías de Europa tendrán que empezar a contemplar una estrategia de contención antes que continuar confrontando con un Irán fortalecido y con capacidad nuclear.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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