EL MUNDO › CAMBIOS EN EL SENADO DE EE.UU., MIRANDO AL 2004
Un médico ahí, por favor
Por Suzanne Goldenberg
Desde Washington
Los senadores republicanos eligieron ayer a un protegido de la Casa Blanca en una teleconferencia sin precedentes. La elección unánime de Bill Frist, que tiene 50 años y es un eminente cirujano especializado en trasplantes de corazón de Tennessee, fue vista como una victoria para el presidente Bush. Este intenta promover una agenda más moderna para el partido Republicano. La forma en que se eligió a Frist –un recién llegado a la política, famoso por no haber votado hasta que cumplió 36 años– indica la ansiedad de los republicanos por dejar atrás la controversia sobre la franca nostalgia de su líder anterior, Trent Lott, por los días de la segregación racial en Estados Unidos. Mientras, el senador demócrata Bob Graham se sumó ayer a los posibles candidatos de su partido para las elecciones presidenciales de 2004 después de que el ex vicepresidente Al Gore anunciara que no será candidato.
Más de dos semanas después de los comentarios racistas de Lott, algunos analistas empezaron a notar que el veterano senador de Mississippi no está solo en su nostalgia por el viejo Sur. Señalan que actualmente no hay un sólo negro en las 100 bancas del Senado. Algunos argumentan que Lott fue el chivo expiatorio de una Casa Blanca que quiere proyectar una imagen de inclusión sin hacer cambios reales. “Muchos de esos republicanos que estuvieron tan desesperados por echar a Lott no tienen ninguna objeción a su trabajo legislativo”, escribió William Raspberry en una nota publicada ayer por The Washington Post. Esa no es una perspectiva que la Casa Blanca quisiera animar, con miras a las elecciones presidenciales de noviembre del 2004. En los últimos días, los estrategas republicanos fueron citados por haber dicho que el partido ha “maximizado” el apoyo tradicional de los votantes blancos y que necesita ampliar su base electoral.
Frist llega como el símbolo de esa búsqueda y la manera en que ayer llegó a su nuevo puesto no apaciguará las acusaciones de que es un instrumento de la Casa Blanca. Además, puede que sea incapaz de rechazar las acusaciones de que el Partido Republicano aloja a políticos racistas. Los demócratas han empezado a cuestionar que Frist pertenezca a un country para blancos de Tennessee y a su registro de votos en temas de derechos civiles, que casi se asemeja al de Lott. Frist, que apenas empieza su segundo período en el Senado, es relativamente novato para este puesto pivote, particularmente cuando la pugna entre republicanos y demócratas es tan pareja. Fuentes del partido dijeron que esperan que Frist confíe en republicanos veteranos para las batallas de cada día en el Senado. Y que concentre sus energías en proyectar una faceta republicana más aceptable para los blancos moderados que, al igual que las minorías, se disgustaron con los comentarios de Lott.
De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Milagros Belgrano.