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Una filtración complicó al gobierno francés. Según un documento divulgado ayer, París ordenó el mes pasado medidas drásticas contra los inmigrantes gitanos, a pesar de haber dado garantías de que no lo haría. Según la directiva, se fijó como prioridad la expulsión de los gitanos o romaníes.

La circular enviada a altos funcionarios del país generó “vergüenza” en los políticos opositores y signos de ruptura al interior del gobierno de Nicolas Sarkozy. Estigmatizar a un grupo étnico es contrario a las leyes francesas y europeas. Los socialistas dijeron que la circular filtrada desde el Ministerio del Interior era ilegal e iniciaron un procedimiento para anularla.

Evidentemente avergonzado, el ministro de Inmigración, Eric Besson, declaró a una emisora radial que no sabía nada acerca del documento. Besson remarcó que él había actuado en base a otra directiva que no ponía el foco sobre los gitanos. Desde fines de julio, cerca de 100 campamentos fueron desmantelados por la policía o la gendarmería y alrededor de mil inmigrantes gitanos fueron deportados a Rumania o Bulgaria. Las expulsiones se produjeron después de que el presidente Sarkozy dijera en un discurso que la conducta de algunos gitanos representaba una amenaza a la seguridad francesa.

En los últimos días, Besson les había asegurado a las Naciones Unidas, a la Unión Europea, al gobierno rumano y al Vaticano que no había una campaña contra los gitanos en tanto grupo étnico. Pero ahora apareció una circular emitida por un funcionario de Migraciones que definía como un objetivo prioritario el desalojo de los campamentos de romaníes. El memorándum estaba firmado por Michel Bart, el jefe de Gabinete del ministro del Interior, Brice Hortefeux. La comunicación ordenaba a las fuerzas de seguridad desmantelar 300 campamentos ilegales en un plazo de tres meses, dándole prioridad a los asentamientos de gitanos. A lo largo de la circular no se diferenciaba entre los romaníes que habían generado quejas por su comportamiento y los que no.

A Besson, un hombre de izquierda reclutado por Sarkozy, se lo vio incómodo por la difusión de la circular. El titular de la cartera de Inmigración negó haber aprobado ese documento y agregó que no tenía idea de su existencia.

Políticos de centroderecha, cercanos al mandatario francés, minimizaron la controversia y se preguntaron por qué la remoción de los campamentos ilegales podría ser contraria a la ley. El ministro Hortefeux ha estado repitiendo que las medidas eran algo nuevo e impresionante, en un intento por ganar a la derecha. Mientras que Besson les ha estado diciendo a los críticos en Bruselas y en la Santa Sede que nada nuevo está sucediendo.

Mientras tanto, la alta comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos criticó ayer a París. Según Navi Pillay, las medidas adoptadas desde el Palacio del Elíseo sólo sirven para acrecentar la estigmatización de los gitanos y la extrema pobreza en la que viven.

De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.