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Desde Ankara

Al menos diez personas murieron en una explosión en Turquía cuando un minibús que transportaba civiles fue alcanzado de lleno a su paso por una mina colocada en uno de los caminos adyacentes al municipio de Geçitil, en la provincia kurda de Hakkari. .”Las autoridades aseguran que el dispositivo ha sido colocado el jueves por la guerrilla separatista kurda PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán, por sus siglas en kurdo). La cifra podría incrementarse, ya que según informa CNN Türk habría cuatro heridos de gravedad, entre ellos un niño.

Según informa la agencia cercana al movimiento nacionalista kurdo Firat, fuentes procedentes de la Confederación Democrática Kurda (KCK), brazo político de la guerrilla, el PKK ha condenado el ataque y negado su autoría, asegurando que se trata una vez más de acciones de contrainsurgencia de los cuerpos de elite turcos. En declaraciones anteriores, un periodista anónimo de la revista Newsweek Türkiye dijo que los cuerpos especiales de la gendarmería “suelen realizar contraataques al margen de la legalidad”.

Asimismo, oficiales anónimos del ejército turco en Dyarbakir han señalado en reiteradas ocasiones que existen grupos paramilitares compuestos en ocasiones por miembros de las fuerzas armadas, que llevan a la práctica toda clase de operaciones para desestabilizar y desprestigiar a la guerrilla”. La PKK le advirtió al Ejecutivo: “Este ataque es un ataque a todos los kurdos”. Sin embargo, fuentes citadas por el diario Hürriyet señalan que en esta zona es común encontrar trampas explosivas y minas que en la mayoría de las ocasiones son colocadas por los miembros de la guerrilla separatista.

El líder del partido kurdo nacionalista Baris ve Demokrasi Partisi (BDP), Selahttin Dermitas, ha condenado el ataque y ha reiterado que, según él, “el ataque no ha sido obra del PKK sino del aparato militar del Estado”. En los últimos meses ha habido varios ataques de la guerrilla kurda, el más grave fue el atentado contra un autobús militar que transportaba civiles en los suburbios de Estambul, en junio pasado, y que les costó la vida a 17 civiles.

El atentado de esta semana coincide con la situación de máxima volatilidad política tras el boicot kurdo al referéndum constitucional del 12 de septiembre, el reciente funeral de nueve guerrilleros abatidos en la frontera con Irak, y la cercanía del fin del alto el fuego fijado para el 20 de septiembre por parte de la guerrilla kurda.