Miércoles, 24 de noviembre de 2010 | Hoy
EL MUNDO › DOS SOLDADOS MUERTOS EN LA PEOR CRISIS DESDE LA GUERRA CIVIL, HACE MáS DE MEDIO SIGLO
La lucha comenzó cuando Corea del Norte conminó a Corea del Sur a detener ejercicios militares que realiza en el área de la disputada frontera marítima occidental. Cuando Seúl se negó, empezaron a caer misiles en la isla.
Corea del Norte disparó ayer decenas de proyectiles de artillería contra una isla de Corea del Sur cercana a su disputada frontera marítima, en un ataque que causó la muerte de dos soldados, incendios de casas, huida de civiles y provocó bombardeos de represalia surcoreanos. El enfrentamiento, que puso al ejército surcoreano en “alerta máxima”, constituyó uno de los choques más graves desde el fin de la Guerra de Corea, hace más de medio siglo, y uno de los pocos desde entonces que pusieron en riesgo la vida de civiles, aunque sólo se informó de muertos y heridos entre el personal militar.
La lucha comenzó cuando Corea del Norte conminó a Corea del Sur a detener ejercicios militares que realiza en el área de la disputada frontera marítima occidental. Cuando las fuerzas de Corea del Sur se negaron y comenzaron a disparar proyectiles hacia las aguas en disputa, lejos de las costas norcoreanas, el norteño país comunista bombardeó con artillería la isla de Yeonpyeong, en el mar Amarillo, donde hay bases militares y población civil. Dos marineros surcoreanos murieron y otros 16 resultaron heridos, tres de ellos de gravedad, dijo el Estado Mayor Conjunto surcoreano.
“Estaba en mi casa cuando fui sorprendido por el sonido de explosiones de bombas –dijo un isleño de 35 años identificado sólo como Kim–. Cuando salí de la casa vi que todo el pueblo estaba en medio de un mar de fuego”, añadió. La isla atacada quedó rodeada de humo. Muchos habitantes huyeron en botes de pescadores y otros civiles se protegieron en unos 20 refugios, mientras los proyectiles continuaban cayendo esporádicamente.
Corea del Sur dijo que respondió el fuego y envió aviones a la zona y agregó que el ataque “inhumano” contra áreas civiles viola el armisticio que puso fin a la Guerra de Corea (1950-1953). Ambas naciones permanecen técnicamente en guerra porque nunca firmaron un tratado de paz. El ejército surcoreano respondió a los disparos, apuntando a una posición en la costa norcoreana, mientras aviones militares se dirigieron hacia la isla de Yeonpyeong, a unos 12 kilómetros de Corea del Norte y a 120 de la costa surcoreana. En la isla se encuentran destacados unos 1000 soldados de Corea del Sur y viven unos 2000 civiles.
Según Lee, Corea del Sur disparó hasta en 80 ocasiones y se encuentra ahora en el mayor nivel de alerta posible en tiempos de paz. Lee no dijo si los proyectiles surcoreanos alcanzaron territorio del Norte.
Funcionarios surcoreanos estimaron que los bombardeos podrían haber causado un importante número de víctimas en Corea del Norte, que no informó sobre las consecuencias del ataque. El intercambio de disparos duró aproximadamente una hora.
La comandancia militar suprema de Corea del Norte amenazó con continuar con sus “despiadados ataques de represalia” si su vecino viola la frontera marítima “incluso por 0,001 milímetro”, según un comunicado difundido por la agencia de noticias oficial KCNA y reproducido por medios surcoreanos en Seúl. El parte acusó al “gobierno títere” surcoreano de haber de-satado el choque con su “provocación militar insensata de disparar decenas de proyectiles a las aguas territoriales” del Norte.
La agresión llegó en medio de elevadas tensiones regionales luego de que Corea del Norte afirmara este fin de semana que posee una nueva planta de enriquecimiento de uranio y apenas seis semanas después de que el líder norcoreano, Kim Jong Il, presentara a su hijo menor, Kim Jong Un, como su favorito para sucederlo.
Estados Unidos, que tiene 28.500 soldados en Corea del Sur, condenó el ataque norcoreano, urgió al país comunista a detener su “acción beligerante” y le advirtió que está listo para defender a su aliado surcoreano, según un comunicado emitido por el vocero de la Casa Blanca, Robert Gibbs.
China, la única potencia aliada de Corea del Norte y su principal benefactor económico y político, llama a la calma y pide a las partes “hacer más para contribuir a la paz y estabilidad en la península”, según dijo un vocero de la Cancillería china.
El presidente surcoreano, Lee Myung Back, convocó a una reunión de emergencia tras el ataque y luego del encuentro amenazó al Norte con una “enorme represalia” en caso de nuevo ataque. El mandatario dijo que “nunca puede tolerarse un ataque indiscriminado contra civiles”.
Más temprano, Lee había ordenado al ejército “responder severamente” a Corea del Norte, pero también pidió a los oficiales tomar medidas para evitar una escalada de la situación, informó la oficina presidencial.
En marzo, un buque de guerra surcoreano se hundió en el mar Amarillo y murieron 46 soldados. Seúl acusa a su vecino comunista del Norte de haber atacado al barco, pero Pyongyang lo niega.
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