Un atentado suicida y un ataque del Ejército provocaron la muerte a más de 80 personas en Pakistán. Una mujer se inmoló frente a un centro de distribución de alimentos de las Naciones Unidas y mató a 43 personas. Las fuerzas militares del país fusilaron a otras 40, a quienes consideraron insurgentes, en un ataque perpetrado en la frontera con Afganistán. Estados Unidos condenó el atentado, pero no emitió palabra alguna sobre el ataque oficial. “Matar civiles inocentes ante un punto de distribución del Programa Mundial de Alimentos es una afrenta al pueblo de Paquistán, y a toda la humanidad”, sentenció el presidente estadounidense, Barack Obama.

El atentado dejó, además de las víctimas fatales, un centenar de heridos de los cuales una decena se encuentra en estado gravísimo. Por eso, las autoridades no clausuraron la lista de muertos. La mayor parte de los afectados pertenecía a la tribu de los Salarzai, que apoya la acción del ejército pakistaní y creó una milicia para luchar contra los insurgentes en Bajaur, un distrito del noroeste del país que limita con Afganistán. El jefe comunal, Zakir Husain, confirmó que fue una mujer la persona suicida que se inmoló frente a un centro de distribución del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU en Khar, la principal ciudad de Bajaur.

El territorio se convirtió en el cuartel general de grupos de militantes islamistas locales y afganos que huyeron del país vecino tras la invasión liderada por Estados Unidos que derrocó al régimen talibán a finales de 2001; además es uno de los principales santuarios de sus aliados de Al Qaida. Desde entonces, se adjudicaron la mayoría de los ataques que sucedieron en localidades de los alrededores. Uno de los colectivos más poderosos es el Movimiento de los Talibanes de Paquistán, que estableció sus bases allí. A mediados de 2007 decretó la guerra santa contra Islamabad por su apoyo a la guerra contra el terrorismo de Washington. El TTP y sus aliados son los principales responsables de más de 420 atentados que ha provocado cuatro mil muertos en todo el país en los últimos tres años.

Según la versión del administrador, una mujer de alrededor de 23 años, vestida con una burka, se resistió a ser registrada y arrojó una granada contra los guardias de seguridad en el puesto de control antes de accionar su bomba. “Esperaba en una fila antes de pasar por un punto de control, cuando escuché explotar una granada. Aterrorizada, la gente se puso a correr y después hubo una gran explosión”, explicó un testigo, Mushtaq Khan, desde el hospital. En el momento de producirse el ataque había unas 300 personas en ese lugar, dijo Imtiaz Khan, un funcionario del gobierno local. Se trata del tercer atentado suicida perpetrado por una mujer en Pakistán.

En tanto, un vocero del TTP se adjudicó la inmolación: “Hemos cometido el atentado suicida en Khar porque esa gente ha creado una milicia para luchar contra nosotros”, declaró Azam Tariq, refiriéndose a los Salarzai. La administración local impuso un toque de queda hasta nueva orden y las fuerzas de seguridad patrullan las calles.

Desde Hawaii, donde festejó la Navidad junto a su familia, el presidente estadounidense, Barack Obama, repudió el atentado. “Condeno firmemente el escandaloso ataque terrorista. Estados Unidos apoya al pueblo de Pakistán en este difícil momento, y apoyará fuertemente los intentos de Pakistán por buscar más paz, seguridad y justicia para su pueblo”, afirmó y añadió: “Matar civiles inocentes es una afrenta al pueblo de Paquistán, y a toda la humanidad”. Bajaur es uno de los siete distritos en la zona tribal, que Washington considera como el cuartel general de Al Qaida y el lugar más peligroso del mundo. Por su parte, el secretario de Estado británico para el sur de Asia, Alistair Burt, también se manifestó al respecto: “Se trata de un espantoso ataque contra inocentes refugiados”, consideró.

Sin embargo, la congoja del jefe de Estado norteamericano no alcanzó para lamentarse por las víctimas que dejó una maniobra militar oficial el mismo día del atentado, en una zona cercana. En el distrito de Mohmand, también en la zona fronteriza, las fuerzas de seguridad públicas atacaron posiciones de presuntos islamistas. “Desde ayer (el viernes) las fuerzas de seguridad paquistaníes, con el apoyo de helicópteros de combate, han realizado acciones contra escondites insurgentes y mataron a 40 de ellos”, confirmó Amjad Ali Khan, alto responsable de Mohmand. Esas cuatro decenas engordan la lista de rebeldes muertos en manos del Ejército paquistaní, que en los dos últimos días ascendió a 64 según cifras oficiales. El ejército ratificó que llevó adelante la operación a modo de represalia por otro ataque cometido por supuestos insurgentes el viernes, en el que fallecieron 11 miembros de la fuerza. Ese día, un grupo de 150 islamitas perpetraron ataques en forma coordinada contra cinco puestos de control oficiales. El tiroteo desencadenó un combate en el que murieron 11 soldados y 24 rebeldes.