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Ante los acontecimientos en Egipto, intelectuales árabes señalan por estas horas la hipocresía de Occidente así como su mirada estigmatizadora y equívoca sobre el mundo árabe. En la sobresimplificación de las revueltas, por ejemplo, cuando los medios dicen que fueron dirigidas por Face-

book no tienen en cuenta causas socio-económicas de este fenómeno como la pobreza, la represión y la falta de libertades.

El columnista y editor Aijaz Zaka Syed dijo al diario Arab News: “Lo que me fascina es la reacción del autodefinido campeón de la democracia, Estados Unidos, y sus aliados. La hipocresía que separa las palabras de Occidente de sus acciones es casi obscena. Tony Blair, quien tuvo la visión y el coraje de acompañar al cowboy ‘W’ para acabar con ‘la tiranía y promover la democracia’ en el mundo musulmán, ahora dice que la ‘estabilidad’ de Medio Oriente es muy importante. En el segundo día de protesta en El Cairo, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró: ‘Estimamos que la situación es estable’”.

Recuérdese que con los días, y ante la fuerza y persistencia de las manifestaciones, la jefa de la diplomacia de Obama se vio forzada a pedir, a destiempo, una “transición ordenada” para Egipto.

Las cargas ideológicas fuertes que están escondidas en el sentido común justifican un tipo de discurso dominante. Rami G. Khouri, director del Issam Fares Institute of Public Policy de la Universidad americana de Beirut, señaló al periódico The Jordan Times: “Es llamativo y hasta fascinante que la mayoría de los medios de Occidente focalicen en que Facebook condujo estas protestas y que los Hermanos Musulmanes van a formar parte de un nuevo gobierno de Egipto. Por el contrario. Lo que está sucediendo es el tercer acontecimiento más importante en el mundo árabe desde el siglo pasado, y perder ese punto de vista es caer en el romanticismo y racismo de Occidente que tanto dolor nos ha causado durante estos años”.

Según Khouri, los otros dos hechos fundamentales son: “La creación, alrededor de 1920, del sistema de estado árabe moderno poscolonial. El segundo, el período entre 1970-80, cuando ese sistema creado por Europa se transformó en una colección de Estados policiales que trató a sus ciudadanos como siervos sin derechos y descansó en el apoyo extranjero para mantener el orden árabe por décadas y más”.

En el mismo sentido, Aijaz Zaka Syed criticó la mirada desdibujada que tienen los medios occidentales ante este levantamiento popular y su efecto en el conflicto entre israelíes y palestinos, toda vez que Egipto es un aliado de Tel Aviv. “Comentador tras comentador se obsesionan con el rumbo del proceso de paz en Medio Oriente. ¿Qué proceso de paz? ¿Dónde está la paz? Israel se agita y pide a sus aliados que por el interés de Occidente mantengan al régimen de Mubarak para ‘preservar’ la estabilidad en la región.”

Desde Israel, el reconocido escritor y periodista Yitzhak Laor cuestionó la cobertura de la noticia de los medios israelíes según publicó el diario Haaretz: “Desde el siglo XVIII, la revolución ha sacudido el mundo como una experiencia universal de soberanía de los pueblos, del este al oeste, del norte al sur. Pero ante la revolución de los egipcios vemos una suerte de naturaleza miserable aquí en Israel en los comentarios en televisión. Ejemplo: ‘Si hubieran suprimido las manifestaciones desde un principio, todo habría sido diferente’”.

Se trata también del modo en que se construye la figura del Otro que a ese Otro le resulta falsa y peyorativa. Como señaló el escritor Laor: “Una y otra vez, conductores y analistas buscaron las marcas islamistas en las protestas, otros se entusiasmaron al ver signos que nos recuerdan a ‘nosotros’: Facebook, gente joven que habla inglés, y por supuesto, mujeres que usan jeans. Durante años, nuestros expertos en Oriente vieron un peligro en el nacionalismo (secular) árabe. En el fondo, cuestionamos el derecho del otro a la propia determinación.”

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