Miércoles, 9 de marzo de 2011 | Hoy
EL MUNDO › USO TANQUES Y AVIONES PARA BOMBARDEAR CIUDADES BAJO CONTROL REBELDE
Las fuerzas leales al régimen atacaron por todos los frentes Zawiya, a 50 kilómetros de Trípoli. Una parte de la oposición dijo que le daba 72 horas al dictador para que abandone el poder. Fuentes del gobierno negaron que hubiera una negociación.
Por Catrina Stewart y
Nigel Morris *
Desde Benghazi
Se intensificó ayer la contraofensiva de las tropas leales al coronel Muammar Khadafi contra las fuerzas de la oposición en un nivel de brutalidad nunca visto antes en el conflicto. Los militares pro-Khadafi usaron tanques y aviones para bombardear Zawiya, la ciudad controlada por los rebeldes y que está a unos 50 kilómetros de Trípoli. Las fuerzas gubernamentales afirman que ésta es la batalla final. No estaba claro si Zawiya cayó en manos del gobierno, pero hay testigos que denuncian que el centro de la ciudad resultó arrasado por la embestida. Mientras tanto, la oposición le dio un ultimátum a Khadafi para que abandone el poder en menos de 72 horas. Si así lo hace, no será procesado en Libia por los delitos por los que se lo acusa, dijeron. Desde el régimen negaron que Khadafi esté negociando su salida.
“Todavía siguen los combates. Las fuerzas de Khadafi están usando tanques. Hay ataques aéreos esporádicos”, contó aterrorizado un residente. “Acá, la situación es pésima. Muchos edificios fueron destruidos, incluidas algunas mezquitas. Entre 40 y 50 tanques están bombardeando pero todavía no pueden llegar hasta el centro, que sigue bajo control de los revolucionarios”, agregó. La nueva lucha por Zawiya se está dando cuando parece que los desertores de las fuerzas regulares de Libia están finalmente reemplazando a los entusiastas pero inexpertos combatientes rebeldes que han estado librando batallas por días contra las bien armadas tropas del este de Libia.
En un control en Brega, un poco al este de la línea de combate, se podían ver soldados entrenados, vestidos elegantemente con ropa de fajina. Esa zona estaba antes controlada por rebeldes que disparaban a la menor provocación y que también portaban un arma por primera vez.
Cuatro batallones integrados por varios miles de soldados avanzaron hacia la segunda ciudad libia, Benghazi, en los últimos dos días, informó Jelel Suleiman, un marino. “El ejército está a cargo”, remarcó, algo que fue confirmado por varios soldados. “El ejército está en el frente, los voluntarios están en la retaguardia”, explicó. Las fuerzas contrarias al régimen esperan que la movilización de los ex soldados les resulte un punto de inflexión. Los rebeldes siguen luchando para mantener sus conquistas en el Este, que hasta anoche seguía bajo control opositor, así como el puerto de Ras Lanuf, donde se asienta la mayor refinería de petróleo del país. Mientras en territorio libio sigue el combate, los gobiernos británico y francés continuaban pidiendo una zona de exclusión aérea que podría impedir que el coronel Khadafi lanzara aviones de combate contra los civiles, en un intento de aniquilar a quienes se oponen a su poder, que se extendió durante 42 años (ver aparte).
La batalla por Zawiya fue parte de un enorme contraataque contra el movimiento de resistencia, que hace dos semanas logró con un levantamiento popular liberar el este del país, pero que costó cientos de vidas. En los últimos días, Khadafi envió artillería pesada, tanques y aviones de guerra para combatir a voluntarios que no contaban con experiencia y tampoco con el armamento necesario. Desde el opositor Consejo Nacional libio denunciaron que los muertos en el feroz ataque a Zawiya podían contarse por docenas, según publicó el diario The New York Times. “Algunos cuerpos ni siquiera pudieron retirarse de las calles para ser enterrados”, afirmó el líder opositor Abdul Hafiz Ghoga.
Inicialmente los rebeldes cantaron victoria y siguieron avanzando, animados por sus pequeños grandes espíritus. En claro contraste, se dice que la moral de las fuerzas leales es baja. Se cree que sus comandantes ejecutaron a unos 20 oficiales que se rehusaron a combatir con los rebeldes en Sirte, el bastión y lugar natal de Khadafi. Pero la moral de los rebeldes cayó en picada cuando sufrieron a una fuerte derrota en Bin Jawad, una ciudad cercana a Sirte. Como nunca antes, los comandantes opositores están empezando a reconocer que a sus subordinados les falta un liderazgo claro y una estrategia.
El general Ahmed el Ghatrani, un soldado que desertó y que ahora combate para la oposición, dijo que sus soldados se estaban preparando para sumarse a la batalla. “Es tiempo de empezar a trabajar”, agregó. “Las fuerzas armadas avanzarán hasta liderar la batalla desde Bin Jawad hasta Sirte. A partir de allí, seguirán los jóvenes”, terminó. Después de la revuelta del mes pasado, parte de las tropas de Khadafi en el este depuso las armas y volvió a casa. La otra fracción se sumó a los voluntarios para luchar.
El líder libio mostró pocos signos de debilitamiento, a pesar de que los medios árabes difundieron que estaría dispuesto a renunciar siempre y cuando se le dieran ciertas garantías. Desde el gobierno, salieron a negar el trascendido. Un funcionario de la cancillería libia dijo que la supuesta propuesta de dimisión por parte de Khadafi era un “sinsentido”. Los líderes de la oposición, que están asentados en Benghazi, no fueron claros al confirmar o negar haber mantenido conversaciones con personeros del régimen. “En realidad, no existe esa propuesta”, dijo Abdel Hafiz Ghoga, número dos en la oposición. “No hubo un enlace oficial por esta iniciativa. En este momento, no hay ninguna alternativa posible con este régimen”, coincidió con las fuentes gubernamentales.
Pero desde la misma oposición apareció un rato después una versión un poco más confusa. El ex ministro de Justicia Mustafá Abdel Jalil, que lidera el opositor Consejo Nacional, dijo que Khadafi debería renunciar en las próximas 72 horas para que los rebeldes no lo lleven ante la Justicia. Otros en la coalición disidente replicaron que Khadafi debe responder por sus crímenes.
En una entrevista con la cadena Al Jazeera, Jalil declaró: “Basándonos en nuestro amor por nuestro país, les propusimos a los negociadores indirectos de Khadafi llegar a un acuerdo”. Según afirmó el ex funcionario del hombre que se sigue proclamando el “guía de la revolución libia”, los opositores estarían esperando la respuesta de los enviados del gobierno a las condiciones del Consejo Nacional con base en Benghazi. “Le exigimos que deje de combatir, que deje el poder en 72 horas y así nosotros podríamos renunciar a nuestro derecho a procesarlo en el país por los delitos de opresión, persecución, hambre y masacres”, ahondó.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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