EL MUNDO › ALEMANIA, FRANCIA Y BELGICA QUEDARON ENFRENTADAS A WASHINGTON
La guerra a Irak que fisuró a la OTAN
En la crisis más grave que enfrenta la OTAN desde su fundación, Alemania, Francia y Bélgica bloquearon la entrega de armas para cubrir la frontera de Turquía con Irak. Francia subió la apuesta lanzando con Alemania y Rusia un plan para fortalecer la presencia de la ONU en Irak. Y EE.UU., que recibió la noticia con furia, iniciaráel retiro de sus basesde Alemania.
Por Ian Black
Desde Bruselas
La OTAN enfrentaba anoche amargas divisiones y una de sus peores crisis luego de que Francia, Alemania y Bélgica mantuvieran un firme veto contra planes para defender a Turquía en caso de que sea atacada por Irak. Los tres países se rehusaron a ceder pese a advertencias de Estados Unidos, Gran Bretaña y otros aliados europeos de que la credibilidad de la Alianza Atlántica en su conjunto estaba en juego. “No estoy buscando minimizar la seriedad del asunto”, admitió en Bruselas un sombrío George Robertson, secretario general de la OTAN, después de que el gobierno de Ankara llamara formalmente a consultas ante su preocupación por Saddam Hussein. “Todavía no estamos en la etapa donde podemos llegar a un consenso –dijo Lord Robertson, luego de que una segunda reunión fracasara en desbloquear la situación–. Este es un tema de enormes consecuencias para esta alianza.” Hoy se hará un nuevo intento de romper el estancamiento.
Nicholas Burns, el embajador de EE.UU., declaró: “Por sus acciones, la OTAN enfrenta ahora una crisis de credibilidad. Todos los aliados deben enfrentar nuestras responsabilidades porque ése es el tejido central de la Alianza”. En un día de furiosas recriminaciones e intensas sesiones de información, diplomáticos señalaron al presidente francés Jacques Chirac como el responsable de bloquear una decisión para autorizar a la OTAN a enviar aviones de reconocimiento AWACS y misiles Patriot para proteger a Turquía. Funcionarios de la Alianza insisten en que éstas son “prudentes medidas defensivas”, requeridas por compromisos en tratados, y que no prejuzgan sobre la cuestión de si la guerra contra Saddam es inevitable o no. Pero los tres parecen determinados a demorar cualquier transacción al menos hasta el viernes, cuando Hans Blix, jefe de inspectores de armas de la ONU, debe reportarse al Consejo de Seguridad. Las decisiones de la OTAN requieren el asentimiento de la totalidad de sus 19 aliados.
“Quieren negarle a la OTAN cualquier decisión que no esté en armonía con sus objetivos en la ONU”, se quejó un alto diplomático. Washington cree que Francia y Alemania están buscando debilitar el apoyo a la acción militar por medio de llamar a una intensificación de las inspecciones de armas. Un alto funcionario francés dijo que no quería enviar “la señal equivocada en el momento equivocado” al respaldar planes de contingencia, pero insistió que pese a desacuerdos sobre los tiempos, París también quiere asegurar que Irak se desarme. Alemania es contemplada como menos militante que Francia, pero se dice que el canciller Gerhard Schroeder bloqueó movidas de su ministro de Defensa, Peter Struck, para converger con la decisión de la OTAN. Louis Michel, canciller de Bélgica, dijo que autorizar los planes de contingencia en este momento implicaría la aceptación de una “lógica de guerra”. Y agregó: “Hay que decir que ahora las chances de resolver el conflicto pacíficamente están tomando vuelo”.
Al fin de un día tormentoso, los veteranos estaban comparando la fractura de 16 a 3 con crisis previas en la historia de la OTAN. La primera, en 1966. ocurrió cuando el presidente Charles de Gaulle sacó a Francia de los cuerpos militares de la Alianza y la sede central de la OTAN fue trasladada de París a Bruselas. Otros diplomáticos dijeron que las tensiones en torno de Irak les recordaban de los enfrentamientos por el despliegue de misiles Cruise y Pershing en la Europa de Guerra Fría de los años 80 y de las tensiones transatlánticas por Bosnia una década después.
Las discusiones sobre la defensa de Turquía habían estado bullendo a fuego lento por un mes, pero saltaron al primer plano después de que Lord Robertson anunciara la semana pasada que la decisión sería efectivizada a menos que fueran realizadas objeciones de manera formal. El choque abierto llegó en lo que un participante describió como una reunión “cargada de emoción” de los 19 embajadores, en que los tres rebeldes fueron acusados de dañar a la Alianza. El embajador francés Benoit D’Aboville fue descritomordazmente como el autor de una presentación “altamente matizada” y “délfica” que no clarificaba las verdaderas intenciones de su país. “La gente no se está embarcando en diatribas personales pero hubo argumentos tajantes y un lenguaje muy llano comparado con lo que la OTAN está acostumbrada”, dijo un embajador.
Pero las acusaciones más furiosas no estuvieron dirigidas a los diplomáticos, sino al presidente francés y el canciller alemán. “El hecho es que dos personas han decidido que esta decisión no pase –dijo una fuente importante–. El bloqueo en dos países ocurre al más alto nivel.”
Los embajadores escucharon luego un informe sobre las amenazas de Turquía por parte del jefe del Comité Militar de la OTAN, el general Harald Kujat, pero eso no produjo ningún cambio. “La amenaza es muy real –dijo Lord Robertson–. Fue un informe para tomárselo en serio.” Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa norteamericano, dijo a diarios europeos ayer que la maniobra de bloqueo era “una desgracia”. Y advirtió que los países responsables “serán juzgados por sus propios pueblos y por los otros miembros de la Alianza”. También afirmó que su país ayudaría unilateralmente a Turquía si era necesario. Y el presidente George W. Bush afirmó que el veto franco-alemán “afecta negativamente” a la OTAN y dijo que la posición de París es “miope”.
La pelea aparece en un mal momento para la OTAN, después de pasar un año reinventándose a sí misma para enfrentar los desafíos del mundo posterior a la Guerra Fría y al 11 de septiembre. Es algo irónico, también, dadas las quejas de que Washington excluyó a la OTAN de la guerra de Afganistán. Ahora, temen sus funcionarios, es sólo cuestión de tiempo hasta que Estados Unidos pierda la paciencia y empiece a ignorarla por completo.