Viernes, 29 de abril de 2011 | Hoy
EL MUNDO › SEGUN TESTIGOS, HABRIA SIDO UN ATACANTE SUICIDA EL QUE SE DETONO EN UN POPULAR CAFE
Una bomba estalló en uno de los lugares más concurridos por los turistas en Marruecos ayer, matando a 15 personas e hiriendo a otras 20, en un atentado que tenía el sello de los militantes islamistas.
Por Terri Judd *
Una bomba estalló en uno de los lugares más concurridos por los turistas en Marruecos ayer, matando a 15 personas e hiriendo a otras 20 en un ataque que tenía el sello de los militantes islamistas. La famosa plaza Djemma el-Fna de Marruecos, Patrimonio de la Unesco conocido por sus encantadores de serpientes y de tragafuegos, estaba lleno de gente al mediodía cuando la explosión detonó en el popular café Argana. El ataque más mortífero del país en casi de una década parecía ser el trabajo de un terrorista suicida después de que los testigos informaran haber visto a un hombre llevando un bolso al café poco antes de la explosión.
Los testigos dijeron que había destruido el segundo piso, arrancando el techo de la terraza de arriba y devastando la fachada. El pánico siguió mientras la gente corría a apagar el fuego y a arrastrar a los heridos y los cuerpos de entre los escombros. “Un individuo entró al café. Pidió un jugo de naranja y pocos minutos después se hizo estallar”, declaró ese testigo presente en el café Argana.
“Salí y vi humo y llegué al café y vi cómo se caía la mampostería”, le dijo Hugo Somersham-Jones, un dueño de hotel a la BBC. “Vimos un número de brazos y personas, muertos que eran levantados por los mozos y sin duda miembros del público también. De manera que era una escena bastante caótica. Mi gerente vio a una señora que había perdido un brazo. En el suelo rodeando el café afuera en la calle –quizás a 50 o 75 metros– había huellas de sangre.”
El Ministerio del Interior dijo que había gente de varias nacionalidades entre los turistas y los empleados que podían estar muertos, pero no quiso explicar más. La televisión estatal dijo que diez de los muertos eran extranjeros, incluyendo a seis franceses y otros cuatro cuya nacionalidad no era certera.
Inicialmente las autoridades sospecharon de un accidente –un fuego entre los tubos de gas en el edificio–, pero rápidamente cambió la evaluación. “Los análisis de las primeras evidencias recogidas en el lugar de la explosión confirman la teoría de un ataque”, dijo el ministro de Interior en una declaración hecha a la agencia oficial de noticias MAP. El rey de Marruecos, Mohammed VI, ordenó una investigación rápida y transparente sobre el atentado, anunció un comunicado del gabinete real.
La explosión registrada en Marraquech es un “acto terrorista”, declaró el ministro de Comunicación marroquí, Jalid Naciri. “Se trata de un acto terrorista, un acto criminal deliberado”, afirmó. “Marruecos está confrontado a las mismas amenazas que en mayo de 2003 y les hará frente con diligencia y voluntad”, agregó.
Un vocero de gobierno, Khalid Naciri, dijo que era demasiado pronto para decir quién estaba detrás del ataque, aunque Marruecos había sido el blanco de varios complots por la rama norafricana de Al Qaida así como de grupos militantes locales. El país había estado bastante tranquilo desde que una serie de ataques terroristas con bombas mataron a 45 personas en Casablanca en 2003, pero ha habido esporádicos intentos de detonar explosiones por parte de terroristas suicidas. Un Grupo Combatiente Marroquí Islámico estaba vinculado con las atrocidades de Casablanca, así como con las bombas de Madrid un año después. Las autoridades afirmaron repetidamente que desmantelaron las células relacionadas con Al Qaida, que tiene afiliados que regularmente cometen ataques en la vecina Argelia.
El gran café Argana es popular entre los extranjeros que quieren un excelente lugar para observar la famosa plaza mientras toman té o un helado, ya que no se expenden bebidas alcohólicas. Un empresario dijo: “No se puede encontrar un blanco más emblemático que la plaza Djemma el-Fna. Con este ataque, el turismo decaerá durante un tiempo”.
“Hubo un gran ruido y subió mucho humo. Caían los escombros del cielo. Cientos de personas corrían en pánico, algunos hacia el café, algunos lejos de la plaza. Todo el frente del café está destrozado”, dijo Andy Birnie, un británico que estaba de luna de miel.
En medio de una ola de levantamientos en la región, hubo dos meses de protestas pacíficas en Marruecos reclamando que el rey Mohammed VI cediera algo de sus poderes e hiciera cambios democráticos, especialmente desde el 20 de febrero después de un discurso en el que prometió reformas.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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