EL MUNDO › CUANDO LLEGO LA POLICIA, BREIVIK DEJO DE TIRAR Y ALZO LAS MANOS

El nazi que no quería morir

Mientras el primer ministro noruego anunciaba una comisión independiente que investigaría los ataques del viernes pasado y prometía compensación para las familias de las víctimas, la policía contó cómo se rindió el asesino.

 Por Jerome Taylor *

Desde Oslo

La policía noruega describió anoche los momentos dramáticos en que Anders Behring Breivik fue detenido por oficiales armados, mientras el primer ministro del país anunciaba una comisión independiente que investigaría los ataques del viernes pasado y prometía compensación para las familias de las víctimas. Haavard Gaasbakk, el comandante del equipo que irrumpió en la isla de Utoya, narró el momento en que la policía local, apoyada por las fuerzas especiales, aterrizó en la playa y escuchó múltiples disparos que provenían del sur de la isla.

“Los disparos venían rápidos y seguidos –dijo–. El terreno era muy difícil y era casi imposible tener una vista clara. Pero mientras corríamos llegamos a un claro y de pronto, ahí estaba, frente a nosotros, el hombre armado, con las manos sobre la cabeza.” Su testimonio, el primero de un oficial de policía en la escena, revela en qué forma estaba determinado el asesino a sobrevivir a su masacre y evitar un intercambio de fuego con la policía armada.

“Sus armas estaban a 15 metros en el suelo –dijo Gaasbakk–. Lo que sucedió a continuación fue que uno de nuestros oficiales controló al asesino y todos los demás corrieron hacia las víctimas para darles asistencia.”

Anders Snortheismoen, líder del escuadrón Delta Force que también irrumpió en la isla, dijo que Breivik se acercó a ellos con las manos en alto. La decisión de no matarlo, añadió, fue tomada por un “muy escaso margen” y que Breivik se salvó porque obedeció todas las órdenes inmediatamente.

Después de una alterada mañana en la que la terminal de ómnibus y la principal de tren fueron cerradas por una falsa alarma de bomba, el primer ministro Jens Stoltenberg pronunció ayer un desafiante discurso en el que prometió que su país no sería intimidado por los ataques gemelos y seguiría siendo una cultura abierta, aun para aquellos con opiniones controvertidas.

“Es absolutamente posible tener una sociedad global, abierta y democrática y al mismo tiempo tener las medidas de seguridad y no ser ingenuo –dijo–. Tenemos que ser muy claros para distinguir entre las opiniones extremas, que son totalmente legales y legítimas de tener. Lo que no es legítimo es tratar de implementar estas opiniones extremas por el uso de la violencia.”

En medio de crecientes preguntas sobre si Noruega, un país con uno de los menores índices de delitos violentos en el mundo, estaba adecuadamente preparada para la masiva matanza de Breivik, el primer ministro también anunció la formación de una comisión para investigar los asesinatos. Parado en el jardín de la residencia oficial, rodeado de políticos de todo el espectro político, dijo: “Es importante aclarar todos los aspectos de los ataques para aprender sobre lo que ocurrió”.

Mientras las investigaciones sobre los ataques continúan, los oficiales de seguridad están cada vez más convencidos de que el alarde de Breivik de ser parte de una organización con múltiples células en diferente países es una elaborada fantasía. En una entrevista con la BBC, Janne Kristiansen, jefa del servicio nacional de inteligencia de Noruega, dijo: “No tenemos indicios de que él haya pertenecido a un movimiento más amplio o que haya estado en conexión con otras células o de que haya otras células”.

También dijo que no ha surgido ninguna evidencia de que grupos de extrema derecha –incluyendo los del Reino Unido– hayan ofrecido asistencia práctica a Breivik para planear su masacre.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.

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Breivik desplegó su poder de fuego contra civiles desarmados, pero arrugó con la policía.
Imagen: EFE
 
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