Anoche, la puerta del Teatro San Martín fue sede de un acto que organizó una asamblea autoconvocada de artistas, intelectuales y trabajadores bajo la consigna de “encontrarse solidariamente para defender la cultura y el capital simbólico construido por todos los porteños”, de cara al ballottage del domingo.

Alrededor del escenario se multiplicaron los abrazos. Horacio Fontova, Horacio González y Ricardo Forster fueron algunos de los referentes que, en respaldo de la fórmula Filmus-Tomada, se integraron a la multitud que “hacía el aguante” a la vera de la calle Corrientes, minutos antes de que llegara –en visita sorpresa– el propio ministro. El actor Patricio Contreras se encargó de leer el comunicado oficial de la reunión, donde se señala que “una política cultural no puede circunscribirse al suministro burocrático de espectáculos, festivales y megaeventos que aparecen y desaparecen” y que es imprescindible dar con “una propuesta integral que genere equidad en el consumo”. La lista de adherentes incluyó a Peteco Carabajal, Ricardo Bartís, Andrea del Boca, Gustavo Garzón, Jorge Dubatti, Lidia Borda y Noe Jitrik, entre muchos otros.

El temario de la jornada excedió por mucho a los problemas del Teatro San Martín. Desde las cinco de la tarde una bandera de Carta Abierta y una pantalla gigante anticiparon la seguidilla de discursos que coordinó el escritor y periodista Tom Lupo. La intervención más vehemente fue la de Liliana Herrero: reclamó “un debate profundo” en torno de la memoria histórica. “¿Cómo puede ser que Macri afirme que la pobreza no es una ‘cuestión política’? –se preguntó Herrero–. Así de enorme es la necesidad de repensar nuestro vínculo con lo popular. El triunfo de Del Sel es la mano extendida de millones de personas que precisan que les llegue ese debate, para que votar en las elecciones deje de ser similar a votar en esos programas de entretenimiento en los que uno envía un SMS para develar cuál es el mejor culo de la pantalla.”

El análisis de Horacio González estuvo entre lo más aplaudido. “Quiero destacar la estatura moral e intelectual de Filmus y Tomada”, marcó de entrada el director de la Biblioteca Nacional. Ante la posibilidad de un segundo mandato macrista, el intelectual advirtió que “hay una tradición política y cultural que está en riesgo”. “No nos engañemos –redondeó–: a nivel país estamos frente a una gigantesca operación que pretende revestir de popularidad a la derecha como pocas veces se hizo en las últimas décadas.”

Antes del cierre subió al escenario Carlos Tomada, que aprovechó estar en la puerta del San Martín, “este sitio que expresa la lucha por la igualdad”, para invitar a que el próximo fin de semana los porteños opten por “una ciudad para todos; participativa, igualitaria, democrática, con hospitales y con cultura de la democracia”. El tiempo apremiaba y la alocución del candidato fue breve, aunque quedó un instante para hacer estallar varios globos amarillos que el Grupo Choripán –un equipo de creativos que se identifican con el campo popular– había preparado para la ocasión. A diferencia de los globos del PRO, éstos no estaban vacíos. Contenían objetivos de gestión y opiniones abiertamente políticas.