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En el tercer día en que los indignados intentaron retomar sin éxito la Puerta del Sol, la policía reprimió anoche afuera del Ministerio del Interior. El desalojo por la fuerza provocó varios heridos y al menos dos detenidos. La represión comenzó cuando algunos indignados se treparon a unas vallas y en ese momento la policía bajó de los carros con cascos y palos y embistió contra ellos. Luego, algunos volvieron a la zona, al grito de “asesinos”.

Durante el día, el movimiento 15-M se encontró con un férreo dispositivo policial que cercó la plaza. Los agentes habían hecho razzias en los comercios y estaciones aledañas a la Puerta del Sol. El lugar que fuera epicentro de los acampes indignados ofrecía una postal desértica. Lejos de amilanarse por la disposición del Ayuntamiento y el Ministerio del Interior, que prohibieron sucesivas manifestaciones y acampes en el lugar, unas 800 personas se desplazaron hacia la Plaza de España y la Gran Vía. Los jóvenes intentaron ingresar por las calles aledañas con consignas como “Esta es la plaza del pueblo”, “Esto es anticonstitucional” y “Menos crucifijos, más trabajo fijo”. Benedicto XVI estará en Madrid desde el 18 al 21 de agosto por la Jornada Mundial de la Juventud. “El gobierno dice que preparan todo por la visita del Papa, pero con estas medidas prohibitivas insuflan motivos al movimiento para renovar la manifestación. Mientras más nos prohíban, más nos vamos a movilizar”, dijo a Página/12 Nacho Murgui, perteneciente a una organización vecinal.

El movimiento apeló al derecho a la libre circulación basado en la Constitución española para poder acceder a la plaza. “Hay gente en una de las entradas y hay barreras policiales impidiendo la entrada. Se bloquearon todos los accesos y se junta gente en los alrededores. El miércoles se vivieron momentos de tensión, ya que hubo mucha gente que quería ejercer su derecho de pasear tranquilamente por la Puerta del Sol y no pudo. Ahora la plaza está vacía totalmente”, confirmó Murgui.

Debido al cerco policial, los indignados marcharon por las calles de la ciudad cortando la Gran Vía de Madrid, lo que generó complicaciones en el tránsito. Los indignados protagonizaron sentadas en las asambleas para debatir hacia dónde dirigirse y los pasos a seguir para hoy. Por la noche, tras el segundo intento de ingresar a la Puerta del Sol, los indignados decidieron marchar hasta el Ministerio de Interior, para manifestar su rechazo a que se les impidiera circular libremente. Allí se toparon con un fuerte despliegue de agentes antidisturbios que apalearon a la gente.

Los oficiales inclusive retiraron de la Puerta del Sol un puesto de información que habían dejado instalado desde el 12 de junio. Las vallas se movieron al son de los gritos de los indignados, ya que según el lugar de donde provenía la afluencia de manifestantes, la policía iba quitando y poniendo las barreras. En sintonía con el operativo, la medida más insólita ocurrió temprano por la tarde, cuando la policía irrumpió en comercios, bares y restaurantes para evacuar a los clientes. “La comerciante de la mercería tuvo que salir y venir hacia el cordón de policía para decir que yo era cliente, y recién así pude entrar”, afirma Paloma, cliente de la mercería de Arenal.

Informe: Juan Nicenboim.