Viernes, 26 de agosto de 2011 | Hoy
EL MUNDO › CRECE LA TENSION EN EL SINAI ENTRE ISRAELIES Y PALESTINOS
Los ataques de ayer se concentraron en el norte de la Franja de Gaza, desde donde las milicias suelen disparar sus cohetes contra Israel; también en el sur, donde se encontrarían túneles subterráneos que van a Egipto.
Las últimas incursiones militares en Gaza desnudan la fragilidad de un cese del fuego prácticamente quebrado. Al menos diez palestinos murieron y treinta resultaron heridos durante una serie de ataques aéreos comandados por las fuerzas israelíes, en una nueva espiral de violencia que rompe la tregua declarada hace cuatro días. Los ataques de ayer se concentraron en el norte de la Franja de Gaza, desde donde las milicias suelen disparar sus cohetes contra Israel; también en el sur, donde se encontrarían túneles subterráneos que comunicarían esa región con Egipto. Según informaron fuentes de los servicios de emergencia y ambulancias en Gaza, dos de los palestinos muertos, identificados como miembros de la Jihad Islámica, perdieron la vida al ser alcanzados por un cohete disparado por la aviación israelí.
Tras varios días de bombardeos y mientras ese grupo islámico (que se sumó el lunes a la tregua) es blanco de la artillería, Israel intenta mantener la tregua con Hamas, cuyas milicias controlan territorio palestino. “Si Israel cesa sus ataques, la resistencia palestina pondrá fin a los disparos de cohetes. No queremos una escalada, pero si se produce la más mínima agresión israelí responderemos”, advirtió Daud Shihab, vocero de la Jihad Islámica en Gaza, una zona caliente y en permanente ebullición.
El ejército israelí también salió a decir lo suyo y reconoció que sus aviones habían atacado una instalación donde se almacenaban armas, ubicado en el norte de la Franja de Gaza, y un túnel situado en el sur que supuestamente se utilizaba para el tráfico de armamento. El argumento esgrimido en el comunicado difundido ayer fue que esos objetivos fueron atacados en respuesta al disparo de cohetes desde Gaza contra su territorio en la noche del miércoles. Los últimos misiles fueron disparados en la noche del jueves y alcanzaron a las ciudades de Shaar Hanegev, Ashkelon y la región de Eshkol.
Mientras los israelíes que viven en esas zonas afectadas por el “fuego amigo” debieron esconderse en los refugios, los palestinos denunciaron que uno de los objetivos alcanzados ayer, en realidad, se trataba de un club deportivo de la localidad de Beit Lahiya donde murieron dos personas. Según el portavoz de los servicios de emergencias, Adham Abu Salmiya, veinte palestinos, entre niños y mujeres, sufrieron heridas. Dos milicianos de la Jihad Islámica perdieron la vida en otro ataque, mientras lanzaban cohetes contra Israel.
La espiral de violencia de las últimas horas lleva pesimismo a Gaza. También amenaza de muerte a la tregua iniciada el lunes con el anuncio de las milicias palestinas del fin de las hostilidades, proceso donde la presión de Hamas, sumado a la mediación de Egipto y la ONU, hizo lo suyo. Robert Serry, coordinador especial de ese organismo, expresó su profunda preocupación y señaló que la tregua declarada en Gaza y el sur de Israel estaban en riesgo. A su vez, condenó la pérdida de vidas civiles. En este sentido, el comunicado difundido por su oficina señaló que con el interés de preservar las vidas de la población civil y para que el alto el fuego tuviera éxito, se necesita un completo cese de los lanzamientos de cohetes desde Gaza y que Israel demuestre máxima contención.
Los ataques lanzados por ambas partes en las últimas 36 horas, después de un período de calma que duró poco más de un día, tras la declaración de la tregua, comenzó con la muerte de Ismail al Asmar, comandante de la Jihad Islámica, en la madrugada del miércoles. Israel, que respetaba las condiciones de la tregua, pero destacaba que se trataba de una decisión unilateral de las milicias, argumentó que Al Asmar estaba implicado en actividades terroristas y planificaba nuevos atentados desde la península egipcia del Sinaí. Un episodio similar ocurrió la semana pasada cerca de Eilat y arrastró esa zona a la actual escalada de tensión.
Ayer, el diario israelí Haaretz informó, utilizando fuentes militares, que Al Asmar transfirió fondos a los Comités Populares de Resistencia y a los tres islamistas egipcios que participaron en esos hechos para que perpetrasen el atentado.
“Seguiremos atacando a quienes nos atacan. Jihad Islámica, que tiene el gatillo fácil, está comenzando a pagar el precio”, declaró a la radio militar el ministro encargado de la defensa pasiva, Natan Vilnai. “Golpeamos a quien se lo merecía y seguiremos haciéndolo mientras haya terrorismo contra Israel”, advirtió el ministro. “Hamas controla la Franja de Gaza y es responsable de lo que ocurre en ese territorio”, agregó.
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