Miércoles, 28 de septiembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › JERUSALEN APROBO LA CONSTRUCCION DE MIL CIEN VIVIENDAS PARA ISRAELIES EN GILO, EN EL ESTE DE LA CIUDAD
Tanto la ONU como la legislación internacional consideran que esa localidad –a medio camino entre Jerusalén y Belén y con una fuerte presencia de comunidades religiosas judías ultraortodoxas– está en territorio ocupado.
El comité regional de planificación de Jerusalén aprobó la construcción de 1100 viviendas para israelíes en Gilo, un barrio ubicado en la zona oriental de la ciudad. La disposición abre un nuevo capítulo en la áspera relación entre israelíes y palestinos. Tanto Naciones Unidas como la legislación internacional consideran que esa localidad –a medio camino entre Jerusalén y Belén y con una fuerte presencia de comunidades religiosas judías ultraortodoxas– está emplazada en territorio ocupado. Israel impone esta medida a cuatro días de que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, señalara en la ONU que el avance de los colonos israelíes sobre el territorio palestino es uno de los puntos que deben discutirse de cara a un futuro acuerdo de paz. La tensión aumenta con este anuncio, que se dio a conocer horas después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, rechazara congelar la expansión de las colonias.
Pese al rechazo palestino, de Estados Unidos y la Unión Europea, el Ministerio del Interior de Israel anunció que había dado luz verde a la construcción de las viviendas en Gilo. Según informó el diario israelí Haaretz en su sitio web, un comunicado difundido por esa cartera señala que la construcción podría comenzar en un período de 60 días en el que particulares u organizaciones israelíes podrían oponerse al plan.
De lo que casi no quedan dudas es de que esta decisión atenta contra los esfuerzos de Estados Unidos y de los mediadores internacionales para convencer a los palestinos de que reanuden conversaciones de paz con Israel y desistan de su plan para que el Consejo de Seguridad de la ONU reconozca a Palestina como Estado con plenos derechos. El Consejo comenzó a debatir anteayer, y a puertas cerradas, la solicitud presentada por Abbas la semana pasada para que el órgano ejecutivo de la ONU reconozca un Estado palestino en Cisjordania, la Franja de Gaza y con Jerusalén Este como capital, todos territorios ocupados por Israel en 1967.
Abbas ya hizo pública su oposición a cualquier construcción en Jerusalén Este y exigió a Netanyahu que paralice la expansión de las colonias judías en la ciudad sagrada, que Israel anexó años después de capturarla, y en el resto de Cisjordania. Sin embargo, el primer ministro israelí, que pidió a los palestinos reanudar las conversaciones y rechazó su pedido en la ONU, echó por tierra una nueva moratoria en la construcción en las colonias para convencer a Abbas a volver a la mesa de negociaciones. “Ya dimos eso”, dijo Netanyahu al diario israelí Jerusalem Post, en alusión a una suspensión de diez meses en las construcciones en Cisjordania.
Las conversaciones de paz con los palestinos comenzaron durante el noveno mes de la moratoria pero colapsaron cuando el compás de espera llegó a su fin. En ese momento, Israel rechazó extender ese plazo. “La cuestión de las colonias es un pretexto que los palestinos usan una y otra vez, y creo que mucha gente ve esto como un ardid para evitar las negociaciones directas”, dijo Netanyahu.
La sugerencia de un grupo de diputados de derecha para que el premier anexe los asentamientos ubicados en Cisjordania –como respuesta al pedido de Abbas ante la ONU– echa más leña al fuego y podría interpretarse como un gesto en represalia a la petición para que Palestina sea reconocida como Estado. La carta fue firmada por el presidente del Likud (el partido de Netanyahu), Zeev Elkin; el presidente del Shas (partido ultraortodoxo), Avraham Michaeli; el presidente de Habayit Hayehudi (la Casa Judía, partido religioso), Uri Orbach, y el líder de la facción en la Knesset de Unión Nacional, Yaakov Katz.
El texto que se dio a conocer ayer insta al primer ministro a castigar a la ANP por su gesto “unilateral” en la ONU y sostiene que Israel debe dejar claro que no permitirá ser el “saco de boxeo” de los palestinos. Además de la anexión gradual de todas las colonias de Cisjordania, los legisladores conservadores proponen cancelar las tarjetas de identificación VIP de los dirigentes de la ANP y prohibir que los palestinos construyan en zonas controladas por las fuerzas de seguridad israelíes.
“Se trata de una bofetada para los intentos de paz a nivel internacional”, lanzó el negociador jefe palestino ante la ONU, Saeb Erekat, quien cree además que Netanyahu se burló de todos los que veían a Israel como un socio para la paz. El plan anunciado prevé que el 20 por ciento de las nuevas edificaciones sean pequeños apartamentos. Se espera, además, que se construya un centro comercial y edificios públicos.
La organización humanitaria israelí Betselem denunció que desde el inicio de las conversaciones de paz, el número de asentamientos israelíes en territorio palestino se ha triplicado. Por su parte, expertos de la ONU denunciaron una destrucción cada vez mayor de las casas palestinas por parte de Israel, tanto en Cisjordania como en Jerusalén Este. Según informaron tres expertos ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra, desde enero se destruyeron 387 edificios en los territorios palestinos, de los cuales al menos 140 eran viviendas. Estas demoliciones provocaron la huida de 755 palestinos, una cifra que supera al número de personas que abandonaron sus casas en 2010.
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