EL MUNDO
Ruckauf se las ingenió para no acompañar ni condenar
El canciller emitió un discurso ambiguo ostentando neutralidad pero sin “opinar” sobre la guerra. Esa vaguedad impide consensuar una posición conjunta con Brasil.
Ahora que el bombardeo norteamericano a Irak es un hecho, la Cancillería argentina intenta llevar adelante una estrategia ambigua en la que no apoya pero tampoco condena en forma explícita al gobierno de George Bush. “Argentina no hace opinión, como ningún país latinoamericano, sobre las acciones bélicas entre Irak y la coalición, y sostiene que el camino es el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y que debió continuarse con el Consejo de Seguridad”, fue la respuesta que dio el ministro Carlos Ruckauf cuando en la Casa Rosada lo consultaron sobre la posición del Gobierno frente al conflicto. El exceso de prudencia de la Cancillería argentina motivó que todavía no se haya podido consensuar una postura común con Brasil. El gobierno de Lula fue más enérgico y reclamó el cese de hostilidades.
En abstracto, la Rosada define su posición como “pacifista”. Antes del ataque, el presidente Eduardo Duhalde había dicho que “estamos en contra de la guerra y no vamos a apoyar ni participar de ella”. Fanático repetidor de todo libreto oficial, el jefe de Gabinete, Alfredo Atanasof, dijo ayer a la mañana más o menos lo mismo que el Presidente y admitió que hasta ese momento Argentina no había podido consensuar una posición con Brasil, de manera de plasmarla en un documento que llevara la firma del Mercosur. Supuestamente, ese documento tendría que salir hoy, pero anoche las negociaciones se habían estancado.
Las diferencias tenían que ver con el énfasis que ponía cada país en su oposición al conflicto. Además de reclamar el fin de los ataques, Brasil también “lamentó” que se hubiera iniciado el bombardeo. Argentina no quería llegar a tanto. “No voy a comparar posturas con otros países”, respondió Ruckauf. El canciller se dio una vuelta por la Rosada para explicar la posición argentina pero no fue mucho lo que aclaró. Lo que más repitió fue que el Gobierno no emitiría opinión sobre la guerra y que el conflicto debía resolverse en la ONU, una instancia que Estados Unidos decidió dejar atrás por las suyas. Obviamente, los periodistas le insistieron sobre si eso significaba una condena o qué quería decir, pero el canciller siguió con las gambetas: “El Gobierno no habla del conflicto bélico en sí, donde no tiene ninguna participación”.
En lo que Ruckauf se mostró muy entusiasmado es en la posibilidad de que profesionales argentinos puedan participar de la ayuda humanitaria que se enviará a la zona para auxiliar a las víctimas. “El Gobierno aboga porque se haga rápidamente una política de ayuda humanitaria”, remarcó. Dado que el enojo argentino es tan tenue, sonó lógico que Ruckauf descartara “absolutamente” que la llamada coalición que encabeza Estados Unidos decidiera tomar represalias económicas contra el país una vez que termine la guerra. El temor lo tienen algunos sectores agropecuarios que piensan que el gobierno títere que Estados Unidos instalará en Irak en caso de desalojar a Saddam Hussein dejará de comprar granos argentinos, tal como los iraquíes vienen haciendo desde años atrás.