EL MUNDO › EL DOCUMENTO QUE EE.UU. DIFUNDE EN LOS ORGANISMOS DE SEGURIDAD
Irak termina en la Triple Frontera
Un texto firmado por el propio Bush cobra actualidad a la vista de la campaña militar en Irak. Reserva para Washington el derecho de intervención por decisión unilateral y no solo habla de Corea del Norte, Irak e Irán sino de Colombia y la frontera entre Paraguay, la Argentina y Brasil.
Por Raúl Kollmann
“Somos una fuerza militar sin paralelo, tenemos el derecho de actuar en todo el mundo para imponer la economía de mercado y garantizar la seguridad energética y podemos atacar a quien consideremos una amenaza o a cualquier país que pueda convertirse en una competencia militar.” Esta frase resume los puntos básicos del documento “Estrategia de Seguridad de Estados Unidos (ESEU)”, firmado por el propio George W. Bush. El texto circula como una biblia no solo en medios norteamericanos. También fue distribuido en organismos de seguridad de América latina con la recomendación de que los oficiales de la región vayan asimilando una doctrina que, con la masacre de Irak, demostró no ser solo una teoría.
En el texto no hay evidencia alguna de relación entre Saddam Hussein y Osama Bin Laden. Las pruebas sobre armamento químico son escasas y no queda claro el peligro real que significaba Saddam Hussein, especialmente a la vista de su escasa resistencia actual.
El documento de Bush fue elaborado a fines del 2002 pero circula ahora como una referencia ineludible a la vista de que lo que parecía pura retórica fue puesto en marcha con aplicación de la fuerza militar de la única superpotencia. El texto demuestra que la ofensiva en Irak tiene un único objetivo: rediseñar el mundo en función de que existe una única superpotencia y que, de ahora en adelante, las decisiones serán más unilaterales que nunca. A lo sumo las sucesivas sesiones de carnicería contarán con la firma de un socio menor que se preste. El nuevo orden va camino a poner sus manos en Irán, tal vez Colombia e incluso la Triple Frontera, aunque el round final se disputará con China.
La base del documento es que los Estados Unidos constituyen el único imperio del mundo. Su dimensión planetaria no registra antecedentes. Los imperios anteriores abarcaban una parte del mapa, pero no todo el orbe. Washington, al reafirmar en el texto su poderío, anuncia que tiene el derecho de intervenir en Eurasia, sede de la mayor parte de la población mundial, los mayores mercados y gran parte de los recursos energéticos. “Si bien Estados Unidos tratará constantemente de obtener apoyo de la comunidad internacional, no dudaremos en actuar solos”, dice la nueva doctrina. El texto ya anticipaba con seis meses de ventaja lo que finalmente ocurrió hace diez días. Para Washington las Naciones Unidas eran un aparato que podía funcionar en tiempos de una cierta paridad de fuerzas entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Pero terminada esa paridad, la ONU dejó de tener sentido y las decisiones pasaron a ser unilaterales. El mensaje quedaría así: “Si quieren votar a favor, mejor; si no, vamos solos”. Lo hicieron
En ese marco se sitúa el derecho a los ataques preventivos, también reafirmados por Bush en el texto. “Habrá un internacionalismo genuinamente norteamericano. La diferencia entre la asuntos internos o externos pierde importancia.” En otras palabras, Washington consolida la idea de que intervenir en cualquier país del mundo es un asunto interno de los Estados Unidos. Por ello el documento adjudica poca o ninguna importancia a justificar el ataque en marcha en Irak. Un ataque con debilidades conocidas:
- Ningún experto serio del mundo le adjudica rol alguno a Saddam Hussein –de matriz laica, emparentada con el antiguo nacionalismo árabe– en los atentados perpetrados por Al Qaeda. Saddam jamás tuvo o desplegó la capacidad de utilizar suicidas.
- La afirmación de que el objetivo de la campaña es el desarme cae estos días ante la visión del poderío bélico paupérrimo del régimen de Bagdad.
- La doctrina constata, naturalmente, que Saddam es un dictador, pero no llama a marchar contra dictaduras tan represivas como la iraquí, al estilo de la de Arabia Saudita. En el caso de Venezuela, además, la Casa Blanca inspiró el fallido golpe contra Hugo Chávez.
La invasión confirma la doctrina de que los Estados Unidos se proponen reorganizar el mundo con el presupuesto básico de que existe una únicapotencia con derecho a decidir. Cuando el texto habla de “seguridad energética” está hablando, por ejemplo, de controlar el segundo volumen de reservas del mundo. Se actúa “preventivamente” porque Saddam sería una amenaza a la seguridad energética.
Desde el punto de vista geopolítico, y siempre según la nueva doctrina, la invasión es una medida “preventiva” para controlar las explosiones de inestabilidad del Medio Oriente. Es una amenaza contra Irán, y a la vez refuerza la seguridad de las dictaduras petroleras –Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos, dictaduras pero leales–, mientras quizás Washington ponga en marcha un guiño al mundo árabe concediendo mayores derechos a los palestinos, siempre con un nuevo gendarme con asiento en Bagdad.
La insistencia de la nueva doctrina en Irán explica, en la Argentina, el gran apuro del Mossad israelí y la SIDE por lograr una condena por los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel. Todavía no hubo aquí una traducción doméstica de la mención de otras “amenazas”, como Corea del Norte o Colombia, pero en cambio oficiales de los organismos de seguridad prestan atención a las alusiones a la Triple Frontera, o sea el territorio en el que se unen las fronteras de Argentina, Paraguay y Brasil.
En las últimas semanas se ha preparado el terreno mencionando que Bin Laden estuvo allí, que hay 500 millones de dólares que salen todos los años de la zona para financiar operaciones terroristas y que el lugar está infestado de comandos listos para cometer atentados. Por ahora no se ha exhibido prueba alguna, y casi todos los expertos en inteligencia coinciden en que en la Triple Frontera –centro de buenos negocios de contrabando, narcotráfico y tráfico de armas que realizan los bancos norteamericanos– hay ahora muchos más agentes de inteligencia que integrantes de organizaciones fundamentalistas. En el gobierno argentino ya hay quienes hablan de permitir la instalación de alguna base u organismo de control norteamericano en esa zona. También hace poco se pretendió crear clima en Salta, donde en algún momento el Ejército sugirió falsamente la existencia de entrenamientos de las FARC colombianas, como base para justificar alguna presencia norteamericana.
La política de potencia única, unilateral, se verifica ya en casi todas las áreas: Washington no firma tratados sobre el recalentamiento del planeta, desestima los acuerdos en materia ecológica, rompe los pactos en materia de desarme y repudia el Tribunal Penal Internacional (TPI). Estados Unidos no permitirá que uno de sus soldados, aunque cometa un genocidio contra mujeres y niños, se siente en el banquillo de los acusados de del TPI.
Sin dudas, el round de fondo es la confrontación con China. El documento dice lo siguiente: “Un cuarto de siglo después del comienzo del proceso de abandonar las peores características del legado comunista, los gobernantes de China todavía no han tomado la siguiente serie de medidas fundamentales sobre el carácter de su estado. Al buscar capacidades militares avanzadas que pueden amenazar a sus vecinos en la región de Asia y el Pacífico, China sigue un camino anticuado, que al final obstaculizará su grandeza”.