Martes, 22 de noviembre de 2011 | Hoy
EL MUNDO › HONORES PARA UN EX MILITAR CONDENADO A 144 AñOS DE PRISIóN
El ex servicio pinochetista Cristián Labbé, actual alcalde de Providencia, organizó un acto oficial para agasajar al ex brigadier del ejército (R) Miguel Krassnoff, antisemita declarado condenado por crímenes de lesa humanidad.
Por Christian Palma
Un nuevo capítulo de la psicopatía de ex oficiales del ejército chileno que ahora ostentan cargos públicos –con la nostalgia de la dictadura de Pinochet– afecta al país. Esto luego de que Cristián La-bbé, ex coronel y actual alcalde de Providencia, uno de los municipios más pitucos y acomodados de Santiago, organizara una ceremonia oficial y pública en honor a un ex superior, el brigadier del ejército (R) Miguel Krassnoff, condenado a 144 años de prisión por crímenes de lesa humanidad.
Krassnoff, antimarxista y antisemita declarado, formaba parte del contingente que mató al ex líder del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), Miguel Enríquez (en octubre de 1974).
Labbé también es un ex integrante de la policía secreta de Pinochet, la temida DINA, responsable del asesinato de cientos de civiles que militaban en las filas de la izquierda en los años ’70.
Labbé lleva más de 15 años como alcalde, aprovechando el voto conservador de la comuna de Providencia. Apodado como “#labbestia” en Twitter, el ex oficial del ejército se ha enfrascado en varias polémicas. Desde criticar duramente al juez Baltasar Garzón por la detención de Pinochet en Londres (1998 y 2000), hasta sus últimas rabietas contra el movimiento estudiantil por la toma de los liceos administrados por la municipalidad que dirige, donde no dudó en aplicar “mano dura” reprimiendo a los jóvenes secundarios.
El declarado “amigo de Pinochet” está acostumbrado a rebasar vasos. La última gota fue el anunciado homenaje a Krassnoff en ocasión del lanzamiento de la cuarta edición del libro Miguel Krassnoff, prisionero por servir a Chile, que se realizará el próximo lunes en el añoso Club Providencia.
Este hecho desató la ira de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), políticos de oposición, personajes públicos, artistas y chilenos comunes y corrientes que desde el martes han copado las redes sociales para rechazar la ceremonia.
Lo más kafkiano de todo este escándalo es que el mismo presidente Sebastián Piñera saludó la iniciativa de Labbé y destacó la figura de Krassnoff. Esto al excusarse públicamente –a través de su equipo de protocolo– por no poder asistir al evento: “No será posible que el señor presidente pueda acompañarlos, debido a que en esa misma fecha su agenda de trabajo ya se encuentra comprometida. Sin embargo, nos ha solicitado expresamente manifestarle sus felicitaciones y sus mejores deseos de éxito, como también su saludo afectuoso a quienes asistan a este homenaje”.
Este “cagazo”, como se dice en Chile, fue rápidamente “corregido” en el Palacio de La Moneda. La noche del martes se publicó una escueta declaración oficial en que se indica que “por un lamentable error, la Dirección de Gestión Ciudadana de la Presidencia dio una respuesta equivocada a una invitación enviada por el señor Patricio Malatesta a una actividad en la comuna de Providencia”.
Junto a ello, Piñera, en su cuenta de Twitter escribió: “Condeno, y siempre he condenado, las violaciones a los derechos humanos, en todo tiempo, lugar y circunstancia”. Luego publicó otro comentario: “En consecuencia, no comparto y rechazo cualquier manifestación de apoyo a condenados por los graves atropellos a los DD.HH. ocurridos en Chile”.
Pero debían rodar cabezas y la primera fue la de la asesora presidencial, Andrea Ojeda, lo que no bastó para cerrar viejas heridas, amplificadas por la cultura de la derecha defensora de la dictadura pinochetista que ahora está como inquilina principal en La Moneda.
El propio Labbé lanzó una declaración escrita de cinco puntos, donde sostiene que no asistiría al evento del próximo lunes, aunque aclaró que la actividad es “completamente particular de sus organizadores, y tal como en incontables otros casos de presentaciones similares en espacios de este municipio, acepté la solicitud de encabezar la invitación, haciendo saber al mismo tiempo que no me sería posible asistir por compromisos previamente adquiridos”.
La singular respuesta del alcalde y ex guardaespaldas de Pinochet señaló que la ceremonia “es idéntica a muchísimas otras en que se han lanzado libros de todas las tendencias políticas, en diferentes instalaciones municipales”.
Pero lo más sorprendente es que Labbé se mostró atónito “ante el revuelo que causa un hecho como éste, que no consiste sino en el ejercicio de la libertad de pensamiento y de expresión”.
“Al margen de las sentencias judiciales, la historiografía debe ir construyéndose con miradas diversas y todo aporte al respecto es un enriquecimiento de nuestros debates y de nuestro pasado. ¿Cuál es la idea, silenciar al que piensa diferente, acallarlo por la fuerza?”, agregó el ex agente Labbé, quien también es militante de la UDI, partido eje del gobierno de Piñera. Tales declaraciones hicieron hervir otra vez las redes sociales.
Y, como si fuera poco, llamó a afrontar los “verdaderos problemas de nuestra sociedad y a dejar de lado la crispación y el ánimo de inflamar cualquier minucia como ésta con fines de escándalo”.
Su respuesta, por el contrario, es la clave para superar el problema que vive Chile por el respeto a la memoria de los derechos humanos. La sociedad lo sabe y exige respeto.
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