EL MUNDO › ADVIERTEN A DAMASCO QUE NO DEBE AYUDAR A LO QUE QUEDA DE IRAK

Cuídate, Siria, tú eres la próxima

El presidente George Bush y los secretarios de Defensa, Donald Rumsfeld, y de Estado, Colin Powell, lanzaron ayer durísimas advertencias a Siria por su colaboración con los restos del régimen de Saddam.. Con las tropas de EE.UU. a kilómetros de Damasco, es un aviso del Medio Oriente que se viene.

¿Alguien creyó que la guerra estadounidense en Medio Oriente terminaba en Irak? Desde ayer, quien albergara esta ilusión se ha probado profundamente equivocado. Estados Unidos, el líder de la ofensiva “Libertad Iraquí”, tiene nuevas fronteras. Y parte de ellas limita con Siria. Ayer, hizo claro que ese desplazamiento geopolítico no quedará sin consecuencias. El presidente estadounidense George W. Bush dijo que su administración “cree en la presencia de armas químicas” en Damasco –lo cual connota una amenaza, dado que el argumento de desarme fue el que usó para lanzarse contra Irak– y advirtió a Siria que “debe cooperar” con Washington en sus esfuerzos por terminar con el régimen de Saddam Hussein. Las otras dos caras visibles del gobierno de Bush, Donald Rumsfeld y Colin Powell –secretarios de Defensa y de Estado, respectivamente–, también hicieron sendas declaraciones orientadas a presionar a Siria para que no albergue a iraquíes y coopere con la Casa Blanca en su lucha contra el terrorismo. Estas declaraciones pueden no desembocar necesariamente en una nueva guerra, pero muestran que el imperio está en Medio Oriente para quedarse, y para hacer cumplir su ley. Que, en este caso, se identifica con su voluntad.
Rumsfeld, un funcionario de agresividad y de dureza proverbiales, recordó que Siria figura en la lista negra que elaboró Estados Unidos sobre los países que apoyan al terrorismo internacional porque “se asoció al (movimiento radical islámico) Hezbollah al proveer terroristas, material terrorista, equipos y explosivos a través del valle de Bekaa en el Líbano”. “Siria está cometiendo muchos errores”, dijo el jefe del Pentágono, e informó que “iraquíes han ingresado a Siria, algunos se quedaron allí y otros sólo fueron de paso”. A la vez expresó su deseo de que ese país “no se convierta en un remanso para los criminales de guerra y terroristas”. Rumsfeld reiteró las acusaciones de que Siria alberga a altos oficiales iraquíes. En realidad, la relación entre Siria e Irak ha sido tradicionalmente conflictiva, pero coinciden en un punto: sus respectivas ambiciones de convertirse en líderes del mundo árabe, lo que inevitablemente conlleva políticas antiestadounidenses. Irak, con su invasión de Kuwait en 1990, fue más lejos que Siria en este camino, pero, dada la oportunidad de quedarse con las armas químicas y bacteriológicas de Bagdad –que EE.UU. ayudó a suministrar a Irak en los ‘80 ante la guerra con el ascendente Irán fundamentalista islámico y chiita–, no es improbable que, en este caso, le haya extendido su mano de solidaridad panarabista.
Colin Powell, consultado ayer por la cadena británica BBC, se hizo eco de las mismas sospechas. El jefe de la diplomacia estadounidense señaló que Siria ha sido objeto de preocupación para su gobierno porque considera que el país apoya desde hace años el terrorismo. “Nos preocupa que durante años llegase material al régimen iraquí a través de Siria”, dijo. Powell advirtió, a semejanza de Rumsfeld, que “creemos que sería poco prudente si, de pronto, Siria se convierte en un paraíso para todas aquellas personas que deben ser llevadas ante la Justicia y que están tratando de huir de Bagdad”. Esto marca una nueva derechización del discurso del secretario de Estado norteamericano, que en un principio incluía a Siria como un elemento clave de su ecuación de una paz mediooriental. La pregunta que sobrevolaba anoche en las capitales árabes era ésta: “Primero fue Irak, ahora parece que es Siria, ¿quién es el próximo?”.
Bush, en sus ominosas declaraciones de ayer, reiteró que “espera cooperación” de parte de Siria. El viernes, Bush había solicitado a los dirigentes sirios que “hagan todo lo posible” para cerrar las fronteras con Irak a los seguidores de Saddam Hussein y que entregaran a aquellos que ya están refugiados en ese país. Respecto de si Siria podría enfrentar acciones militares, Bush respondió que “primero lo primero. Estamos en Irak ahora –señaló–, pero es necesario que ellos cooperen”. Y si no lo hacen, ¿qué puede pasar? Nadie puede olvidar que los blindados estadounidenses están ahora a sólo kilómetros de las principalesfortalezas militares de Siria, uno de los enemigos más irreductibles de Israel, que es el aliado más confiable de Estados Unidos en la zona. Ni que Siria dista de ser un enemigo peligroso para el ejército norteamericano.
La advertencia vino después de que el Comando Central estadounidense (Centcom) informara que dirigentes iraquíes fueron arrestados cuando intentaban huir de Irak, aparentemente hacia Siria, y que permanecen detenidos en el oeste del país. El Pentágono reiteró ayer sus recriminaciones a Damasco por dejar entrar a Irak autobuses repletos de combatientes “mercenarios” hostiles que llegaron para combatir contra las fuerzas angloamericanas. En uno de los autobuses interceptados en su ingreso a Irak, explicó Rumsfeld, los soldados estadounidenses encontraron varios centenares de miles de dólares y panfletos de reclutamiento prometiendo una recompensa a quien mate a estadounidenses. Para el general Tommy Franks, que dirige las operaciones militares estadounidenses y británicas, no hay ninguna duda de que los combatientes son “mercenarios”, aunque no precisó quién paga por sus servicios. Damasco aseguró a Washington que había cerrado su frontera con Irak, salvo para el tráfico humanitario. Pero el hecho es que las declaraciones sirias contra Israel han subido de tono en las últimas semanas, quizá señalizando una radicalización de su postura. O, tal vez, la resistencia de un actor que siente que no tiene ningún papel en el nuevo mundo que se viene.
Estados Unidos sostiene desde hace tiempo que Siria posee reservas de armas químicas. La embajada siria en Washington rechazó las acusaciones estadounidenses al calificarlas como parte de una “campaña de desinformación”. Por su parte, la Liga Arabe enfatizó que la actitud de Washington sólo contribuirá a aumentar la tensión en la región. El secretario general de la Liga Arabe, Amr Mussa, consideró que si Estados Unidos y Gran Bretaña desean emprender una nueva iniciativa, deberían afrontar el problema palestino y no amenazar a Siria ni a ningún otro país árabe. Pero si algo queda claro de lo ocurrido ayer es esto: la guerra estadounidense en Medio Oriente no ha hecho más que comenzar.

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Esta es una escena típica en las calles de Bagdad: devastación y restos de armas.
 
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