Martes, 22 de mayo de 2012 | Hoy
EL MUNDO › AL MENOS CIEN PERSONAS MURIERON EN UN ATENTADO SUICIDA
Durante un desfile, miles de soldados corrieron a cubrirse después de que un hombre con uniforme del ejército detonó un cinturón lleno de explosivos en la plaza Al Sabin en la capital, Saná. Se trató de una venganza de la red terrorista.
Casi 100 soldados murieron ayer cuando un terrorista suicida se inmoló ayer en un desfile militar en Yemen, en venganza por una reciente ofensiva para sacar a todos los militantes de Al Qaida. Miles de soldados corrieron a cubrirse después de que un hombre con uniforme del ejército detonó un cinturón lleno de explosivos en la plaza Al Sabin en la capital, Saná, matando casi a unas 100 personas e hiriendo a cerca de 300, de acuerdo con el balance de siete hospitales a los que fueron trasladadas las víctimas. “Esta es una verdadera masacre”, dijo Ahmed Sobhi, un soldado en el lugar. “Hay montones de partes de cuerpos arrancados, brazos, piernas y cabezas.”
Fuentes de seguridad dijeron que el autor del ataque era un soldado que estaba participando del ensayo del desfile y que detonó un cinturón con explosivos, poco antes del saludo del ministro Ahmed a las tropas en la plaza Al Sabin, cerca del Palacio Presidencial. La mayoría de los muertos eran miembros de la Organización Central de Seguridad comandada por el sobrino del ex presidente Ali Abdullah Saleh, Yahya Saleb, que fue despedido después del atentado. La fuerza paramilitar había conducido una ofensiva de 10 días contra Al Qaida en la Península Arábiga (AQAP) y sus asociados en la provincia de Abyan en el sur, matando a unos 150 insurgentes.
La explosión fue tan potente que provocó un cráter en el asfalto. Tuvo lugar durante el ensayo de un desfile militar y ante la tribuna destinada a las personalidades que hoy debían asistir al desfile por el 22º aniversario de la unificación entre el norte y el sur de Yemen. El ministro de Defensa, Mohamed Nasser Ahmed, y el jefe del Estado Mayor, el general Ahmed Ali al Ashual, se encontraban en la tribuna en el momento de la explosión, pero salieron ilesos, según las mismas fuentes militares. El presidente Abd Rabo Mansur Hadi debía asistir hoy a este desfile en la plaza Sabin y pronunciar un discurso.
El retoño de Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA), que en el sur de Yemen se hace llamar “Partidarios de la Sharia” y que se adjudicó la autoría, dijo que era en respuesta a los “crímenes” de las fuerzas de seguridad, tratando de desplazar a los militantes. En un comunicado difundido en los foros islamistas de Internet se indicaba que el ataque iba dirigido contra “el ministro de Defensa”, que salió ileso, y “otros dirigentes de la guerra estadounidense contra nuestro pueblo en Abyan”, “Al Qaida está bajo inmensa presión y perdiendo terreno en el sur”, dijo Mustafa Alani, un analista regional de seguridad del Centro de Investigaciones del Golfo. “Tuvieron un ataque grande y perdieron cientos de sus combatientes, y se esperaba que llevaran a cabo algún tipo de venganza.” La bomba explotó en medio de la multitud justo ante el ministro de Defensa, el general Mohamed Nasser Ahmed, cuando éste estaba por saludar a las tropas. Los altos oficiales no resultaron heridos.
Decenas de ambulancias llegaron al lugar del atentado para evacuar a las víctimas, y las fuerzas de seguridad bloquearon el acceso al sector. Se trata del primer gran atentado en Saná desde la llegada al poder en febrero del presidente Mansur Hadi, quien se comprometió nada más ser elegido a luchar sin descanso contra Al Qaida.
El ejército lanzó el 12 de mayo una ofensiva de envergadura contra AQPA. Once partidarios de Al Qaida y tres soldados murieron en los últimos combates por el control de la ciudad de Jar, en el sur de Yemen, indicaron ayer fuentes militares y tribales. Siete soldados murieron también cerca de Zinjibar, según una fuente militar. Las operaciones dejaron hasta ahora 234 muertos, según un balance realizado en base a las cifras dadas por las tribus y fuentes militares: 158 combatientes de Al Qaida, 41 soldados, 18 milicianos y 17 civiles.
El ataque de ayer suma presión sobre el presidente Mansur Hadi, quien fue electo en febrero cuando Saleh aceptó entregar el poder después de varias protestas contra su gobierno. El mandatario afirmó, sin embargo, que “la guerra contra el terrorismo continuará, sean cuales sean los sacrificios necesarios para ello”. “Estamos acelerando la reestructuración del ejército para devolver la estabilidad a un país que estuvo al borde de una guerra total. Yemen no resiste más crisis”, agregó, en alusión a la sangrienta revuelta de 2011 que forzó la renuncia de Saleh, el año pasado.
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