Sábado, 26 de mayo de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EL MAYORDOMO DE RATZINGER, ACUSADO DE VENDER CARTAS A LA PRENSA
Paolo Gabriele, el servidor íntimo de Benedicto XVI, fue detenido e interrogado ayer acusado de filtrar cientos de cartas y documentos reservados. Es el segundo golpe en días, tras el escándalo bancario.
El mayordomo del papa Benedicto XVI, Paolo Gabriele (en la foto, sentado junto a quien conduce el papamóvil), fue interrogado ayer tras ser acusado de filtrar centenares de cartas y documentos reservados. Desde la Santa Sede denunciaron la existencia de una operación para desacreditar a la Iglesia y consideraron que la publicación de los documentos es un acto criminal.
La detención se produjo tras una investigación realizada por la Gendarmería Vaticana y bajo instrucciones de la Comisión Cardenalicia –creada en abril por Benedicto XVI– para esclarecer cómo llegaron a los medios de comunicación documentos reservados enviados al Papa y a su secretario Georg Gänswein. La comisión se creó después de que la cadena de televisión italiana La 7 publicara unas cartas enviadas por el actual nuncio en Estados Unidos y ex secretario general del Governatorato de la Ciudad del Vaticano, Carlo María Vigani, al Papa en las que denunciaba corrupción, prevaricación y mala gestión en la administración vaticana. Eso se sumó a la información confidencial que salió a la luz sobre la organización ETA, en la cual se detallaba cómo la misma pidió al Vaticano a principios de 2011 enviar a su nunciatura en Madrid a varios de sus miembros para concordar con la Iglesia el anuncio del fin de su actividad armada y el encubrimiento de que gozó en el Vaticano el sacerdote mexicano fundador de los Legionarios de Cristo, castigado por Benedicto XVI por pederasta. Además, se publicó el libro Sua Santita, del periodista Gian Luigi Nuzzi, donde un centenar de documentos filtrados desde el Vaticano develan tramas e intrigas en el pequeño Estado.
El mayordomo es un romano que trabaja en el departamento papal desde el año 2006 y que tiene acceso al apartamento privado del pontífice. Fue detenido e interrogado durante varias horas por el promotor de Justicia del Vaticano, Nicola Picardi, después de que la Gendarmería lo encontrara en posesión ilegal de documentos reservados de la Santa Sede en la casa en la que vive con su esposa y tres hijos, en Via de Porta Angelica, anexa al Vaticano. El arresto fue confirmado ayer por el vicedirector de la Sala de Prensa de la Santa Sede, Ciro Benedittini, poco después de que el portavoz, Federico Lombardi, diera detalles sobre la situación. Aunque oficialmente el Vaticano no dio el nombre del detenido, fuentes vaticanas citadas por los medios italianos aseguraron que se trata de Gabriele, considerado uno de los miembros de la llamada “familia del Papa”, un grupo reducido compuesto por el detenido, sus dos secretarios, los sacerdotes Georg Gänswein y Alfred Xuereb, y cuatro laicas italianas.
Lombardi denunció la existencia de una especie de WikiLeaks para desacreditar a la Iglesia y anunció que la Santa Sede llevará ante la Justicia a los autores de la filtración de todos esos documentos reservados y cartas confidenciales al papa Benedicto XVI, cuya publicación calificó de acto criminal. El anuncio de la detención ocurrió un día después de la destitución del presidente del Banco del Vaticano, el Instituto para las Obras Religiosas (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, exonerado por “no haber cumplido con su labor” al término de una guerra interna por la aplicación de las normas internacionales para la transparencia y contra el lavado de dinero. Según fuentes vaticanas, Benedicto XVI fue informado del arresto de su mayordomo y se mostró entristecido y afectado. De confirmarse la acusación, el mayordomo puede ser condenado hasta a treinta años de cárcel por violación de la correspondencia de un jefe de Estado, como es el Papa, equivalente a un atentado contra la seguridad de un país.
La detención del espía y el despido del banquero son hechos que sucedieron pocos meses antes de que expertos europeos decidan en julio si el Vaticano puede figurar en la lista blanca de países virtuosos que cumplen las normas internacionales sobre transparencia financiera, un deseo explícito del papa Benedicto XVI. El Banco de Dios, como suele ser llamado, cuenta con un patrimonio estimado en cinco mil millones de euros y 33 mil titulares de depósitos.
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