Jueves, 21 de junio de 2012 | Hoy
EL MUNDO › LA JUNTA MILITAR GOBERNANTE SE AFERRA AL PODER EN EGIPTO
La comisión explicó en un comunicado que necesita “más tiempo” para examinar las más de 400 impugnaciones presentadas por los candidatos, pero no determinó la fecha en la que se hará público el nombre del futuro presidente.
Las dudas sobre quién será el presidente de Egipto crecieron ayer al informarse que se demorará el anuncio del ganador de los recientes comicios, previsto para hoy, debido a denuncias de fraude de los candidatos a suceder a Hosni Mubarak. La crisis de salud sufrida ayer por el ex presidente, de 84 años, agregó una nueva capa de dramatismo e incertidumbre al espeso clima posrevolucionario que vive Egipto desde la revuelta popular que derrocó a Mubarak, el año pasado, y coincide con una enconada lucha de poder entre los dos aspirantes a sucederlo. El país más poblado del mundo árabe conocerá posiblemente el nombre del sucesor de Mubarak mientras el Faraón –su apodo tras gobernar tres décadas Egipto con mano de hierro– se debate en un hospital entre la vida y la muerte.
Los escasos detalles y algunas ambigüedades sobre su condición alimentaron el escepticismo público, y las redes sociales se llenaron ayer de comentarios de muchos egipcios que especularon con que podría ser todo una maniobra para sacarlo de la prisión y trasladarlo a un lugar más cómodo. Después de todo, Mubarak, un ex brigadier de la Fuerza Aérea fue, durante los casi 30 años que estuvo en el poder, jefe de los generales que conforman la junta que tomó el poder tras su derrocamiento, que son los mismos que controlan el país desde la caída de la monarquía, en 1952.
El islamista Mohamed Mursi, de los Hermanos Musulmanes, y el militar retirado Ahmed Shafiq, último primer ministro de Mubarak, cantan victoria en los comicios ante el silencio de la Comisión Electoral, que ayer decidió aplazar el anuncio de los resultados, previsto para hoy. La comisión explicó en un comunicado que necesita “más tiempo” para examinar las más de 400 impugnaciones presentadas por los candidatos, pero no determinó la fecha en la que se hará público el nombre del futuro presidente. Los recursos se centran en irregularidades que afectaron al proceso electoral, la principal de ellas que en varios centros de votación no coincide el número de sufragios con el de electores que acudieron a las urnas.
Los Hermanos Musulmanes advirtieron que se puede producir un “peligroso cara a cara” entre el pueblo y el ejército si Shafiq es declarado presidente, lo que sería “una obvia señal de golpe militar”, según declaraciones del vocero de la cofradía, Mahmud Gozlan, al diario árabe internacional Al Sharq al Ausat. El movimiento independiente Jueces por Egipto anunció ayer que, de acuerdo con el recuento efectuado por sus miembros en los colegios electorales, el ganador de la segunda vuelta de las presidenciales es Mursi, con un margen de casi 900.000 votos, con el 52 por ciento del apoyo popular contra 48 por ciento de su adversario.
Observadores internacionales dijeron que hubo algunas irregularidades en los comicios, pero que no fueron serias ni de una escala tal que justifique una ilegalización de las elecciones. Con las tensiones por el cielo, el segundo en la jerarquía de los Hermanos Musulmanes, Khairat el-Shater, hizo anoche una muy inusual aparición en televisión para desmentir rumores de que había sido arrestado.
No obstante, El-Shater denunció que “hay intentos de recrear el régimen de Mubarak mediante una feroz campaña de rumores para todo el país”, prosiguió el dirigente islamista, que era el candidato presidencial original de los Hermanos hasta que fue descalificado porque tenía una condena judicial que se remontaba a la época del agonizante ex presidente. “Hay rumores relativos a los resultados de las elecciones, a arrestos, enfermedades y leyes marciales”, dijo, y subrayó: “Mursi es el primer presidente electo por el pueblo”. Decenas de miles de seguidores de los Hermanos Musulmanes protestaron ayer en el centro de El Cairo contra los nuevos poderes que se atribuyó la junta y contra la afirmación de Shafik de que ganó las elecciones.
Para algunos el coma de Mubarak es una forma de distraer de los problemas presentes, como la falta de Parlamento, disuelto la semana pasada, y la promulgación por la Junta Militar –máxima autoridad provisional del país– de un anexo constitucional que blinda sus poderes y resta prerrogativas al futuro presidente.
Contra estas decisiones, los grupos revolucionarios y los Hermanos Musulmanes van a manifestarse a diario en la cairota plaza Tahrir, con el fin de calentar motores para el viernes, cuando tienen previsto hacer una nueva demostración de fuerza contra los dirigentes castrenses.
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