Jueves, 21 de junio de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EL NOBEL PAUL KRUGMAN ASEGURA QUE EL RESCATE BANCARIO ES UN PARCHE
En opinión del economista de Princeton, el gobierno de Rajoy carece de un plan de recuperación. Vaticinó que sin un cambio de política monetaria y fiscal ese país saldrá del euro, y después también lo hará Italia.
El Premio Nobel de Economía Paul Krugman insistió ayer en que España puede verse atrapada por un corralito financiero. En una entrevista brindada a Vanity Fair, el economista recordó que hace dos años ya había advertido esta opción, que podría darse como un primer paso a la salida del euro. El Nobel agregó que el gobierno de ese país no tiene siquiera un plan de contingencia y que alguien debería pensar en eso. Krugman cree que el corralito podría producirse de la misma forma que el cierre de bancos en sintonía con lo que sucedió en Argentina en 2001. También recordó que en 1933 Estados Unidos sufrió un cierre temporal de entidades financieras con una franja de tiempo en la que no se podía retirar dinero. En su opinión, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, carece de un plan de recuperación y atribuyó a ello la desconfianza de los mercados y de la población, aunque se mostró sorprendido de cuánto está tardando en alcanzar su punto máximo de ebullición el descontento de la gente.
Además, el Nobel aseguró que Europa está cerca del abismo y se acerca a un momento en el que tendrá que producirse un gran cambio en la política de la Zona Euro o planificar una ruptura de la moneda única. Krugman vaticinó que sin un cambio de política monetaria y fiscal, España e Italia podrían dejar el euro, seguidos presumiblemente por Portugal y probablemente también Francia. A su juicio, la ayuda europea a la banca española es un parche que no soluciona los problemas subyacentes, y estimó que se resolverían con un cambio de la política fiscal que relegue la austeridad en favor de medidas para el crecimiento. También consideró necesaria una política expansionista (bajada de tipos e inyección de liquidez, entre otras medidas) por parte del Banco Central Europeo (BCE) para que España recupere la competitividad.
En caso contrario, Krugman cree que la economía española necesitaría una devaluación interna durante cinco años, con una importante caída en los precios y los salarios. El también profesor de la Universidad de Princeton cree que la alternativa menos dura para los españoles pasa por la supervivencia del euro, porque la salida de la moneda única traería consigo un primer año terrible, al que precedería un corralito financiero para evitar la salida de euros antes de que se conviertan en pesetas con menor valor. Krugman comparó la actual crisis financiera que atraviesa Europa con la depresión económica de los años ‘30. “Corren tiempos de locura enfundada en trajes caros”, alertó. En una nota de su autoría, titulada “Bienvenidos a los años treinta”, Krugman afirmó que el Banco Central Europeo no está dispuesto a reconocer sus errores para ensayar una salida de la crisis, y advirtió que esa institución monetaria parece haber suscripto al precepto de que todo sufrimiento cumple de algún modo un objetivo necesario.
El economista recordó que el columnista del matutino británico The Financial Times, Martin Wolf, sostuvo que hasta ahora nunca había comprendido cómo pudo suceder lo de los años treinta, pero que ahora sí podía entenderlo. Destacó que Wolf precisó que “lo único que se necesita son unas economías frágiles, un régimen monetario rígido, un debate intenso sobre lo que hay que hacer, la creencia generalizada de que sufrir es bueno, unos políticos miopes, una incapacidad para cooperar y el no anticiparse a los acontecimientos”. Por su parte, Krugman indicó que “en el momento justo, el Banco Central Europeo se negó a rebajar los tipos de interés o anunciar otras políticas que pudieran ser de ayuda”, y se preguntó “¿qué razón podía existir para tomar cartas en el asunto?”.
Afirmó que “los estudios indican que la economía de la Eurozona está hundiéndose y España se encuentra al borde del abismo”.
“Dudo que la decisión del BCE entrañe una lógica económica concebible. Creo que sólo puede interpretarse como una especie de negativa a reconocer, aunque sea implícitamente, que algunas decisiones del pasado fueron erróneas”, sostuvo el Premio Nobel. Asimismo, señaló que el argumento más popular parece ser que el BCE quiere tener a los políticos contra las cuerdas, haciéndoles saber que no serán rescatados a menos que hagan lo necesario. Y evaluó que eso realmente no tiene ningún sentido. “Si hablamos de imponer austeridad y recortes salariales en la periferia, ¿cuántos incentivos más necesitan esas economías?”, se preguntó.
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