Los Pactos de la Moncloa, firmados hace 35 años por las principales fuerzas políticas españolas, impusieron enormes sacrificios a los trabajadores, pero estabilizaron la economía y consolidaron la democracia en España. Los acuerdos, llamados así por firmarse en el Palacio de la Moncloa, la sede del gobierno, el 25 de octubre de 1977, conformaron un documento de 38 folios. El texto fue rubricado durante el gobierno de Adolfo Suárez, dirigente de la Unión de Centro Democrático (UCD), que se convirtió en la mano derecha del rey Juan Carlos no sólo para elaborar los Pactos de la Moncloa, sino también para liderar el proceso de transición en España entre 1976 y 1978, tras la muerte del dictador Francisco Franco. “Todos los partidos políticos coinciden con el gobierno en la necesidad de una serie de medidas monetarias, financieras y de empleo, que permitirían restablecer en un período de dos años los equilibrios fundamentales de la economía española”, dice el documento llamado “Acuerdo sobre el programa de saneamiento y reforma de la economía”.

Suárez recibió una cruda herencia de Franco, quien había ignorado la crisis energética de 1973 sin tomar ninguna medida para impedir el deterioro de la economía, ya que el precio del petróleo pasó de 1,63 dólar por barril a principios de ese año a 14 dólares en 1974, según informes del diario español El País. “El pacto fue altamente positivo en lo político para España, porque le dio estabilidad, y en términos económicos le permitió salir de la coyuntura complicada que tenía, aunque paralelamente el esfuerzo recayó sobre los asalariados”, dijo Gustavo Zarrilli, doctor de Historia de la Universidad de Quilmes.

El analista, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), opinó que los pactos implicaron ajustes salariales, reducción del gasto público y una política monetaria restrictiva; todo eso tras un acuerdo firmado entre todos los partidos políticos. “Básicamente, lo que hicieron en parte fue bajar la inflación, que llevaba sobre sus hombros el sector asalariado, resignando empleo e ingresos”, afirmó Zarrilli.