EL MUNDO › HABLA EL CANCILLER ISRAELI SILVAN SHALOM
“Es el turno de los palestinos”
Por Julio de la Guardia *
Desde Jerusalén
Recién llegado de la cumbre Euromediterránea de Creta, el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Silvan Shalom, recibió a este diario en su despacho en la Knesset, aprovechando un receso parlamentario en el transcurso de la maratónica sesión en la que se acaban de aprobar los presupuestos. El jefe de la diplomacia hebrea se muestra confiado en que la próxima cumbre trilateral con Estados Unidos permita lanzar con éxito la Hoja de Ruta.
–El gobierno israelí ha aprobado recientemente la Hoja de Ruta, pero con un apoyo limitado dentro del gabinete. ¿Está completamente comprometido a aplicarla?
–Tomamos una decisión muy difícil para nosotros, tanto para el primer ministro como para mí mismo. No obstante, estamos realmente comprometidos con el proceso de paz y queremos retomar las negociaciones con los palestinos después de casi tres años de violencia. Creemos que ha llegado el momento de poner fin al terrorismo y a la violencia. Para ello pensamos que ellos tienen que actuar, que Mahmud Abbas (flamante primer ministro palestino) debe tomar medidas de forma inmediata contra la violencia y la incitación. Y si no lo hace ahora, cometería el mismo error que Arafat. Si no toma medidas inmediatas, luego será demasiado tarde.
–¿Confían en que Abu Mazen ponga fin al terrorismo y a la violencia?
–Hasta el momento no ha intentado ponerle fin; lo que ha hecho es dialogar con las organizaciones terroristas para alcanzar algún tipo de tregua, algo que por supuesto es inaceptable para nosotros. Pues si nos retiramos de los territorios –en los que permanecemos únicamente para prevenir los ataques terroristas– tras un breve período de tiempo volverán a perpetrar nuevos atentados. Y nosotros nos negamos, a diferencia de lo que hicieron otros gobiernos laboristas en el pasado, a sufrir atentados por el día mientras mantenemos negociaciones por la noche.
–¿Hasta qué punto constituyen las 14 reservas que ustedes han expresado en relación con la Hoja de Ruta 14 líneas rojas? Es decir, ¿estarían dispuestos a aceptar que el lado palestino aceptara siete o incluso 10 de ellas, pero rechazara el resto?
–Las 14 catorce reservas o contribuciones han sido transmitidas a los estadounidenses no para poner obstáculos, sino para crear una verdadera oportunidad para aplicar el plan. Lo que queremos es acercar posiciones entre esta Hoja de Ruta y la visión de paz expresada por el presidente Bush en su discurso del pasado 24 de junio. Quiero que tenga en cuenta que desde el ‘67 ha habido multitud de iniciativas de paz, y todas han fracasado. Por eso, con estas reservas queremos minimizar las diferencias existentes y crear una verdadera oportunidad que permita el éxito del plan.
–Una de las reservas concierne al sistema de evaluación y verificación, que ustedes quieren quede en manos estadounidenses exclusivamente. Entonces, ¿qué papel les queda a los otros tres miembros del Cuarteto?
–Le quiero decir de forma franca, tal como les acabo de decir a mis colegas europeas, que si deseamos que la dimensión política y de seguridad del proceso sea liderada por los estadounidenses, es por el beneficio del proceso mismo, para maximizar sus probabilidades de éxito. Hay otras dimensiones del proceso –por ejemplo la económica, la humanitaria, los derechos humanos– donde los europeos pueden desempeñar un papel importante.
–¿Cuál podría ser entonces el aporte de la Unión Europea?
–Acabo de estar en Creta, donde me encontré con los ministros de Exteriores europeos y también con varios ministros árabes –entre ellos los de Egipto, Jordania, Marruecos, Túnez, Mauritania– a los que dije quees el momento de mandar de vuelta a sus embajadores y representantes. Me parece un sinsentido que nosotros estemos negociando directamente con los palestinos y ellos mantengan retirados a sus embajadores. Espero que la UE utilice sus buenas relaciones con los países árabes para conseguir que se impliquen en el proceso de paz. Pienso además que tenemos hacer todo lo posible para fortalecer nuestras relaciones con Europa. No obstante, si Europa quiere jugar un papel clave en el proceso de paz debe tomar una posición más equilibrada ante este conflicto.
–¿Qué espera su gobierno del segundo encuentro entre el primer ministro Sharon y su homólogo palestino, Mahmud Abbas?
–En el anterior encuentro celebrado hace dos semanas, cuando les ofrecimos que asumieran el control sobre algunos territorios y garantizaran la seguridad, la delegación palestina respondió que lo que teníamos que hacer era aceptar oficialmente la Hoja de Ruta. Bien, ahora nos encontramos en una fase posterior, pues ya la hemos aprobado. Así que ahora es el turno de los palestinos para empezar a aplicar su parte del plan. Ellos tienen que empezar a dar los primeros pasos, y luego nosotros daremos los nuestros, pero no de forma paralela, sino secuencial. Queremos ver qué hace un ciento por ciento de esfuerzo para combatir el terrorismo y la violencia, y comenzar a avanzar en el camino hacia la paz.
–La próxima semana celebran ustedes una cumbre trilateral con el propio Mahmud Abbas y con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. ¿Podría constituir éste el principio del fin de la segunda Intifada?
–Aunque podría ocurrir antes, la cumbre del próximo miércoles en Aqaba supondrá el momento cero, en que realmente comience a rodar la Hoja de Ruta y retomemos las negociaciones. Nosotros deseamos volver a la mesa de negociaciones, pero queremos que sepan que no van a ganar esta guerra y forzarnos a darles lo que no queremos. Precisamente Mahmud Abbas es un líder que ha dicho varias veces que pueden conseguir más a través del diálogo que de la Intifada.
–El gran ausente de la cumbre de Aqaba será sin duda Yasser Arafat. ¿Qué opinión le merece a usted el presidente palestino?
–Pensamos que Arafat es un terrorista, que continúa apoyando la violencia. Lo acabamos de comprobar con la interceptación de este barco que transportaba armas y se dirigía de El Líbano a Gaza, en una operación de contrabando que fue organizada por un individuo que trabaja para Arafat. Por eso creemos que hay que aislarlo, lo que simultáneamente servirá para fortalecer el liderazgo de Mahmud Abbas. A diferencia del presidente egipcio Anwar Sadat, que lo primero que hizo al llegar a Israel para negociar la paz fue decir “no más guerra, no más derramamiento de sangre”, Arafat no hecho más que utilizar el terrorismo y la violencia durante décadas para convencernos de que le demos lo que no pudo conseguir a través de las negociaciones.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.