Sábado, 12 de enero de 2013 | Hoy
EL MUNDO › AL MENOS 115 MUERTOS EN UNA JORNADA SANGRIENTA
Pakistán sufrió el jueves una de las jornadas más sangrientas de su convulsa historia reciente, con 115 muertos en una serie de atentados principalmente contra chiítas, a pocos meses de elecciones generales en este inestable país dotado de arma nuclear. El ataque más devastador fue un doble atentado en un club de billar repleto de gente en la ciudad de Quetta, capital de Baluchistán, de mayoría chiíta, que dejó 82 muertos y 121 heridos, indicaron las autoridades locales.
Este es uno de los ataques más graves contra esta comunidad musulmana. Se trata asimismo del ataque más mortífero desde el doble atentado suicida delante de un centro de entrenamiento de la policía en Shabqadar (noroeste), el 13 de mayo de 2011, en el que murieron 98 personas. El atentado contra esta minoría, de la que procede el 20 por ciento de la población total de Pakistán (180 millones de habitantes), fue reivindicado por los extremistas sunnitas del Lashkar e Jhangvi (LeJ), principal grupo rebelde antichiíta del país. Aliado a Al Qaida y a los talibán paquistaníes, el LeJ estuvo implicado en el secuestro y el asesinato del periodista estadounidense Daniel Pearl, decapitado en enero de 2002.
Baluchistán, una de las regiones más pobres de Pakistán, es escenario habitual de violencia, principalmente contra la minoría chiíta, o vinculada con el conflicto entre las autoridades y una insurrección local. Los rebeldes de Baluchistán se alzaron en 2004, reclamando una autonomía política y un mejor reparto de los beneficios obtenidos de los recursos mineros y de gas de la región.
Un primer atentado con explosivo se había producido poco antes también en Quetta, causando la muerte a 11 personas en un mercado muy concurrido.
Otro atentado se produjo también el jueves en el noroeste, en Mingora, capital del valle del Swat, donde una bomba colocada en la sede de un movimiento religioso dejó 22 muertos y más de 80 heridos.
La organización de defensa de derechos humanos Human Rights Watch (HRW) reaccionó el viernes condenando “la cobardía y la indiferencia de las autoridades” frente a las “matanzas” de chiítas, cada vez más frecuentemente víctimas de ataques en Pakistán en los dos últimos años.
Según HRW, 2012 fue el “año más sangriento” para la minoría musulmana en la historia del país, con más de 400 muertos en ataques o atentados.
La negra jornada confirma el alza de la violencia observada en las últimas semanas en varias regiones de este país, una realidad inquietante a pocos meses de las elecciones generales previstas en la próxima primavera boreal.
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