La declaración de soberanía propuesta por el partido de Artur Mas, Convergencia i Unió (CIU) y avalada por Esquerra Republicana (ERC) se aprobó ayer en el Parlamento catalán tras semanas de intensos debates. Con el acuerdo de Iniciativa per Catalunya Verds (ICV-EUiA), pero el voto en contra de los socialistas, el Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy y Ciutadans, se aprobó el documento que proclama a Cataluña como un “sujeto político y soberano” para ejercer su derecho de autodeterminación en una consulta.

La votación que el presidente regional, Artur Mas, no dudó en calificar como “histórica” se llevó a cabo en medio de fuertes tensiones partidarias. Hasta pocos minutos antes de iniciarse el pleno en el Congreso, los diputados del Partido Socialista (PSC) no habían decidido si apoyar o no la declaración de soberanía, lo cual evidenció la fractura que existe en el seno de la organización con respecto a este tema. Los 20 diputados del PSC fueron incapaces de consensuar una postura unitaria: la mayoría resolvió el voto en contra pero cinco miembros muy significativos se desmarcaron de la postura acordada y no participaron de la votación.

El primer secretario del PSC, Pere Navarro, aseguró en una de sus intervenciones que no va a aceptar “un proceso de transición que haga de Cataluña un nuevo Estado europeo, porque salirse del marco legal hará imposible obtener un verdadero derecho a decidir”. De esta forma, el político ratificó su desacuerdo con el texto independentista y reiteró su propuesta de un Estado federal y una reforma constitucional acordada con el gobierno central.

El Partido Popular Catalán (PPC) también votó en contra de la declaración de soberanía porque entiende que es el inicio de un proceso secesionista que vulnera la legalidad vigente. Para la presidenta del Partido Popular de Cataluña (PPC), Alicia Sánchez-Camacho, la jornada de ayer fue “un día triste” porque es “el inicio de la ruptura” con España y subrayó que la prioridad de Artur Mas debería ser negociar con el gobierno un nuevo modelo de financiación y elaborar políticas para salir de la crisis, en lugar de estar “obsesionado con la independencia”.

Las cinco formaciones con representación en el Parlamento llevan reuniéndose desde el pasado 18 de enero para negociar el contenido de la declaración. La coalición conservadora y nacionalista Convergencia i Unió ganó las pasadas elecciones del 25 de noviembre –en las que fue reelecto Mas– con menos margen de lo esperado y tuvo que pactar un acuerdo de gobernabilidad con Esquerra Republicana de Cataluña. Este pacto contempla la celebración de un referéndum de autodeterminación en 2014 para esta región rica del noreste de España donde ha crecido el fervor independentista, coincidiendo con la crisis económica y el reclamo al gobierno central de un mejor trato fiscal. De hecho, Mas está duramente enfrentado al gobierno de Rajoy desde que éste rechazó renegociar un sistema fiscal que el presidente catalán considera como un lastre para su región en estos tiempos de recesión.

Los dos partidos mayoritarios, Convergencia y Esquerra, pactaron un primer borrador del texto votado ayer que aludía a un “nuevo Estado” dentro de la Unión Europea pero, debido a la presión de los demás grupos, acordaron eliminar esa referencia. Mantuvieron, eso sí, la alusión al pueblo catalán como un “sujeto político y soberano”. De este modo, el documento expresa la voluntad de iniciar un proceso de autodeterminación con una consulta popular y cuenta con amplio apoyo, ya que fue consensuado por 84 de un total de 135 diputados.