EL MUNDO › OPINIóN

¡ALCA, ALCA, al carajo!

 Por Pacho O’Donnell *

Personalmente me impactó mucho Chávez en ocasión del “entierro” del proyecto del ALCA, en la IV Cumbre Iberoamericana en Mar del Plata, año 2005, en las mismas narices de un George Bush presente.

¿Qué era el ALCA, que no se ha disuelto sino que permanece agazapado, en espera de mejores tiempos, distintos de aquéllos en que Chávez y nuestro Kirchner, con la aquiescencia de Lula, se pusieron al hombro la tarea de petardearlo?

En el documento presentado para la aprobación de las repúblicas continentales había (¿hay?) capítulos referidos a servicios, sin excluir salud y educación; protección de propiedad intelectual o patentes; compras gubernamentales; trato a las inversiones; jurisdicción para resolver controversias; acceso a recursos naturales. En su conjunto, son los rubros más codiciados por los poderosos globalizados, el filón que buscan los grandes capitales, aquellos que más empujaban el ALCA. Era sin duda un intento más de los EE.UU. de controlar la economía de su “patio trasero”. Como lo había sido la Alianza para el Progreso presentada en Punta del Este en 1961, oportunidad en que le tocó a nuestro Che Guevara develar las intenciones ocultas detrás de aparentes buenas intenciones.

Chávez siempre reconoció que quien condujo y empujó ese momento histórico fue Néstor Kirchner y recordó cuando nuestro fallecido presidente se dirigió a George Bush, que estaba sentado en un rincón del salón de aquella cumbre marplatense, y le descerrajó “No nos vengan aquí a patotear”.

“Hemos venido con una pala, porque en Mar del Plata está la tumba del ALCA.” Así comenzó su discurso el venezolano el 4 de noviembre de 2005, ante un estadio mundialista colmado de una muchedumbre fervorosa que había participado de la III Cumbre de los Pueblos, que se desarrolló paralela y antagónicamente a la Cumbre oficial. Mientras Chávez denunciaba las maniobras de los Estados Unidos para colonizar a los países americanos, la concurrencia coreaba “Bush fascista, vos sos el terrorista”. “Así como fracasó Estados Unidos en su intento para detener la Revolución Cubana, fracasaría ahora en su intento de detener la revolución venezolana. Si se les ocurriera invadir a Venezuela, comenzará en estas tierras la guerra de los cien años.” Arengó que “tenemos que ser no sólo los enterradores del ALCA, sino los enterradores del modelo capitalista neoliberal que desde Washington amenaza a nuestro pueblo desde hace tanto tiempo”. Y añadió: “Debemos ser las parteras del nuevo tiempo, de la nueva historia, del ALBA. Vamos a enterrar el capitalismo para crear el socialismo del siglo XXI”. Y aprovechó para recordar la expresión de Rosa Luxemburgo de “Socialismo o barbarie”. “No se trata –afirmó Chávez– de un impulso político, ético, moral o ideológico al mundo, sino de salvar al planeta.” Recordó la relación entre el fenómeno del calentamiento global y la presencia de huracanes que han asolado varias regiones del mundo: “Está en juego la vida futura en el planeta, sólo la conciencia y la acción de los pueblos salvará el medio ambiente”. No faltaron festejados raptos de humor, como cuando señaló que si seguimos destruyendo el planeta no podremos refugiarnos en Marte, porque allí no hay vida, “parece que la hubo alguna vez, pero al parecer se instalaron allá el Fondo Monetario y el Banco Mundial y dejó ya de haberla”.

Tuvo momentos para destacar la importancia de la cultura y recordó las palabras de José Martí, “ser cultos para ser libres”, para relacionarlas con las de Simón Bolívar, “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”. Llamó a los asistentes a “leer, pensar y escribir”, e incluso se permitió recomendar un libro: Hegemonía o supervivencia, de Noam Chomsky.

Estábamos en presencia de un Comandante Chávez puro, que iba ganándose su lugar en la historia de los pueblos americanos.

* Presidente del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego.

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