Jueves, 7 de marzo de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › AYER COMENZARON A CIRCULAR 45 VAGONES, EN NUEVE FLAMANTES FORMACIONES
Tras casi dos meses, reabrió la línea que une Plaza de Mayo con Flores. Los coches no alcanzan para mantener la misma frecuencia. Randazzo recordó que los vagones fueron comprados por el gobierno nacional y dijo que el aumento es “desproporcionado” .
Por Eduardo Videla
Después de 54 días de cierre, la línea A del subte porteño volvió a transportar pasajeros. Lo hizo a partir de las 20 de anoche, con flamantes nueve trenes fabricados en China, con aire acondicionado. El acto de reapertura fue tres horas antes, encabezado por el jefe de Gobierno Mauricio Macri, con la presencia del ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, en la estación Puan de ese ramal. El gobierno porteño celebró como propia una obra en la que el grueso de la inversión estuvo a cargo del gobierno nacional –Randazzo la estimó en más de 1000 millones, incluida la compra de los vagones–, en tanto que la Ciudad aportó la limpieza y la pintura en estaciones y la colocación de ventiladores y nuevos cestos de basura, entre otras tareas. La prolijidad, al menos, contribuirá a matizar la espera entre servicio, que directivos de Subterráneos de Buenos Aires estimaron, en diálogo con este diario, en alrededor de cinco minutos.
Como un auto cero kilómetro, los nuevos trenes CMR tienen “olor a nuevo”. Son amplios, luminosos y confortables y están cerrados herméticamente por un doble vidrio para hacer efectivo el funcionamiento del aire acondicionado. Son rápidos, pero la aceleración apenas alcanza a compensar la menor cantidad de formaciones. A los nueve CMR se suman dos Fiat Materfer decorados y reciclados, mientras que hasta el 11 de enero circularon 18, entre ellos los históricos trenes de madera, con una frecuencia promedio de tres minutos. “El 15 de marzo se incorporará un coche más, y luego uno por mes, hasta llegar a dieciséis”, dijo a este diario la fuente de Sbase. Los coches que se incorporan son los viejos Fiat a los que se les deben cambiar todas las ruedas.
Macri llegó a la estación Puán en la cabina del motorman. Lo acompañaron la vicejefa, María Eugenia Vidal; el jefe de Gabinete, Horacio Rodríguez Larreta, y el titular de Sbase, Juan Pablo Piccardo. En el hall de la estación lo esperaban desde hacía veinte minutos Randazzo, rodeado de ministros y legisladores macristas. “Hemos puesto la línea A en el siglo XXI”, dijo Macri, que fue el único orador. Reconoció que los 45 coches habían sido comprados por el gobierno nacional, pero de inmediato reprochó que “el deterioro de los últimos diez años de desinversión no se recuperará de un día para el otro”. Y anunció que está recibiendo ofertas para comprar 105 vagones.
Macri manifestó su anhelo de que “este sea el comienzo de una nueva etapa”, en la relación con el gobierno nacional, y expresó su confianza en poder alcanzar una “agenda común” en materia de transporte. Esa agenda debería incluir, entre otras cosas, las tarifas del transporte, sobre las que no hubo acuerdo en la Agencia Metropolitana que integran Nación, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires: el gobierno porteño fijó el valor del viaje en subte en 3,50 a partir del 15 de marzo, un monto que el ministro Randazzo calificó ayer de “desproporcionado”, porque va a “descompensar” el sistema al provocar una fuga de pasajeros hacia el colectivo.
“Habrá nostálgicos, románticos, que extrañan los vagones de madera –dijo Macri–. A mí me pasó lo mismo cuando remodelamos la cancha de Boca. Pero habíamos entrado en una zona de peligro, de inseguridad.” Pese a esa intención, a los flamantes vagones hubo que instalarles un sistema de seguridad ATS, similar al que usaban los coches de La Brugeoise, porque los vagones chinos no están equipados con el sistema digital ATP, de última generación, instalado por la Secretaría de Transportes de Nación en las obras de la línea A.
De acuerdo con un informe de Sbase, las obras realizadas durante los 54 días en que estuvo cerrada la línea incluyeron la “limpieza profunda” de estaciones; la pintura de rejas, techos y locales; la colocación de 80 ventiladores y 76 tachos de basura, el recambio de los televisores por LCD; reposición de luces y señalización. También hay intervenciones artísticas en nueve estaciones –entre ellas, Sáenz Peña, donde hay 16 obras de Marta Minujin– y en dos coches Fiat que estaban cubiertos de graffiti. El informe no detalla cuál fue la inversión que se hizo en estos trabajos.
Randazzo no tuvo micrófono en el acto, pero sí ante los periodistas. Dijo que la administración central siempre estuvo “abierta al diálogo” y recordó que su primera decisión fue “conformar la Agencia Metropolitana de Transporte”, a la que consideró el ámbito para dialogar. Dijo que a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner –que había sido invitada, pero que viajó a Venezuela para asistir al funeral de Hugo Chávez– “le hubiera gustado participar de esta reinauguración” porque, destacó, el gobierno nacional invirtió “más de 1000 millones de pesos en la renovación de vías y el sistema de señales”, entre otras obras, que incluyeron el cambio de las catenarias y la readecuación para funcionar a 1500 voltios. Esos trabajos se hicieron entre 2007 y 2008, sin cerrar el subte un solo día.
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