EL MUNDO
Cayó el as de diamantes en Irak, número 4 luego de Saddam Hussein
Mientras seguía la polémica en Estados Unidos y Gran Bretaña por las armas de destrucción masiva con que justificaron la invasión a Irak, y que no aparecen, las fuerzas de ocupación capturaron a la figura más importante del régimen depuesto que cae hasta ahora.
Las fuerzas norteamericanas en Irak capturaron al secretario presidencial y jefe de guardaespaldas de Saddam Hussein, Abid Hamid Mahmud al Tikriti. Podría ser una pieza clave para Estados Unidos en la búsqueda de Saddam y las armas de destrucción masiva, según advirtieron funcionarios estadounidenses. El Comando Central estadounidense que anunció su captura lo había señalado como el “as de diamantes” en la baraja que representaba a los 55 funcionarios más buscados del antiguo régimen iraquí. Era el cuarto en la lista, después de Saddam Hussein y sus hijos, Uday y say. Por otra parte, los soldados abatieron a dos iraquíes que se manifestaban en Bagdad. Y el presidente norteamericano, George W. Bush, defendió a su aliado en la guerra en Irak, el premier británico Tony Blair, al advertir que no hubo exageración en la información sobre las supuestas armas.
Mahmud era un colaborador tan estrecho de Saddam que algunos lo consideraban como el real número dos del régimen, y puede ser uno de los pocos, tal vez el único, que supo en todo momento el paradero del presidente. Integrante de su unidad de guardaespaldas, Saddam escogió a este teniente general para ser su secretario personal y consejero de seguridad nacional, permitiéndole el acceso a los secretos más celosamente guardados del régimen. Para algunos, su detención podría representar un golpe a los leales del líder derrocado. En pleno centro de Bagdad, un soldado norteamericano mató ayer a dos iraquíes al disparar contra una manifestación de veteranos del ejército que exigían su paga a las nuevas autoridades del país. Varios centenares de militares desempleados se concentraron a primera hora de la mañana ante la puerta del Palacio Republicano, sede de la Autoridad Provisional de la Coalición. La protesta discurría pacíficamente hasta que la llegada de un convoy de la policía militar, que quería entrar en el recinto, encrespó los ánimos de los manifestantes, que empezaron a arrojar piedras contra los vehículos. En ese momento, el soldado –una mujer, según los testigos– disparó indiscriminadamente contra la multitud. Horas más tarde, al sur de la capital iraquí, moría un soldado y otro resultaba herido tras ser tiroteados por unos desconocidos.
Entretanto, Bush salía en defensa de Blair, acusado de exagerar la presunta amenaza de las armas iraquíes de destrucción masiva. Blair y su gobierno están siendo acusados de utilizar “medias verdades” para justificar la invasión de Irak, mientras un comité parlamentario investiga las pruebas británicas sobre las armas prohibidas de Irak. El presidente norteamericano dijo ayer que Blair “trabajó con muy buena información de inteligencia y que las acusaciones simplemente no son verdad”. Desde el inicio de la invasión de Irak, el 20 de marzo, las tropas aliadas no han hallado armas de destrucción masiva, en medio del aumento de críticas y acusaciones de los que se oponen a la guerra. El gobierno de Washington citó hasta ahora el hallazgo de dos remolques de camión, que cree que pudieron ser laboratorios móviles de armas biológicas, para mostrar sus avances en la búsqueda de los supuestos arsenales iraquíes.
El portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, insistió ayer en que la búsqueda de las armas está siendo “muy cuidadosa”. En Washington, un comité de la Cámara de Representantes inició una serie de audiencias a puerta cerrada para tratar de saber qué pruebas exactas tenía el gobierno sobre las armas de Irak. El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, señaló que los datos del espionaje “eran correctos en general” y “no fueron disputados en Naciones Unidas” antes de la guerra. En esos momentos, “el asunto no era si la información era buena o no, el único asunto fue si era apropiado esperar un poco más para que las inspecciones dieran resultados”, señaló Rumsfeld durante una conferencia de prensa en el Pentágono. El primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, uno de los aliados fieles de Estados Unidos, afirmó por su parte que “las armas de destrucción masiva están en alguna parte de Irak” y que la participación militar de Dinamarca junto a la fuerza anglonorteamericana en la guerra estaba “justificada”.