El presidente de Chipre, Nikos Anastasiadis, defendió ayer la quita impuesta sobre los depósitos privados aprobada por el Eurogrupo como la única alternativa frente al descalabro del sistema bancario. En un discurso televisado, Anastasiadis señaló que tras asumir un Estado en bancarrota hace dos semanas, en la sesión del Eurogrupo que se llevó a cabo el viernes le plantearon, a modo de chantaje, dos soluciones. “La primera hubiera conducido a la quiebra, pues habría llevado al Banco Central Europeo a interrumpir la ayuda extraordinaria para mantener la liquidez de los dos principales bancos”, dijo para añadir que la segunda opción, la de la quita del 10 por ciento de los ahorros, acabará llevando al país por el camino de la recuperación económica.

El presidente prometió que el Estado devolverá la mitad del impuesto pagado a los propietarios de depósitos que los mantengan durante más de dos años, a través de bonos sobre los futuros ingresos de gas. Chipre cuenta en sus aguas marítimas con grandes reservas, fuente de energía que espera poder explotar en los próximos años. El discurso de Anastasiadis tuvo lugar al final de un día de gran desconcierto político, que comenzó con el aplazamiento para hoy lunes de la votación parlamentaria que deberá refrendar el paquete de medidas anunciadas.

A la vista del revuelo político y social causado por las medidas, el presidente tuvo que optar por retrasar un proceso legislativo que se pretendía cerrar con máxima urgencia, para evitar un caos en el sistema financiero. Además, y por orden del Banco Central, los bancos se mantendrán cerrados al menos hasta mañana, con la posibilidad de que la medida se alargue más días. En un principio estaba prevista su reapertura tras la festividad del Lunes de Carnaval, que se celebra hoy en la isla.

La mayoría de los partidos políticos reaccionaron con indignación al programa del Eurogrupo, que contempla un impuesto extraordinario de un 9,9 por ciento para depósitos superiores a los 100.000 euros y del 6,7 por ciento a los inferiores. “La decisión del Eurogrupo no tiene precedentes y entierra definitiva e irrevocablemente el fundamento básico de la Unión Europea, que es el principio de la solidaridad”, indicó el partido socialdemócrata EDEK en un comunicado. “Rechazamos plegarnos a este chantaje”, agregó EDEK, que pidió una renegociación del acuerdo.

El proyecto requiere del voto a favor de 29 de los 56 diputados en el Parlamento, por lo que Anastasiadis, cuyo partido conservador DISY tiene 20 escaños, necesita el respaldo de los nueve diputados del partido que lo acompañó en las elecciones, el centrista DIKO, algo que no parece asegurado. Según medios locales, uno de los diputados de DIKO parece dispuesto a negarle el apoyo.

El resto de las formaciones dejaron entrever su rechazo, como el partido comunista AKEL, del último presidente Dimitris Christofias, que tiene en el Parlamento 19 escaños. Con toda probabilidad, se sumará a este rechazo el único representante del movimiento de los ecologistas y los dos diputados del partido de centroderecha Evroko, aunque ayer su presidente, Nikos Siuris, evitó aclarar cuál será su postura. El terremoto desatado anteayer por la decisión europea encendió la bronca de los habitantes de la isla. “Despertarse y darse cuenta de que parte de tu vida y de tus sueños han sido robados no es algo fácil de entender ni de aceptar”, dijo Maria Filipu de 54 años, contadora jubilada. Al conocerse la noticia en Chipre, la gente salió a la calle para retirar fondos de sus cuentas, pero se encontró con que los bancos cooperativos, los únicos que abren el sábado, habían recibido la prohibición de permitir transferencias bancarias.