EL MUNDO › ENTREVISTA A WOLFGANG KREISSL-DOERFLER, EURODIPUTADO ALEMáN

“Hay remedios pero ningún plan”

Ante la situación en Chipre, el político alemán dijo que teme por lo que pueda pasar en Europa. Desde la socialdemocracia, se espanta al leer los diarios que dicen “nosotros tenemos que pagar todo y ellos no quieren trabajar”.

 Por Fernando Cibeira

Desde Bruselas

@De que el eurodiputado alemán Wolfgang Kreissl-Doerfler está lejos ideológicamente de Angela Merkel uno se da cuenta apenas entra en su despacho en el piso 12 del moderno edificio del Parlamento Europeo y lo ve decorado con fotos de un Lula joven. “Lo conozco desde hace muchos años, de cuando fundó el PT y venía a Alemania a participar de reuniones”, explica mientras saca de un sobre otras fotos en la que también se lo ve con el asesor de Lula en temas internacionales, Marco Aurelio García, algunas todos juntos tomando cerveza en Munich. Kreissl-Doerfler pertenece al Partido Socialdemócrata y en el Parlamento Europeo integra el bloque de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas. Se hace entender en portuñol y cuenta de sus periódicos viajes a Argentina, donde tiene amigos y lleva adelante algunos proyectos de ayuda social. Además integra en el Parlamento Europeo la Comisión de Relación con el Mercosur y un grupo nuevo de relación con Brasil.

–¿Cuál es su visión de la situación que atraviesa Europa?

–Es muy delicada. Desde 2008 es más o menos la misma cosa, hay muchos remedios, pero ningún plan real. Veamos la situación en Chipre. Unos están diciendo que es un país importante, un país clave en la moneda única; otros dicen que no es tan importante, pero lo que ninguno hace es discutir con el pueblo qué significa si Chipre quiebra o qué significa verdaderamente vivir en Italia teniendo en cuenta lo que sucedió en las últimas elecciones. En Alemania tenemos un debate que me espanta. Uno lee los diarios y dicen: “Nosotros tenemos que pagar todo y ellos no quieren trabajar”. Tengo miedo sobre lo que puede suceder en los países más afectados por la crisis.

–¿Merkel es la principal impulsora de la medida que se ha tomado en Chipre?

–No se puede decidir que quien tiene plata en el banco tiene que pagar una parte. Nosotros decidimos en el Parlamento el año pasado que, si un banco quiebra, los depósitos hasta cien mil euros tenían una garantía del ciento por ciento. Eso fue una promesa que se hizo a la sociedad. En los bancos de Alemania incluso está garantizado el ciento por ciento de todos los depósitos. Si yo fuera español, italiano o griego hoy iría al banco a retirar todo mi dinero porque no hay más seguridad. Esto es una quiebra de las reglas que nunca había visto en mi vida política.

–¿El Parlamento Europeo no tiene facultades para intervenir en este tema?

–No, en Chipre es una decisión intergubernamental entre los 17 países que tienen la moneda euro y el Banco Central Europeo. El Parlamento no tiene decisión allí. Se dice que ha sido toda la Unión Europea la que ha tomado la decisión y no es así. Hay una confusión total. Por eso se dan resultados como el de Italia, donde la fuerza de Beppe Grillo saca los votos que saca. No todos los que votaron a Beppe Grillo están contra las reglas claras, pero se ha perdido la confianza en los otros partidos políticos. Lo de Silvio Berlusconi es ridículo realmente.

–¿Considera peligroso o interesante el caudal de votos de Beppe Grillo?

–Peligroso no, porque muestra que mucha gente, y también muchos dirigentes, quieren otra forma de gobernar. La gente que los votó no quiere seguir más con los políticos tradicionales, esquemáticos como los socialistas y los demás grupos que están con (Pierluigi) Bersani, que yo no sé bien qué piensan. Aquí forman parte de mi bloque, pero no se sabe qué piensan. Lo mismo pasa con los socialistas franceses, que se han dividido en tres partes. Eso complica mucho la política. Para la derecha siempre es más fácil. Usan palabras simples para soluciones simples que no funcionan.

–¿Y qué sucede con la gente ante esta situación en Europa?

–A la gente le falta orientación, está en una situación muy difícil. No hablo de la clase alta, pero ya en la clase media hay miedo sobre cómo mantener el trabajo, pagar el departamento y resolver los problemas cotidianos. Para los políticos es más fácil decir “eso es tema de la Comunidad Europea”, pero es su propio país el que está cerca de caer. Por eso digo que no hay orientación. No hay un programa de consenso para la Comunidad Europea ni aun en los propios países. Hay lugares con más del 50 por ciento de los jóvenes sin trabajo, eso es explosivo. Hay gente con 35 años que tiene que volver a vivir en la casa de sus padres. Es un desastre. ¿Qué puede significar para nuestras sociedades para los próximos años? Muchas de esas personas no se van a casar ni tener hijos porque tienen una gran inseguridad.

–¿Cómo está la relación de la UE con el Mercosur?

–Semanas atrás tuvimos acá un interesante debate sobre el Mercosur. Yo soy miembro del grupo UE con Brasil, que se fundó dos años atrás. Estuvimos discutiendo cómo puede funcionar mejor el Mercosur aunque no hubo grandes avances. Por ejemplo, está la situación de Venezuela. Me acuerdo de que años atrás Lula venía y nos decía: “¿Por qué se preocupan tanto por Chávez? Nosotros lo vamos a integrar a nuestro sistema”. Allí se confirmó que Brasil no hará un trato bilateral con la Unión Europea sin Argentina ni el resto del bloque. Dejaron en claro que, más allá de los problemas que pudieran existir, no querían poner esa construcción en duda iniciando una negociación sin Argentina. Así era en la época de Lula ya y también es la filosofía de Dilma.

–¿Cómo ve la situación de América latina?

–Hay una situación de estabilidad política, fuera de este momento de Paraguay. Eso fue un golpe para mí. Acá por supuesto el Partido Popular no dejó ni que lo discutiéramos en el Parlamento, para ellos todo eso fue legal y estuvo bien. Pero, en general, más allá de los problemas de cada país, todo el continente está mucho mejor que diez o quince años atrás. En Argentina yo no me siento cercano a Cristina Kirchner, pero tengo que reconocer que cuando voy allá por algún trabajo social que estamos haciendo en algunas villas, es otra la visión. El pueblo en general, fuera de la ciudad de Buenos Aires, está más cerca de Cristina Kirchner.

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La canciller alemana, Angela Merkel, teje en la visita a un centro social.
Imagen: EFE
 
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