EL MUNDO › EL MANDATARIO BOLIVARIANO ASUMIO EN LA ASAMBLEA NACIONAL ANTE LA MAYORIA DE LOS PRESIDENTES DE LA REGION

Maduro juró por Chávez como presidente de Venezuela

“Yo no soy Chávez, me he asumido como su hijo y garante de su sueño en colectivo”, afirmó en su discurso inaugural. Tendió puentes de diálogo con la oposición –que no lo reconoce– y prometió profundizar el modelo legado.

 Por Mercedes López San Miguel

Desde Caracas

Nicolás Maduro tomó posesión como primer mandatario chavista y obrero en la Asamblea Nacional, ante un público lleno de consignas y banderas, dentro y fuera del recinto, y respaldado por sus pares de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que habían estado con él horas antes en una reunión extraordinaria en Perú. “Yo no soy Chávez, me he asumido como su hijo y garante de su sueño en colectivo”, afirmó en su discurso inaugural y recordó una frase que le dijo Cristina Fernández: “Ustedes por separado no son nada, sólo juntos y juntas son Chávez”. Maduro tendió puentes de diálogo con la oposición –que no lo reconoce mientras se haga la auditoría de la elección del domingo– y prometió profundizar el modelo que legó Chávez con eficiencia y más misiones sociales.

Para los venezolanos y el mundo se trató de un acto de juramentación atípico en varios sentidos: era el primero sin el líder bolivariano fallecido el 5 de marzo; se realizaba en medio de la disputa por la votación y luego de las trágicas jornadas del lunes y martes, que dejaron ocho muertos simpatizantes del oficialismo. Justo cuando Maduro estaba empezando el discurso, un joven de campera roja sorteó la seguridad y llegó corriendo hacia él, lo corrió y gritó ante el micrófono: “Nicolás, me llamo...”, antes de que un guardia lo detuviera. El electo presidente, visiblemente contrariado, dijo con énfasis: “Ha fallado la seguridad absolutamente, me pudieron dar un tiro”. La prensa local enseguida informó que se trató de una persona de nombre Yendrik Sánchez que ya en otras ocasiones interrumpió actos públicos. Lo hizo en un acto del candidato opositor Henrique Capriles Radonski, el 10 de abril.

El investido presidente agradeció la reunión de la Unasur convocada por Ollanta Humala y su declaración final. “Nadie la va a publicar, no la van a leer en la prensa mañana, pero demuestra la fortaleza ética y moral entre los gobiernos de diversos signos y el espíritu sudamericano”, dijo, sin nombrar a dos de los diarios opositores al gobierno: El Nacional y El Universal. El texto aprobado en la madrugada de ayer, sin divergencias entre los jefes de Estado, saludó a Maduro por los resultados del domingo, instó a que los sectores que participaron del proceso electoral respetasen los resultados, y de no ser así, que llevaran su reclamo por los canales institucionales. La Unasur hizo un llamado a deponer toda acción violenta que arriesgue la paz social de Venezuela, invocó al diálogo entre las partes y acordó como bloque darle acompañamiento a la investigación de los hechos violentos.

Y es que la oposición liderada por Capriles Radonski se negó a reconocer la victoria de Maduro por una diferencia de 1,8 por ciento, llamando a manifestarse en las calles para exigir un recuento total de los votos. Como el Consejo Nacional Electoral (CNE) proclamó presidente al delfín de Chávez el lunes, comenzó una ola de ataques a centros médicos y sedes del Partido Socialista Unido de Venezuela, con un saldo de ocho muertos y 61 heridos. Recién en la noche del jueves, cuando el CNE anunció la auditoría del 46 por ciento de las mesas –un 54 había sido auditado el mismo domingo–, Capriles aceptó esa decisión, pero faltó con aviso a los actos de ayer.

En otro tramo de su discurso, Maduro dijo que habían detenido a los autores materiales de los asesinatos y señaló que la oposición ya tenía planes de desconocer los resultados de los comicios desde antes de que se realizaran. “Uno siempre se sorprende del odio y de la intolerancia, pero dijeron que no iban a reconocer las elecciones”. Y que ahora que se hace la auditoría, el problema de fondo persistirá. “Salga lo que salga, la oposición no lo va a reconocer”, dijo, mirando a uno de los tres diputados opositores que asistieron a su juramentación, que las cámaras mostraron con cara de pocos amigos.

“Chávez vive, vive, la lucha sigue, sigue” gritó un grupo sentado en uno de los palcos. El líder del chavismo dijo que habían podido torcerles el brazo a los golpistas. “Estamos tan fuertes y unidos que pudimos derrotar esta etapa del golpe. Hicieron una campaña bipolar: se disfrazaron de Chávez y, por otro lado, fueron intolerantes con el pueblo cubano, con sus médicos que trabajan en los centros de salud atacados”.

Tanto el oficialismo como la oposición, y los medios de comunicación que apoyan a unos y a otros, abundaron en el uso de término “fascismo” y “golpismo”, para referirse a la actitud del oponente.

En un momento, Maduro se dirigió a aquellos votantes que prefieron a Capriles y su alianza Mesa de la Unidad Democrática. “Las elecciones pasaron, hay un saldo dramático, los llamo y les tiendo la mano. Quiero escuchar las razones del hombre de a pie, del hombre de la clase media. Estoy dispuesto a conversar hasta con el nuevo Carmona”.

El flamante presidente se refería a Pedro Carmona, un empresario que asumió de forma efímera la presidencia tras el golpe del 11 de abril de 2002.Con el retorno a la normalidad en el país, para los venezolanos se vuelven imperativos temas como la economía, la seguridad y el servicio eléctrico. A todos Maduro les prometió trabajar por la eficacia, enfrentando las dificultades. “Será un gobierno del milagro social, un gobierno de calle”, dijo entre aplausos y agregó que no iba a dudar en “cortar la cabeza del que sea” que no responda con las expectativas de su gestión. Anunció dos misiones nuevas: la gran misión eléctrica nacional y la misión eficiencia. En vez de “hambre cero”, promesa de su aliado Lula en Brasil, prometió “pobreza cero” para 2019.

Afuera del Palacio Legislativo, miles de seguidores vitoreaban al nuevo mandatario con fotos de Maduro, de Chávez, y se veía a alguna mujer llevaba el bigote característico del ex canciller y ex líder sindical. Emirna Castillo dijo estar segura de que Maduro va a seguir el legado de Chávez. “Este no es el mismo país que en 1998. El comandante fue el mejor presidente y Maduro va a cumplir su testamento.” A unos metros, una chica de 28 años de nombre Yoana Alejos resaltó la figura del mandatario fallecido. “Chávez nos dio lihertad, nos dijo que debemos luchar por la patria, y que tenemos que mantenernos felices.” Más tarde y arropado por sus seguidores, Maduro encabezó un desfile cívicomilitar subrayando que las fuerzas armadas están cohesionadas. El es un civil, a diferencia de su mentor, y ayer dijo espontáneamente: “Me van a tener que cuidar.”

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Maduro gesticula momentos antes de asumir como presidente de Venezuela en la Asamblea Nacional en Caracas.
Imagen: EFE
 
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