Jueves, 23 de mayo de 2013 | Hoy
EL MUNDO › CRíTICAS POR LA POLíTICA EUROPEA Y FRENO AL MATRIMONIO GAY
Nick Clegg advirtió que las divisiones de los conservadores sobre Europa y el matrimonio homosexual estaban dañando seriamente al gobierno y que la coalición no duraría si el primer ministro Cameron no tomaba las riendas de su partido.
Por Marcelo Justo
Desde Londres
Entre Europa y el matrimonio homosexual, el primer ministro británico, David Cameron, no sale de su crisis política. Con Europa se comprometió con un referendo sobre la pertenencia británica a la UE y dejó insatisfechos a su creciente legión de euroescépticos conservadores y a aliados continentales como la canciller alemana Angela Merkel, cansados con los devaneos británicos sobre el tema. El martes por la noche en la Cámara de los Comunes, 130 conservadores votaron en contra del proyecto de ley para legalizar el matrimonio homosexual y sus pares en la Cámara de los Lores juraron que harían lo imposible por descarrilar el proyecto para cuando les toque votar el 3 de junio.
El cuestionamiento al liderazgo de Cameron es tal que entre los conservadores mismos se especula en voz alta sobre un violento cambio de timón antes de las elecciones de 2015 destronándolo de su lugar como jefe del partido y obligándolo a renunciar como primer ministro. “La muerte de Margaret Thatcher unió a la familia conservadora. No hubo cuestionamientos a su liderazgo y pareció que no tendría problemas en llegar a 2015. Después de dos semanas desastrosas esto ha cambiado”, dijo a The Independent una alta fuente conservadora.
Si los conservadores hablan del tema en estricto off the record, los aliados en el gobierno de coalición, los liberal-demócratas decidieron airear públicamente su preocupación. El líder de este partido, Nick Clegg, advirtió este miércoles que las divisiones de los conservadores sobre Europa y el matrimonio homosexual estaban dañando seriamente al gobierno y que la coalición no duraría si Cameron no tomaba las riendas de su partido. “Es hora de que nos pongamos a gobernar, a suministrar el liderazgo y el foco que necesitan los británicos en estos momentos difíciles”, dijo del viceprimer ministro Clegg.
Las dos semanas “desastrosas” de David Cameron comenzaron con la debacle en las elecciones municipales de principios de mes, que vieron un crecimiento descomunal en el porcentaje de votos del UKIP, desprendimiento antieuropeo y antiinmigratorio de los conservadores. Cameron intentó apagar la tormenta intensificando su propia retórica antiinmigratoria y añadiendo de apuro la semana pasada al debate parlamentario de su programa legislativo un proyecto de ley para convocar un referendo sobre Europa en 2017, algo que no dejó conformes a sus euroescépticos que quieren una consulta popular antes de las elecciones. Un firme aliado del primer ministro, el copresidente del Partido Conservador lord Andrew Feldman, atizó la polémica diciendo que muchos activistas conservadores eran una banda de “locos desorbitados”. Como si no tuviera suficiente para todo el mes, el martes por la noche se añadió la votación al proyecto de ley de matrimonio homosexual.
La defensa de los derechos de los gays nunca fue un punto fuerte de los conservadores. Cuando asumió como líder partidario en 2005, decidido a “modernizar” la imagen de su fuerza, Cameron comenzó a cortejar una posición más “gay friendly” que culminó con este proyecto de ley plenamente apoyado por el sector modernizador de su partido y sus socios en la coalición, los liberal-demócratas. Cameron no contaba con que desataría una fuerte rebelión interna que amenaza con arrastrar más “locos desorbitados” a las filas del UKIP. No sólo 130 conservadores votaron en contra en la Cámara de los Comunes, sino que la rebelión se extendió a los lores donde los tories rebeldes se están aliando con lores representantes de la Iglesia y las fuerzas policiales para descarrilar la ley o introducirle tantas enmiendas que terminen invalidándola.
Un ex ministro de Margaret Thatcher, el sarcástico lord Norman Tebbit, resumió su pensamiento sobre el desastre que el matrimonio homosexual causaría a la corona. “Cuando tengamos una reina que es lesbiana y se case con una dama y decida que quiere un hijo con alguien que le done el esperma, el niño que tenga ¿será el heredero de la corona? Admito que el matrimonio del mismo sexo tiene sus ventajas porque me permitiría librarme del impuesto a la herencia casándome con mi propio hijo. ¿Por qué no? ¿Por qué una madre no se va a casar con su hija? ¿O por qué no van a hacerlo dos hermanas?”, dijo Tebbit. Menos florido, otro conservador apuntó al verdadero peligro político del asunto. “Este proyecto de ley es la mejor arma de reclutamiento que puede tener el UKIP”, dijo Paul Goodman.
La situación del primer ministro ha sido descripta por la propia prensa conservadora como “farsesca” y se parece cada vez más a la que vivió otro tory en el poder, John Major, que tuvo la desgracia de sustituir a Margaret Thatcher en 1991. Cameron tiene una a favor y otra en contra respecto de Major. A favor es que Major tenía enfrente a uno de los líderes más carismáticos de la posguerra que supo explotar al máximo las divisiones de los conservadores: el laborista Tony Blair. El actual líder de la oposición, Ed Miliband, no tiene ni de lejos el mismo carisma y no ha convencido del todo a la opinión pública de que es una alternativa viable. En contra de Cameron está que, a diferencia de Major, que consiguió una recuperación económica, el Reino Unido ha navegado en los últimos tres años entre la recesión y el estancamiento, un pecado mucho más grave para la mayoría de los británicos que cualquier europeísmo o promoción de los derechos gays.
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