Viernes, 14 de junio de 2013 | Hoy
EL MUNDO › SEIS CANDIDATOS Y UNA VOTACION QUE NO TERMINA DE GENERAR ENTUSIASMO DESPUES DEL ANTECEDENTE DE 2009
A estos comicios llega como favorito Said Jalili, vicepresidente y responsable del programa nuclear. Pero los reformistas moderados darán pelea, ya que consiguieron reunir todo su apoyo en un solo candidato, Hassan Rohani.
El pueblo de Irán se encamina a las urnas para votar hoy al sucesor del presidente Mahmud Ahmadinejad. Luego de que el reformista moderado y ex primer vicepresidente Mohamad Reza Aref se retirara de la campaña y anunciara su apoyo al otro candidato de su corriente, Hassan Rohani (director del Centro de Estudios Estratégicos del Consejo del Discernimiento del Sistema), sólo quedan seis aspirantes en la carrera para los comicios.
Tras dos mandatos consecutivos, Ahmadinejad no tiene permitido presentarse nuevamente como candidato y deja el cargo enfrentado con los poderes islámicos del país. Si bien en Irán existe una prohibición sobre las encuestas electorales, circunstancia que impide saber a ciencia cierta quién es el candidato que tiene ventaja sobre sus competidores, todo indica que el favorito entre los candidatos oficiales no es otro que Said Jalili, vicepresidente y responsable del programa nuclear iraní y ex ministro de Asuntos Exteriores quien, además, es asesor personal y protegido del líder máximo del país, el ayatolá Ali Jamenei.
El primero en retirarse de los ocho candidatos admitidos por el Consejo de Guardianes, que supervisa el sistema político del país, fue el diputado GholaAli Hadad Adel, uno de los cinco candidatos ultraconservadores principalistas islámicos a la presidencia. En una carta difundida esta semana por la web del Parlamento, Hadad Adel anunciaba su retirada “para que ganen los principalistas”, sin indicar uno concreto. Cuatro candidatos ultraconservadores islámicos mantuvieron sus postulaciones, así como un reformista y un tecnócrata aliado con los reformistas, el ex ministro de Telecomunicaciones Mohammad Gharazi.
Lo ocurrido tras los comicios de 2009 –cientos de iraníes tomaron las calles denunciando fraude– ha llevado a buena parte del electorado a no votar como signo de rechazo al régimen y, por ese motivo, los dirigentes quieren atraer a los ciudadanos y mostrar colas en los colegios electorales, que en las legislativas de 2012 se veían prácticamente vacíos, sobre todo en Teherán. Pero el mismo factor es también determinante para los reformistas moderados, que han conseguido aglutinar todo su apoyo en un solo candidato, Hassan Rohani, avalado por los ex presidentes Akbar Hashemi Rafsanjani y Mohamed Jatami, que busca el voto de los desencantados para poder llegar a una segunda vuelta, prevista para el 21 de este mes.
En la última jornada de campaña, Rohani volvió a marcar las diferencias con sus cuatro rivales ultraconservadores principalistas islámicos, todos ellos cercanos a la línea del líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, y planteó “acabar con la era de los extremismos y reemplazarlos por la moderación”. Rohani prometió un Código de Derechos Civiles, mejorar la situación de la mujer, actualmente discriminada por el régimen, y, sobre todo, “acabar con el ambiente de confrontación con el mundo”, que puede poner fin al creciente aislamiento de Irán y acabar con las sanciones internacionales y muchos de los problemas económicos.
Los reformistas tratarán de forzar un ballottage entre Rohani y uno de los cuatro ultraconservadores: Said Jalili; el alcalde de Teherán, Mohammad Bagher Ghalibaf; el ex canciller Ali Akbar Velayati y Mohsen Rezai, secretario del Consejo del Discernimiento del Sistema. Rezai, ex comandante del Cuerpo de Guardianes de la Revolución, y Akbar Velayati, asesor del líder supremo y ex canciller, están acusados por la Justicia argentina de ser autores intelectuales del atentado a la AMIA, en 1994, que dejó 85 muertos. Algunos analistas prevén que Jalili será el próximo presidente, aunque ven al alcalde capitalino como otro de los favoritos.
Paralelamente, el presidente Ahmadinejad aseguró que el gobierno no tiene preferencias por ningún candidato en particular. En declaraciones pronunciadas en la provincia de Juzestán, en el sudoeste de Irán, Ahmadinejad afirmó que el Ejecutivo “no favorece ni apoya a ninguno de los aspirantes” que participan en la undécima elección presidencial, según informó el portal iraní Hispan TV. Por otra parte, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Seyed Abas Araqchi, precisó el operativo que se implementó en 96 países para que puedan sufragar los iraníes que se encuentran en el exterior. Araqchi afirmó que la cartera de Exteriores “brindó todas las facilidades necesarias” para llevar a cabo las votaciones presidenciales “en más de 290 centros de votación fuera del país”.
Enfrentado a las potencias occidentales, el programa nuclear también marcará estas elecciones. El veto del Consejo de Guardianes, que impidió las candidaturas reformistas, que abogaban por un diálogo mayor con Occidente, allana el terreno para continuar con los programas de enriquecimiento de uranio. Este nuevo giro hacia el conservadurismo ha llevado a la apatía a muchos iraníes, que no ven diferencias relevantes entre los candidatos. Algunos grupos activistas y liberales iraníes planean boicotear las elecciones, ante el aumento de la represión y el rechazo a los candidatos más moderados.
Irán se rige por un régimen teocrático, comandado por el Consejo de Guardianes, una institución con gran influencia política y social integrado por doce miembros, de los cuales la mitad está designada por Jamenei. El es la máxima autoridad política y religiosa de Irán y controla las fuerzas armadas. El Consejo de Guardianes es el encargado de revisar que las leyes no contradigan el espíritu de la revolución islámica.
El ayatolá Jamenei hizo el nuevo llamamiento durante un acto público y remarcó que “cada voto para cada candidato cuenta para legitimar la República Islámica de Irán”, razón por la cual le pidió al pueblo que muestre su compromiso con la forma de gobierno con una “máxima participación”. Para el líder supremo, la masividad en la concurrencia a los comicios “llevará a una epopeya política y los enemigos (en referencia a Estados Unidos, Israel y sus aliados de Occidente) comprenderán la naturaleza popular y democrática del poder en la República Islámica”.
El clero y los militares, en especial el Cuerpo de Guardianes de la Revolución, insisten en convertir cada proceso electoral en un referendo de apoyo al sistema, por lo que piden la máxima participación.
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