Al menos 50 personas, entre ellas un periodista, fueron detenidas ayer como parte del operativo policial iniciado antes de la cuarta manifestación de protesta en los últimos días en San Pablo contra el aumento de las tarifas de los colectivos en dicha ciudad, la más grande de Brasil. Los detenidos pertenecen al movimiento Passe Livre, organizador de las movilizaciones, y la policía militarizada afirmó que tenían en su poder cuchillos, bombas molotov y vinagre para contrarrestar el efecto de los gases lacrimógenos.

Mientras tanto, cientos de comercios y hasta una universidad de la zona central de San Pablo cerraron sus puertas por temor a actos vandálicos, luego de que Passe Livre confirmara la nueva marcha y la policía militarizada advirtiera que actuaría para evitar disturbios. Passe Livre, integrada mayoritariamente por jóvenes de agrupaciones de izquierda, protesta contra el gobernador socialdemócrata Geraldo Alckmin y el alcalde laborista Fernando Haddad por el reciente aumento del boleto de colectivo de tres reales a 3,20 (equivalentes a 1,53 dólar). Este aumento fue lo que causó tres violentas marchas de protesta desde la semana pasada en el centro de San Pablo, la última de ellas en la noche del martes.

Los dirigentes del Movimiento Passe Livre se reunieron el miércoles con las autoridades y el Ministerio Público, que propuso suspender el incremento del boleto y postergar las manifestaciones. Luego de la reunión de conciliación los líderes de la protesta contra el encarecimiento de los boletos convocaron para una nueva concentración para ayer a la tarde, mientras la policía militarizada adelantó que impedirá nuevos disturbios y convocó a la tropa de choque, para controlar la situación.

Los episodios de ayer a la tarde siguieron a una jornada particularmente tensa en la ciudad, que desde temprano se vio desbordada por el comienzo de un paro por tiempo indeterminado de los sindicatos de trabajadores de los trenes metropolitanos y suburbanos. La huelga de los empleados de la Compañía Paulista de Transporte Metropolitana (CPTM) afectó a entre 800.000 y 1,1 millón de personas, que son las que utilizan cada mañana el tren para trasladarse desde la periferia a San Pablo. “La CPTM colocó algunas composiciones en funcionamiento, pero puso a personas que no están habilitadas para conducir trenes; se está cometiendo una negligencia”, dijo Leonildo Canabrava, presidente del Sindicato de los Ferroviarios Central do Brasil.

La ciudad, que tiene el mayor parque automotor de América latina con casi seis millones de unidades, registró ayer una saturación del tránsito. A ese aumento de los autos particulares se sumaron 15.000 ómnibus integrantes de un plan de emergencia dispuesto por las autoridades para reemplazar los trenes. A las 10.15, la Compañía de Ingeniería de Tránsito, dependiente del gobierno municipal, registró colas de vehículos de hasta 124 kilómetros en las principales avenidas y calles paulistas.