Los griegos iniciaron ayer un paro de 24 horas contra el cierre de la televisión y radio públicas (ERT), decisión tomada por el gobierno en cumplimiento de los ajustes fondomonetaristas que le impusieron a cambio de salvar de la quiebra a los bancos y a sus principales acreedores. La huelga, la tercera en lo que va del año, fue convocada por los dos principales sindicatos, el del sector público, Adedy, y del sector privado, GSEE, en contra de lo que consideran una nueva vuelta de tuerca del gobierno hacia el autoritarismo y el comportamiento anticonstitucional.

Los colectivos, trolebuses y trenes pararon a partir de la medianoche, provocando grandes problemas en la circulación en Atenas, los hospitales sólo ofrecían los servicios de urgencia y la totalidad de las dependencias públicas quedaron paralizadas. En el sector privado, al mediodía sólo los bancos habían respaldado el llamado a huelga. Los trabajadores del subte adhirieron a la medida de fuerza, pero pararon solamente por la madrugada y después reanudaron el servicio para facilitar la participación masiva en la manifestación de protesta convocada ante la sede de la radio y la televisión públicas.

En el sector de prensa, los periodistas entraron en su segunda jornada de huelga. Los periódicos no salieron a la venta ayer y tampoco lo harán hoy. Los reporteros anunciaron que continuarán con su huelga hasta que el gobierno revoque su decisión de cerrar la radio y la televisión públicas. Mientras tanto, unos dos mil empleados de ERT, de los 2700 que tiene contratados, mantienen ocupada la planta central del organismo y emiten un informativo continuo por canales de otras cadenas y de Internet (http://www.newsit.gr/), según informó uno de los responsables técnicos de la televisión, Vasilis Dallas. Dallas contó que a medida que avanzaba la mañana de ayer fue creciendo la cantidad de manifestantes que rodearon la sede de la televisión y la radio públicas. “Es impresionante ver cómo la gente llega de todos lados mientras las iglesias cercanas hacen sonar de continuo sus campanas”, agregó. “Algunos están con carteles que dicen ‘manos fuera’ y otros piden directamente la renuncia del gobierno”, relató el técnico. Pese a que hasta el mediodía de ayer no se habían producido incidentes, los trabajadores de la TV y la radio públicas organizaron una suerte de patrullas para controlar la situación y evitar cualquier roce con la policía, explicó Dallas.

La creciente protesta está generando una crisis en el seno del gobierno. No obstante, el primer ministro, el conservador Andonis Samaras, volvió a defender la decisión con el argumento de que era necesario acabar con un sistema de despilfarro y de privilegios para unos pocos. Samaras repitió que estaba tratando de cerrar un foco de grandes gastos y aseguró que luego del cierre pondrá en marcha un plan para crear medios públicos más eficientes y menos costosos.

El gobierno griego estuvo haciendo constantes recortes desde que recibió, hace tres años, un paquete de rescate para salvar a sus bancos de la quiebra y de la cesación de pagos, lo que afectaría gravemente a las grandes bancas europeas, entre ellas la alemana y la francesa. Para recibir ese rescate, la llamada troika, integrada por la Unión Europea, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), exigió que se aplique un duro programa de ajuste, consistente en recortes de presupuesto, sobre todo aquellos relacionados con beneficios sociales, y en una contracción del crédito, lo que desató un gran descontento y altas cuotas de desempleo. Concretamente, la política fondomonetarista profundizó la recesión y provocó el cierre de decenas de miles de comercios y empresas, con lo que el desempleo se disparó hasta el 27 por ciento, el mayor de la Zona Euro.