Martes, 25 de junio de 2013 | Hoy
EL MUNDO › EL EX PREMIER DE ITALIA RECIBIó LA SENTENCIA POR PROSTITUCIóN DE MENORES Y ABUSO DE PODER
Aunque Il Cavaliere se mostró furioso y habló de “violencia inaudita” de la condena en el caso Ruby, se sabe que tiene otras dos instancias para apelar. El tribunal de Milán dictaminó también la inhabilitación para un cargo público.
Por Elena Llorente
Ironía de la suerte para el ex premier y magnate televisivo Silvio Berlusconi, mujeriego empedernido que terminó siendo condenado ayer en el caso Ruby, por tres mujeres, las tres juezas del Tribunal de Milán, y gracias a las acusaciones de una cuarta, la fiscal Ida Bocassini. Curiosamente, después de casi siete horas de deliberaciones, la pena fue a siete años de prisión, más de lo que había pedido la fiscal –seis años–, por prostitución de menores y abuso de poder. Además, Berlusconi, de 76 años, fue condenado a la inhabilitación de por vida para todo cargo público. Pero claro, aunque Il Cavaliere se mostró furioso y habló de “violencia inaudita” de la condena, se sabe que tiene todavía otras dos instancias en la Justicia italiana antes de ser condenado definitivamente. Y sus abogados ya preparan la apelación.
“Se trata de una sentencia increíble, de una violencia sin precedentes, para eliminarme de la vida política de este país”, dijo Berlusconi en un comunicado difundido en la tarde de ayer y en el que aseguró además que “resistirá” a esta “persecución” porque es “absolutamente inocente”. Desde siempre, Berlusconi, que tiene varios juicios pendientes por las más variadas causas, pero la mayoría por corrupción o fraude fiscal, habla de una campaña para destruirlo políticamente. Lo que algunos temen es que la sentencia pueda influir para que Berlusconi, y la coalición de centroderecha que dirige, puedan poner en peligro la estabilidad del gobierno del primer ministro Enrico Letta, del que forman parte. “Se trata de un veredicto fuera de la realidad. No ha cometido ningún delito, debe ser absuelto”, clamó por su parte el abogado de Berlusconi, Nicolo Gheddini, que claramente en pocos días más presentará su apelación ante la Justicia.
Berlusconi esperó la sentencia encerrado en su lujosa residencia de Arcore, cerca de Milán, el lugar donde generalmente se realizaban las fiestas conocidas en el mundo entero como “bunga bunga” y a las que asistían jóvenes que supuestamente después mantenían relaciones sexuales con el premier. En el alegato final a fines de mayo, la fiscal Bocassini había hablado de “un sistema de prostitución montado para satisfacer sexualmente a Berlusconi. Unas treinta prostitutas de lujo y simples jóvenes bonitas participaron de esas fiestas, a veces con disfraces, pero siempre para placer del premier. Esas jóvenes, incluidas Ruby –una muchacha de origen marroquí que según la fiscalía tuvo relaciones sexuales con Berlusconi a cambio de dinero, siendo menor de edad– fueron interrogadas por la fiscal y todas aseguraron que se trataba de fiestas elegantes y tranquilas. Pero muchas declaraciones se oponían a las interceptaciones telefónicas de esos mismos testigos. A varias de ellas, además, Berlusconi les había asignado un departamento en un edificio de su propiedad en un barrio en las afueras de Milán. La fiscal Bocassini habría pasado el material de los interrogatorios a algunos de sus colegas de la fiscalía, para que inicien un proceso por falso testimonio contra estos testigos ya que, según la prensa italiana, habrían sido pagados o presionados para no declarar contra Berlusconi.
En la alocución final de la fiscal Bocassini, que es una famosa jueza anticorrupción de la época de “manos limpias”, dijo que en las fiestas que se hacían en la casa de Berlusconi había un diseño que promovía la prostitución. También explicó, irónicamente, que la condena pedida para Berlusconi se basaba en dos leyes que pretenden proteger a los menores de la prostitución, una de ellas sancionada en 2008, durante el gobierno de Il Cavaliere. El sistema de las fiestas del “bunga bunga” era organizado por tres personas principalmente, dijo la fiscal: el manager de artistas Lele Mora, la ex consejera de la región de Piamonte Nicole Minetti y el periodista Emilio Fede, gran amigo de Berlusconi y jefe del informativo de uno de sus canales televisivos. Eran los encargados de conseguir las muchachas para las fiestas. Todas recibían dinero, como han demostrado las interceptaciones telefónicas ordenadas por la magistratura en su momento. Según Bocassini, era sabido que Ruby tenía 17 años cuando por primera vez llegó a la residencia de Berlusconi en Arcore, acompañada por Fede, que había sido miembro del jurado de un concurso de belleza del que ella participó. La fiscal también aseguró que no hay dudas de que el ex premier y la joven tuvieron relaciones sexuales varias veces a cambio de dinero, entre el 14 de abril y el 2 de mayo de 2010. El juicio Ruby propiamente dicho comenzó en 2011 y duró unas cincuenta audiencias, muchas de las cuales debieron ser suspendidas varias veces porque el ex premier argumentaba el “justo impedimento”, es decir una justificación judicialmente válida para no asistir. Eso, a su vez, le provocaba una serie de beneficios, porque el tiempo pasaba y se acercaba con menores dificultades a la fecha de prescripción del delito, una carta que Berlusconi y sus abogados jugaron en todos los juicios que tiene en curso. Para mantener la confianza de sus electores, muchos de los cuales son hombres a quienes las aventuras del Cavaliere los tienen embelesados y las justifican, Berlusconi se inventó un programa televisivo en uno de sus canales de televisión. Titulado La guerra de los veinte años: Ruby, último acto, en alusión a la supuesta “campaña” contra su persona en todos estos años, Berlusconi hizo ilustrar las tesis defensivas de sus abogados, confirmadas por lo demás por la misma muchacha objeto de sus atenciones, Ruby. El programa también lo entrevistó y entonces Berlusconi no perdió la oportunidad de reiterar lo que venía diciendo a los jueces desde hacía meses, que no sabía que Ruby era menor de edad y que realmente creía que era pariente del presidente egipcio de entonces, Hosni Mubarak, como ella le había dicho. El parentesco con Mubarak fue esgrimido por el mismo premier para hacer liberar a Ruby de manos de la policía en ocasión de un robo en Milán, y por eso la fiscalía lo acusó de abuso de poder.
Berlusconi tiene pendientes otros juicios, entre otros uno por fraude fiscal en el llamado caso Mediaset, para el cual la fiscalía pidió cuatro años de cárcel y cinco de inhabilitación en el ejercicio de cargos públicos.
Berlusconi llegó a la política en 1993 como un rostro nuevo, el de un empresario que se había hecho solo y por eso despertó simpatías. Fue primer ministro cuatro veces entre 1994 y 2011. Casado dos veces, tuvo cinco hijos y varios nietos. Siempre tuvo debilidad por las mujeres, a tal punto que su segunda esposa, Verónica Lario, le pidió el divorcio públicamente, acusándolo en una carta abierta de buscar a jovencitas para sus amoríos.
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