EL MUNDO
Un primer ojo negro para George W. en “Africa mía”
El presidente norteamericano fue abucheado en Senegal. Atacó la esclavitud, pero lo compararon con el Ku Klux Klan. Y su fuerza no pudo desplegarse.
En un antiguo centro de tráfico de esclavos de Senegal, Bush inició ayer su gira por Africa con un discurso contra la esclavitud. Pero cientos de senegaleses protestaron contra su visita y lo compararon con el Ku Klux Klan. Allí, Bush dijo que Estados Unidos “participará” en los esfuerzos de los países africanos para restablecer la paz en Liberia. Sin embargo, un equipo de expertos estadounidenses que quería evaluar un campo de refugiados en Liberia fue obligado ayer a resguardarse en la embajada norteamericana por las fuerzas del presidente liberiano Charles Taylor, que todavía no renunció a su cargo pese a las presiones internacionales.
Hace 200 años, docenas de barcos atestados de esclavos negros zarpaban de la isla senegalesa de Goree rumbo a Norteamérica. Y ése fue el lugar que Bush eligió ayer para manifestar que la esclavitud fue uno de los crímenes más crueles contra la humanidad. “En este lugar, miles de personas fueron pesadas y embarcadas como carga en un viaje sin retorno”, subrayó. En su campaña electoral, Bush no se había ocupado de Africa, pero con el discurso de ayer tomó la posta de su antecesor Bill Clinton, que hace casi cinco años hizo un mea culpa en la misma isla por la barbarie en la que participó Estados Unidos. Bush pidió ayer a los africanos que luchen junto a Estados Unidos contra el terrorismo y dijo que trabajará con la Comunidad de Estados de Africa Occidental (Ecowas) para solucionar el conflicto de Liberia, aunque todavía no comprometió tropas de su país. “Estamos por determinar el grado de nuestra participación”, dijo y no descartó la participación estadounidense en una tropa regional de intervención. Pero, justo cuando Bush iniciaba su gira, un equipo de expertos estadounidenses fue forzado a retroceder por las fuerzas leales a Taylor. El convoy estadounidense fue aclamado por la población de Monrovia, pero la policía empezó a disparar con fusiles Kalachnikov y la caravana regresó a la embajada norteamericana.
En la capital de Senegal, Dakar, Bush se entrevistó con el presidente de ese país, Abdoulaye Wade. Lo acompañaron su secretario de Estado, Colin Powell, y la consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice. Afuera de la sede presidencial, centenares de personas protestaban contra su presencia. Varios manifestantes tenían pancartas que decían “Bush-Texas-KKK”, la sigla del Ku Klux Klan. Inmediatamente, Bush partió a Sudáfrica, donde hoy se reunirá con su par sudafricano Thabo Mbeki.
Sudáfrica es la potencia militar del continente, mientras que Estados Unidos es el socio comercial e inversor extranjero más importante de esta nación. Pero Mbeki no está de acuerdo con la invasión estadounidense a Irak, su política con Israel, el embargo a Cuba y la oposición de Bush al presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe. Según el norteamericano, Mugabe es “uno de los más notables violadores de los derechos humanos”. Hace una semana, Powell aseguró que Washington ayudaría económicamente a Zimbabwe si su presidente renuncia. Pero el partido de Mbeki, el Congreso Nacional Africano (CNA), tiene una deuda con Mugabe, que en los ‘80 asilaba a los sudafricanos perseguidos por el apartheid. Los 15 mil millones de dólares que Bush prometió para luchar contra el sida fueron bien recibidos en Sudáfrica, donde una de cada nueve personas está infectada. Pero la imagen de Bush en este país es negativa. Greg Mills, del Instituto Sudafricano de Asuntos Internacionales, opina que “esta gira no estaría realizándose si el 11 de septiembre no hubiera sucedido”. Según él, el interés estadounidense en Africa se limita a la lucha contra el terrorismo.