El ex primer ministro Silvio Berlusconi ratificó ayer su decisión de derribar el gobierno de Italia, pese a haber quedado más aislado luego de que importantes figuras de su partido dijeran que apoyarán al Ejecutivo en una votación sobre su continuidad prevista para hoy. “A pesar de que entiendo los riesgos que estoy corriendo, he decidido poner fin al gobierno del primer ministro Enrico Letta”, dijo Il Cavaliere.

Como justificación de su jugada, Berlusconi acusó a Letta de permitir su “asesinato político” a través de medios judiciales, en alusión a la condena de fraude fiscal ratificada contra Berlusconi el mes pasado, que disparó la actual crisis en el gobierno de coalición encabezado por Letta, de centroizquierda. Sin embargo, su colaborador más estrecho, el ministro del Interior, Angelino Alfano, dijo que los legisladores del Pueblo de la Libertad (PDL) de Berlusconi deberían respaldar a Letta en la moción de confianza que se votará en el Parlamento.

“Estoy firmemente convencido de que nuestro partido en su conjunto debería dar mañana la confianza a Letta”, señaló Alfano, quien es además secretario nacional del PDL, luego de una reunión con Berlusconi que duró varias horas. Además, en una muestra de confianza de Letta posterior a las declaraciones de Alfano, el premier rechazó las renuncias de cinco ministros del PDL.

El líder del PDL había anunciado el sábado la retirada de sus ministros del frágil Ejecutivo de coalición, algo que Letta calificó de acto “loco e irresponsable”. Si Letta pierde a sus aliados y el presidente Giorgio Napolitano no logra poner en funciones un nuevo gobierno con mayoría parlamentaria, el jefe de Estado debería convocar elecciones anticipadas.