Sábado, 19 de octubre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › EN UN DURO INFORME, ACUSO A ESTADOS UNIDOS DE OCULTAR CIFRAS DE VICTIMAS EN PAKISTAN Y YEMEN
El informe del relator sobre lucha antiterrorista dice que unas 600 personas murieron en Pakistán, incluyendo por lo menos 400 civiles, como resultado de ataques de drones de EE.UU. En Yemen hubo entre 21 y 58 civiles muertos.
Al menos 400 civiles murieron en Pakistán y otros 58 en Yemen en los ataques realizados por aviones no tripulados, conocidos como drones, de origen estadounidense, contra islamistas, muchos más que las víctimas reconocidas hasta ahora por Washington, según un informe de la ONU difundido ayer. El relator especial de Naciones Unidas sobre lucha antiterrorista y derechos humanos, Ben Emmerson, criticó al gobierno estadounidense, al que acusó de crear un obstáculo prácticamente insuperable para alcanzar la transparencia. “El relator especial no acepta que consideraciones de seguridad nacional justifiquen el retener estadísticas y datos metodológicos básicos de este tipo”, afirmó Emmerson en su informe preliminar que presentará el próximo viernes ante la Asamblea General de la ONU.
Aunque inicialmente las autoridades estadounidenses negaron víctimas civiles en este tipo de ataques, la CIA reconoció este año que existieron algunas bajas, pero que su número era mínimo. El propio presidente Barack Obama reconoció que hubo víctimas civiles en los ataques con drones y manifestó su pesar. Según Emmerson, el gobierno paquistaní le facilitó nuevos datos de víctimas de los ataques en las Areas Tribales Federalmente Administradas (FATA), en el noroeste del país, que es donde Estados Unidos, desde 2004, realiza principalmente este tipo de ataques contra Al Qaida y otros grupos islamistas en la llamada guerra contra el terrorismo. Las autoridades paquistaníes confirmaron al menos 400 civiles muertos como resultado de ataques con aviones no tripulados y otros 200 muertos más, que probablemente eran no combatientes. Según el relator, dada la complejidad de la zona, sobre la que el gobierno no tiene un control total, las autoridades paquistaníes consideran que el balance es mucho mayor. En declaraciones a la cadena de noticias estadounidense NBC News, Emmerson explicó que no hay motivos para cuestionar los datos ofrecidos por Islamabad ya que están en línea con los datos recopilados con las ONG y medios independientes.
En el caso de Yemen, el relator de la ONU dijo que fueron entre 21 y 58 los civiles que murieron en los ataques de aviones estadounidenses no tripulados. En un comunicado, la portavoz de la Casa Blanca, Laura Magnuson, respondió que están al tanto del informe y que lo estaban revisando cuidadosamente. La portavoz se remitió a las intervenciones de Obama, quien dejó en claro que el uso de la fuerza letal en la lucha contra Al Qaida y otros grupos terroristas se hace con el mayor nivel de atención y cuidado. “Antes de ningún ataque de este tipo, debe haber casi la seguridad total de que no se matará o herirá a civiles”, remarcó el mandatario estadounidense.
El gobierno norteamericano siempre defendió la legitimidad y la legalidad de los bombardeos con aviones no tripulados y Emmerson considera que, si se utilizan con estricto apego a los principios del derecho humanitario internacional, podrían incluso reducirse las víctimas civiles. En el caso de que se produzcan bajas entre la población local, el Estado responsable tiene la obligación de realizar una investigación rápida, independiente e imparcial y ofrecer una explicación pública detallada, según Emmerson. En este sentido, el relator remarcó que las consideraciones de seguridad nacional no pueden justificar que se escondan datos.
El miércoles, al menos dos personas resultaron muertas en Afganistán como consecuencia de otro ataque con aviones no tripulados provenientes de Estados Unidos. El ataque con drones se llevó a cabo en la provincia de Nuristán, donde también resultaron heridas varias personas. En una reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU) sobre la protección de los civiles llevada a cabo en agosto, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos (Acnudh), Navi Pillay, había condenado los ataques con drones realizados por Washington. La titular de Naciones Unidas, además de asegurar que estas operaciones mortales provocan la muerte de civiles inocentes y conllevan implicancias humanitarias, había expresado su preocupación respecto de los derechos humanos en los países que han sido objeto de ataques de aviones teledirigidos.
Sin embargo, la fabricación de drones es uno de los negocios más lucrativos y con mayor capacidad de crecimiento del complejo militar industrial estadounidense. La Asociación Internacional para Sistemas de Vehículos No Tripulados (Auvsi) publicó este año un informe sobre el impacto económico que tendrá la integración de estos aviones en el espacio aéreo estadounidense, un tema que debe regularse hasta 2015. El reporte indica que el impacto en los primeros tres años de esa integración será de 13.600 millones de dólares y se generarán unos 70.000 nuevos empleos. Y va más allá: entre 2015 y 2025 el impacto llegará a 82.100 millones de dólares y se crearán más de 100.000 empleos. El principal problema para desarrollar esta industria, según el informe, es la falta de una estructura regulatoria.
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