Miércoles, 20 de noviembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › UN GRUPO AFILIADO A LA RED TERRORISTA ATACó LA LEGACIóN IRANí EN BEIRUT CON DOS SUICIDAS
Hubo 23 muertos y 150 heridos en el atentado del grupo, que exigió que Teherán deje de apoyar al régimen sirio de Assad. El ataque agudiza la crisis en el Líbano, donde ya murieron 90 personas en atentados en las últimas semanas. Irán culpó a Israel.
Al menos 23 personas murieron ayer y cerca de 150 resultaron heridas en dos ataques suicidas perpetrados frente a la Embajada de Irán en Beirut, hecho que se atribuyó un grupo vinculado con Al Qaida. El doble atentado fue ejecutado por dos atacantes suicidas que, a bordo de un vehículo y una moto, intentaron irrumpir en el complejo de la sede diplomática, en el barrio chiíta de Al Yinah, pero los guardias de la embajada lograron impedirlo, con lo que el estallido fue fuera del edificio. Entre las víctimas está un agregado cultural iraní, Ibrahim Ansari. Las explosiones también mataron a dos vecinos iraníes y provocaron heridas a varios agentes de seguridad. “Fue un doble atentado en el que dos de nuestros héroes, sunnitas del Líbano, se sacrificaron como mártires”, escribió después del hecho Sirajedin Zreikat, un responsable de las Brigadas de Abdala Azzamdel, grupo vinculado con Al Qaida, en la red social Twitter.
El grupo amenazó con seguir ejecutando ataques en el Líbano hasta que Irán retire sus fuerzas de Siria, donde según las Brigadas luchan junto al gobierno sirio de Bashar al Assad. Además exigieron la libertad de un grupo de milicianos detenidos en las cárceles libanesas. Las Brigadas de Abdalá Azzam, que se atribuyeron en el pasado ataques con proyectiles contra Israel, deben su nombre al mentor de Osama bin Laden, el fallecido jefe de Al Qaida e impulsor de la jihad –guerra santa– global.
Las imágenes difundidas por la cadena libanesa Al Mayadin, financiada por Irán y con oficina en ese barrio, mostraron a civiles envueltos en llamas y a sus propios vecinos tratando de apagar el fuego. Varios vehículos resultaron incendiados por las explosiones, que también provocaron importantes destrozos materiales en los edificios vecinos.
Rápidamente llegaron muchas ambulancias para socorrer a los heridos, así como al ministro libanés de Sanidad, Hasan Jalil, y varios responsables del movimiento chiíta Amal. El ejército estableció un cordón de seguridad en el lugar de la explosión y sólo permite el paso de las ambulancias.
Las autoridades libanesas condenaron el atentado y decretaron una jornada de duelo nacional. También llamaron a la calma y a la unidad para evitar los intentos de desestabilizar el país. El primer ministro designado Tamam Salam aseguró que la mejor respuesta era la paciencia y el fortalecimiento de la unidad nacional para hacer frente a los “planes diabólicos”. El jefe de gobierno saliente, Nayib Mikati, afirmó que lo sucedido tiene el objetivo de desestabilizar la escena libanesa para enviar mensajes políticos. Mikati comparó el atentado con otras explosiones similares ocurridas en los últimos meses en Beirut y en Trípoli (al norte del país), que se saldaron con decenas de muertos.
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, condenó el atentado y envió sus condolencias a víctimas y familiares, al tiempo que aseguró que apoyará al Líbano en la investigación del incidente. El gobierno de Siria condenó el atentado en un comunicado, en el que apuntó que este tipo de acciones refleja la implicación de quienes instan al terrorismo, lo preservan y lo financian. Pese a la reivindicación de las Brigadas, Irán acusó a “Israel y sus mercenarios” de estar detrás del ataque, al igual que lo hizo el jefe del grupo parlamentario de Hezbolá, Mohamad Raad, que criticó a sus responsables de amenazar la unidad nacional.
La violencia sectaria entre sunnitas y chiítas aumentó en el Líbano desde el inicio del conflicto sirio, en marzo de 2011, que polarizó a los libaneses entre partidarios y detractores del gobierno de Al Assad. La permanente llegada de sirios que escapan de la guerra y buscan refugio en territorio libanés suma también otro elemento de conflicto interno al pequeño país árabe. Además, otro foco de conflicto radica en que algunos de los refugiados –aunque se trata de una minoría– son partidarios de Al Assad que huyeron corridos por elementos jihadistas y trasladan sus diferencias políticas al Líbano y también sus luchas y peleas. Beirut reclamó, hasta el momento de modo infructuoso, que la comunidad internacional intervenga con ayuda inmediata y concreta para tratar un tema que los está superando con claridad.
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