Desde Santiago

“Ganarle a Michelle Bachelet sería un verdadero milagro.” Con esta frase, la candidata de la derecha Evelyn Matthei redondeó el sentir de su sector ante la titánica tarea que tiene este domingo, cuando intente ganarle las presidenciales a la doctora socialista que corre con una amplia ventaja según todas las encuestas. La ex ministra del Trabajo de Sebastián Piñera, que no superó el 25 por ciento de los votos en la primera vuelta, tuvo que modificar por completo su estrategia de campaña, lo que incluyó una renovación de sus asesores –todos del ala liberal de la empaquetada derecha chilena y menores de 40 años–, un ataque frontal a Bachelet –acusándola incluso de “falta de liderazgo”– y un acercamiento al mundo religioso, entre otras acciones tendientes a capturar adherentes.

Y si nos remitimos a los sondeos, pareciera ser que solo una intervención divina podría quitarle el principal sillón a Michelle Bachelet. En este escenario, la senadora de Renovación Nacional (uno de los partidos de derecha) y vocera del comando Evelyn Matthei, agregó ayer que “los milagros existen y en una de esas la damos vuelta entera la elección... Los que somos creyentes creemos en los milagros”, aseguró en una entrevista radial.

Agregó que “nuestra convicción es que hemos hecho una gran campaña... los resultados van a depender de la gente y que vaya a votar, más allá de por qué candidata se vote, lo importante es que la gente participe y que Chile demuestre que le importa quién gobierne”.

En este teatro de operaciones, y a pesar de que la candidata de la Nueva Mayoría es virtualmente ganadora, en ambas veredas el bajo nivel de participación ciudadana que tendrá la elección es un tema que preocupa.

Según el experto electoral Pepe Auth, unos seis millones de personas aproximadamente, unas 700 mil menos del total que participó en la primera vuelta, son las que llegarán a votar mañana, según consigna The Clinic.

Agrega que si Bachelet contara con un tercio de los votantes de los ex candidatos independientes Marco Enríquez Ominami y Franco Parisi, quienes sacaron el tercero y cuarto lugar, respectivamente, sumaría 3.800.000 votos con un 63 por ciento de las preferencias y Matthei obtendría 2.200.000 de sufragios, alcanzando un 37 por ciento. La estimación está en línea con el sondeo de Valores Sociales y Política de la Universidad de Santiago, que revela que el 55 por ciento quiere que la abanderada de la Nueva Mayoría sea la próxima jefa de Estado. “No obstante, la baja participación perjudica a ambas candidatas”, dice el analista.

Estas elecciones serán recién las terceras con voto voluntario y en todas ha llamado la atención la poca participación ciudadana. Pepe Auth agrega que, en este caso, la contienda se da con un resultado predeterminado que hace que la gente que apoya a Bachelet se quede en la casa, mostrando poca importancia respecto del proceso y su candidatura y, en el caso de Matthei, porque ya es considerada la perdedora. Este escenario complica porque una quiere ganar con un respaldo importante y la otra quiere perder con una cifra digna, sostiene.

Ahora, habrá que ver también cómo incidieron en la decisión final los últimos días de campaña y, en especial, los cierres masivos que delinearon el sentir más profundo de ambas candidatas.

Michelle Bachelet, acompañada por el ex presidente Ricardo Lagos; su madre, Angela Jeria; artistas y los presidentes de los partidos opositores acusó al gobierno de Piñera de dejar amarradas una serie de iniciativas para la próxima administración, por atacar su programa y responsabilizar a su candidatura de la caída en algunas cifras económicas.

“Ganamos la primera vuelta, a pesar del activo esfuerzo del gobierno y sus ministros por atacar nuestras propuestas y culparnos de los problemas económicos, e incluso, dejar amarradas iniciativas más allá del término de su mandato”, afirmó la candidata de la Nueva Mayoría.

“En esta campaña decidimos jugar limpio, no crecer a costa de la descalificación del otro, la pelea chica o las denuncias falsas”, agregó Bachelet.

“Estamos ante un nuevo Chile en el que los ciudadanos están empujado las grandes tareas. Podemos hacer de Chile un país desarrollado de verdad y eso se juega en las elecciones del domingo”, enfatizó.

Matthei, por su parte, que llegó hasta la sureña ciudad de Temuco acompañada de la primera dama, Cecilia Morel, dijo que su principal tarea estaría centrada en la clase media, los pueblos originarios y las regiones. En ese sentido, reiteró sus críticas a los cambios a la Constitución que propone Bachelet: “¿Para qué quieren cambiarlo todo y echar todo abajo? Los chilenos quieren soluciones concretas”.

La ex ministra del Trabajo puso como ejemplo de su afirmación la llegada de inmigrantes del Perú, Colombia, Paraguay, Ecuador y tantos otros países. “Yo no sé en qué minuto se le ocurrió (a la oposición) que había que echar abajo esta casa, partir de cero, echar abajo la Constitución. ¡Qué sentido tiene, cuando hemos construido un país del que nos sentimos tan orgullosos!”, se preguntó. Y en alusión a la ex líder estudiantil Camila Vallejo, militante del Partido Comunista y quien apoya a Bachelet, Matthei dijo que una diputada electa quería una nueva Constitución para que Chile se pareciera a Venezuela, “donde cada día es más difícil encontrar alimento”. “Les recuerda algo esto, ¿no es cierto?”, preguntó a sus adherentes la candidata oficialista, en alusión al gobierno de la Unidad Popular encabezado por el presidente Salvador Allende (1970-1973), que en su último año sufrió la falta de alimentos y productos básicos.

“Son dos visiones totalmente distintas. Ellos quieren derribar esta casa que hemos construido entre todos durante los últimos treinta años y nosotros queremos hacerla más segura y ampliarla, para que quepan todos”, concluyó.