No había transcurrido siquiera una hora de la consagración de Diego Aventín como monarca del Turismo Carretera cuando sus colaboradores ya le adosaban a su auto el número 1 que identifica a los campeones y que el piloto de Morón podrá lucir en 2014. Sin embargo, sigue siendo una incógnita su presencia en el próximo torneo para defender el logro. El mismo campeón insiste en trazarle un marco de duda a su continuidad.

“No depende de mí. A mí me gustaría, pero no soy el que decide. La decisión ya no es personal, pasa primero por mi familia, después por el presidente (de la ACTC, Hugo) Mazzacane, y también por el equipo”, señaló Aventín prácticamente al mismo tiempo en que su Ford comenzaba a lucir el Nº 1. Entrada la semana, el panorama no parece haber variado. “Mi familia me acompañó mucho hasta aquí y ellos son los que tienen que decir si tengo que seguir corriendo. A mí me gustaría poder seguir, pero también sé que el jefe (por Mazzacane) quiere que trabaje con él por la categoría. Y después tenemos que ver si el equipo tiene un auto disponible para mí”, sintetizó el campeón.

Después de 15 temporadas en el Turismo Carretera, de 236 carreras disputadas, Aventín se hizo del logro que su padre Oscar lució hasta 1993, veinte años atrás, y que su tío Antonio consiguiera a comienzos de los ’80. Sucedió el mismo año en que Oscar dejó de ser presidente de la ACTC y que Diego fuera elegido vicepresidente de la entidad, cargo del que estuvo licenciado hasta el lunes, un día después de conseguir la corona.

Más allá de la consagración, la chance de que Aventín deje de correr a corto plazo está instalada desde hace rato, aun antes de que ganara protagonismo en la definición, tras ganar en tres de las últimas seis carreras, una marca realmente inusual. Se especula que, ahora que es campeón, podría determinar seguir compitiendo un año más, para lucir el Nº 1 que tanto bregó por conseguir, con tanto aliento y empuje familiar. “Ahora me siento realmente realizado”, dijo Oscar Aventín con relación al título de su hijo.

Aun si Diego elige continuar, habrá que ver con qué auto lo hace, ya que el presidente Mazzacane tiene la intención de quedarse con el Ford para sumarlo a su museo de autos campeones del TC que armó en el Autódromo de La Plata, del que es concesionario. El dirigente se lo recordó en la grilla de partida en la carrera del domingo, un instante antes de que Aventín partiera rumbo a la corona.

Su intención es cumplir con ese objetivo y, a lo sumo, coincidir con la chance de que el piloto compita un tiempo más como campeón antes de dedicarse de lleno a las tareas institucionales en la ACTC, para recuperar parte del brillo que indudablemente perdió el TC en los últimos años. “Las dos funciones son incompatibles –opinó Matías Rossi, el volante más enfrentado con Aventín en los últimos tiempos–. O es vicepresidente o se dedica a correr. Tiene que decidirlo.”

“Si me bajo, me gustaría que a mi auto se subiera Emanuel Moriatis”, deseó Aventín durante el fin de semana. El campeón 2009, con quien el piloto de Morón compartiera equipo en el Lincoln Sport Group a mediados de la década pasada, ya anunció su pase a otro equipo. La butaca del equipo MVD de Rosario parece estar inexorablemente destinada al campeón.