Lunes, 30 de diciembre de 2013 | Hoy
EL MUNDO › EL ATENTADO EN UNA ESTACIóN DE TRENES EN RUSIA PROVOCó LA MUERTE DE 16 PERSONAS Y HERIDAS A DECENAS
El diario La Voz de Rusia informó que la mujer que se inmoló era Oksana Aslanova, integrante de un grupo armado de Daguestán, viuda dos veces de combatientes islamistas. El ataque se produjo a poco más de un mes de los Juegos Olímpicos de Invierno.
Al menos 16 personas murieron y más de 30 resultaron heridas, tras un atentado en la entrada de una estación de tren de la ciudad rusa de Volgogrado, antigua Stalingrado. El ataque se produjo a menos de un mes y medio de la inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno en ese país. A las 12.45 hora local (5.45 hora de Argentina) la atacante, que según el diario La Voz de Rusia se trata de Oksana Aslanova, integrante de un grupo armado de la república rusa de Daguestán, se inmoló, y las cámaras de vigilancia capturaron cómo en segundos una bola de fuego destruyó toda la entrada del edificio. Afortunadamente, el fuego no alcanzó el centro del edificio, donde una multitud esperaba para viajar en la víspera del año nuevo. El Comité Nacional Antiterrorista ruso explicó que la atacante suicida hizo explotar una bomba cuando un policía la obligó a atravesar el detector de metales, instalado en las entradas de las estaciones de trenes importantes del país luego de un sangriento atentado a principios de año. “Putin ordenó a ministros y funcionarios de alto rango de los órganos de gobierno y la policía tomar todas las medidas necesarias para investigar el atentado suicida, detener a los que están detrás de él y llevarlos ante la Justicia”, informó la oficina de prensa del Kremlin. El Comité de Investigación señaló que, al caer la noche en Rusia, el saldo de víctimas era de 16 muertos y 30 heridos, de los cuales la mitad estaba internado en estado crítico. En tanto, el Comité Nacional Antiterrorista no responsabilizó a ningún grupo, pero sostuvo que por muestras de los restos del cuerpo se trata de Aslanova, viuda dos veces de combatientes islamistas del Cáucaso del Norte, según la cadena LifeNews.
El presidente Vladimir Putin, un abierto defensor de la mano dura contra los grupos insurgentes, ordenó el envío de aviones para el traslado urgente de los heridos más graves a hospitales de Moscú y reforzó la seguridad en Volgogrado y en la región lindante con el Cáucaso del Norte. El uso de atacantes suicidas, muchas de ellas conocidas como “viudas negras” por tratarse de esposas o novias de guerrilleros asesinados por la policía federal, se convirtió en los últimos años en una de las cartas de presentación de la guerrilla islamista caucasiana.
El Consejo de Seguridad de la ONU repudió el atentado y extendió sus condolencias a las familias de las víctimas. “Los miembros del Consejo de Seguridad expresaron su solidaridad con todos los heridos en este acto despreciable, y al pueblo y el gobierno de la Federación Rusa”, indicó el presidente del consejo, Gérard Araud, de Francia. “Los miembros del Consejo de Seguridad reafirmaron que el terrorismo, en todas sus formas y manifestaciones, constituye una de las amenazas más graves para la paz y la seguridad internacional, y que cualquier acto de terrorismo es criminal e injustificable sea cual fuere su motivo, el lugar, el momento y quien quiera que lo perpetre”, añadió.
La sospecha del gobierno ruso también se basa en que hace unos meses el máximo líder de la principal guerrilla caucasiana, el checheno Doku Umarov, amenazó con boicotear los Juegos Olímpicos de Invierno, a los que describió como “bailes satánicos sobre los huesos de nuestros antepasados”. “Como mujaidines estamos obligados a impedirlo por cualquier medio permitido por Alá”, prometió. Los Juegos Olímpicos de Invierno comenzarán el próximo 7 de febrero en la ciudad de Sochi, ubicada en el extremo suroeste de Rusia, sobre el Mar Negro.
Después de la caída de la Unión Soviética, el Cáucaso del Norte, la región del noroeste ruso encerrada entre el Mar Negro y el Mar Caspio, fue testigo de dos largas y sangrientas guerras lanzadas por Moscú para acallar las voces nacionalistas y secesionistas en Chechenia, una de las repúblicas de la región. El triunfo militar de los chechenos a mediados de los años noventa atrajo la atención de los yihadistas radicales del mundo musulmán, especialmente de aquellos que venían de expulsar a los soviéticos de Afganistán con ayuda de Estados Unidos.
Por eso, cuando Putin lanzó la segunda guerra contra Chechenia en 1999 y luego instaló una campaña de represión sistemática, que continúa aún hoy, lo hizo en el nombre de la “Guerra contra el terrorismo islámico”, un objetivo que desde 2001 comparte con sus antiguos rivales, las potencias occidentales.
La realización de los Juegos Olímpicos en las fronteras del Cáucaso del Norte captó el interés internacional sobre una región que hace tiempo quedó fuera de la agenda política y mediática del mundo. Por eso, y previendo un aumento de los atentados en la convulsionada zona del suroeste del país, Putin endureció las llamadas leyes antiterroristas a comienzos de este año. Elevó las penas de cárcel y las sanciones, como la incautación de los bienes de las personas cercanas a aquellos sindicados como terroristas, y estableció que los familiares de los atacantes suicidas o de los condenados por terrorismo deben compensar al Estado por el daño material y moral causado por éstos.
Sin embargo, y como sucede hace décadas, la mano dura de Moscú no logró pacificar ni el Cáucaso del Norte ni las regiones rusas cercanas. De hecho, hace dos meses una atacante suicida originaria de Daguestán, otra de las repúblicas del Cáucaso del Norte, hizo detonar una bomba en un colectivo que trasladaba estudiantes de Volgogrado, en el que murieron seis jóvenes. El viernes pasado, en el último de una larga serie de ataques, un coche bomba estalló en la ciudad de Pyatigorsk, muy cerca del Cáucaso, que dejó otros tres muertos.
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