EL MUNDO › ENTERRARON A DAVID KELLY EN VISPERAS DEL INICIO DE LA INVESTIGACION
Tres preguntas a un ataúd cerrado
David Kelly, el científico británico que se suicidó tras haber confiado a la prensa sus dudas sobre los informes oficiales en torno a las armas de Irak, fue enterrado ayer, pero la investigación independiente empieza el lunes y ya salpica a muchos.
Por Marcelo Justo
Como en los últimos días de su vida, en su servicio fúnebre y entierro, David Kelly fue acosado por la insaciable curiosidad de los medios de comunicación. Pero a diferencia de su última aparición pública ante el Parlamento, televisada en directo, esta vez las cámaras se mantuvieron a distancia: un cordón policial los separó de la ceremonia para que la familia tuviera la “privacidad y dignidad” que la ocasión requería.
A la ceremonia en la iglesia medieval de Saint Mary, Longworth, en Oxfordshire, asistieron unas 160 personas, encabezadas por la familia del científico: su esposa Janice, sus hijas Sian y las mellizas Ellen y Rachel. Entre los presentes se encontraba el juez lord James Brian Hutton, a cargo de la investigación judicial de las “circunstancias que rodearon su muerte”. En representación del gobierno fue el viceprimer ministro John Prescott, a cargo del Ejecutivo durante las vacaciones del primer ministro Tony Blair en Barbados. Su disculpa el martes por la terrible gaffe de uno de los portavoces del primer ministro, que calificó a Kelly en un aparte con tres medios de prensa de “personaje fantasioso” y mitómano, no debe haber hecho mucho por mejorar a los ojos de la familia la tortuosa relación que el gobierno laborista mantuvo con el científico en sus últimas semanas de vida.
Brilló por su ausencia el ministro de Defensa e inmediato superior del científico, Geoff Hoon, sindicado por muchos como el que ordenó que se filtrara el nombre de Kelly a la prensa, uno de los presuntos disparadores del aparente suicidio del microbiólogo. En un intento de sustraerse a la ya sobrecargada polémica que rodea al caso, Hoon decidió que confinarse en su casa era preferible a exponerse a algún devastador traspié durante el funeral que alimentara la avidez de los medios.
Poco antes de la ceremonia, un íntimo amigo del científico, el periodista Tom Mangold, quien está haciendo un documental sobre Kelly, dejó en claro el sentimiento de su familia. “Hemos enviado a este destino a un hombre que hizo muchísimo por la paz y que hizo todo lo que estaba en sus manos por combatir el mal. Irónicament, él era una de las pocas personas que podrían haber descubierto pruebas de armas de destrucción masiva en Irak”, dijo Mangold.
Según trascendió, en la ceremonia a cargo del reverendo anglicano Roy Woodhands se leyeron plegarias de la religión bahai, un culto persa del siglo XIX al que Kelly se convirtió hace unos cuatro años. La religión, que promueve la paz mundial y la armonía entre las razas, tiene cinco millones de seguidores en todo el mundo y cerca de 6000 en el Reino Unido.
No cabe duda de que David Kelly se lleva muchos secretos a la tumba. Sobre sus laureles científicos no hay discusiones. Nominado al Premio Nobel, integrante del equipo de inspectores de la ONU a Irak, Kelly era el principal especialista en armas químicas y biológicas del gobierno de Saddam Hussein que tenía el gobierno de Tony Blair.
Los interrogantes son sobre su papel en la sorda batalla que el gobierno y la British Broadcasting Corporation libran sobre las notas de la BBC que denunciaban un descontento en los servicios secretos por la presunta manipulación de sus informes. Se sabe que Kelly fue la “alta fuente gubernamental” citada por el periodista de la BBC Andrew Gilligan el pasado 29 de mayo. Se sabe que trabajaba para el Ministerio de Defensa, aunque recibía su sueldo de los servicios del espionaje británico, el MI6. Se sabe que él contribuyó con su conocimiento científico sobre armas químicas y biológicas al dossier que el gobierno presentó en septiembre pasado ante el Parlamento cuando arreciaba la polémica sobre la posibilidad de una acción militar ante Irak.
Desde su muerte las preguntas no hacen más que multiplicarse. El siguiente es un resumen somero de los principales puntos oscuros:
1 ¿Qué les dijo a los tres reporteros de la BBC?
Andrew Gilligan señaló que, según su fuente (David Kelly), la frase de que Irak podía activar sus armas de destrucción masiva en “45 minutos” la había colocado a último momento Alistair Campbell, el jefe de comunicación de Tony Blair. El científico negó la información en su declaración ante el Comité de Relaciones Exteriores del Parlamento.
Los otros dos reporteros de la BBC señalaron que su fuente les había hablado de descontento entre los servicios secretos por la interpretación que se les estaba dando a sus informes. En ningún momento dijeron que el gobierno había insertado elementos en el dossier. Ante el Parlamento, Kelly negó haberse reunido con uno de los dos reporteros, Gavin Hewitt, a pesar de que después se supo que el encuentro había existido. Durante su declaración ante el Comité de Relaciones Exteriores, dos días antes de su muerte, Kelly pareció nervioso y evasivo. Según algunos observadores, era obvio que estaba disimulando.
2¿Qué sabía Kelly
sobre la redacción
del dossier sobre armas
de destrucción masiva?
Kelly no formó parte del equipo que redactó el primer dossier sobre Irak. Sin embargo, él era el principal experto británico en armas químicas y biológicas.
3¿Amenazó el gobierno a Kelly?
El Ministerio de Defensa negó haber amenazado a Kelly con perder su pensión. Sin embargo, pudieron existir veladas advertencias sobre lo que podía ocurrir con su carrera y reputación si no desmentía la información que había dado a conocer la BBC.
Según colegas, familiares y amigos, Kelly era un hombre de “estrictos principios morales”, incapaz de mentir o de apartarse de un riguroso código ético. Pero según Tom Kelly (sin relación con el científico), uno de los dos portavoces del primer ministro, era un “fantasioso” al que comparó con “Walter Mitty”, un mitómano personaje de ficción. El gobierno tiene su propia agenda y, ante el furor que desató la revelación de estas declaraciones publicadas el lunes por el matutino The Independent, Kelly primero y Prescott emitieron sendos pedidos de disculpas a la familia del extinto científico. Pero el daño está hecho, y pocos dudan de que los días de Kelly como vocero de prensa están contados.
El próximo lunes, lord James Brian Hutton comenzará la larga tarea de responder a estos y otros interrogantes. El protagonista del caso se encuentra enterrado en el cementerio de la iglesia medieval de Saint Mary, cerca de donde se quitó la vida el pasado 17 de julio.