El juicio contra 10 de los policías acusados de la masacre en la que murieron 111 presos en la cárcel de Carandirú (foto), de San Pablo, Brasil, comenzó ayer con la elección de un jurado integrado por cuatro hombres y tres mujeres. Los diez policías son acusados de la muerte de diez de los presos y de intento de homicidio de otros tres reclusos y serán juzgados en la última de las cuatro fases en que fue dividido el proceso por la mayor matanza carcelaria en la historia brasileña. En las dos primeras etapas del juicio fueron condenados 48 policías por la muerte de 82 reclusos, en tanto que la tercera fase, iniciada en febrero pasado y en la que se juzgaba a quince agentes por ocho de las muertes, fue suspendida por el abandono de uno de los abogados. Los diez policías que serán juzgados en esta etapa integraban el Grupo de Operaciones Tácticas Especiales (GOTE) de la Policía Militarizada del estado de San Pablo cuando ocurrió la matanza. La matanza ocurrió en octubre de 1992, cuando la Policía Militarizada invadió el presidio para ponerle fin a un supuesto motín con presos armados. Ante el elevado número de víctimas y de acusados, la Justicia decidió dividir el proceso y separar a los acusados según cada uno de los cuatro pisos de la cárcel en que actuaron. En las primeras etapas del juicio, 21 años después de los trágicos sucesos, 23 de los policías acusados fueron condenados a penas de 156 años de prisión por la muerte de 13 presos y otros 25 a condenas de 624 años por 52 de las muertes. Carandirú, que entonces albergada ocho mil internos, fue considerada por organizaciones de derechos humanos como un ejemplo del caos en el sistema penitenciario brasileño. Cerró en 2002 y se convirtió en un parque temático.