Viernes, 13 de junio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › INFORME DE UN EQUIPO INTERNACIONAL DE RECONOCIDOS PATOLOGOS
El estudio le da un nuevo golpe a la credibilidad de las fuerzas de seguridad, que habían insistido en que las tropas no utilizaron munición viva ese día, sino balas de metal recubiertas de goma, diseñadas para no ser letales.
Por Ben Lynfield *
Desde Jerusalén
Un adolescente palestino muerto durante un día de enfrentamientos con las tropas israelíes el mes pasado habría sido asesinado con munición viva en lo que los activistas calificaron de presunto crimen de guerra. Los resultados de un examen post mortem, realizado por un equipo de patólogos conformado por estadounidenses, daneses, israelíes y palestinos, acerca de la muerte de Nadim Nawarah el 15 de mayo, fue un nuevo golpe para la credibilidad de las fuerzas de seguridad, que habían insistido en que las tropas no utilizaron munición viva ese día, sino balas de metal recubiertas de goma, diseñadas para no ser letales.
Si bien se espera que el impacto interno de la autopsia sea marginal –debido a la indiferencia del público–, en el mejor de los casos puede aumentar la presión internacional sobre Israel por la muerte del joven de 17 años, y Mohammed Salameh Nawarah, de 16, que recibió un disparo una hora más tarde en la misma zona de la ciudad cisjordana de Bitunia.
La autopsia fue realizada el miércoles en el Instituto Palestino de Medicina Forense de Abu Dis, en Cisjordania, y contó con el jefe del Instituto Nacional Forense de Israel, el Dr. Chen Kugel. “Las principales conclusiones son que Nadim fue asesinado por una bala”, dijo Shawan Jabarin, director del grupo palestino de derechos legales Al Haq. “Cuatro partes de la bala se encontraron en su cuerpo”, dijo Sarit Michaeli, portavoz del grupo de derechos civiles israelí B’tselem, y agregó que los fragmentos habían sido trasladados a la oficina de la Fiscalía General de la Autoridad Nacional Palestina. “El cuerpo fue muy bien conservado para que pudieran rastrear las heridas.” Estas resultaron causadas por el fuego real.
“Todos los patólogos coincidieron en lo esencial del caso: que era una muerte por fuego directo”, añadió la Michaeli. “Sabíamos desde el principio que era munición viva. Llegamos a esta conclusión a través de testimonios, testigos, fotografías y videos y a nuestra experiencia con balas de goma de este rango. Espero que este resultado lleve a una conclusión rápida de esta investigación y se puedan adoptar medidas para garantizar la rendición de cuentas.”
Nawarah recibió un disparo en el pecho cuando cruzaba la calle, mientras que Salameh fue baleado por la espalda una hora y 13 minutos más tarde. El ejército se enfrentó a las piedras arrojadas por los palestinos ese día, pero imágenes de video muestran claramente que los dos jóvenes no estaban lanzando piedras cuando fueron fusilados. La organización Human Rights Watch aseguró que las imágenes de video, fotografías, declaraciones de testigos y los informes médicos indicaron que los chicos no representaban una amenaza inmediata para las tropas israelíes. El lunes, calificó las muertes “un presunto crimen de guerra” y pidió a los aliados de Israel que ejercieran su presión para “acabar con la impunidad que este último incidente ejemplifica”.
El ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, sugirió que el video fue adulterado, mientras que los oficiales del ejército afirmaron que fue editado tendenciosamente, aunque B’tselem mostró las 12 horas de material sin editar, lo cual pareció socavar este reclamo. Un investigador militar no identificado, citado por el diario israelí Haaretz, dijo que los disparos podrían haber sido obra de un palestino.
Si los asesinatos en Bitunia siguen el patrón existente, es poco probable que los soldados que dispararon sean castigados seriamente. Las estadísticas del grupo de derechos humanos israelí Yesh Din muestran poca o nula acción por parte del ejército cuando se trata de homicidios de palestinos. Seis condenas a soldados han tenido lugar desde septiembre de 2000. La sentencia más alta de siete meses y medio de cárcel.
Según B’tselem, durante ese tiempo las fuerzas israelíes mataron a más de 3100 palestinos que no participaban en las hostilidades en el momento de su muerte. El ejército, que no quiso comentar el miércoles sobre las conclusiones de los patólogos, niega que haya una cultura de la impunidad y dice que sus mecanismos de investigación son sólidos, con soldados que acatan un código de ética. Un portavoz dijo que su investigación sobre las muertes en Bitunia estaba “en marcha”.
Tamar Zandberg, un legislador del partido liberal Meretz, dijo que esperaba que el incidente de Bitunia sacudiera a la opinión pública israelí. “Algo nos tiene que provocar el hecho de que la ocupación israelí se haya convertido en un régimen que piensa que puede permitirse disparar desde una distancia lejana a manifestantes desarmados que no son violentos y luego tratar de ocultar, mentir y decir que atacaron a los soldados o algo por el estilo”, sostuvo. “Esto debería ser una fuerte advertencia al ejército para comprobar su forma de investigar y para la sociedad israelí en su conjunto –señaló–, bajo cuyos auspicios esto está ocurriendo en Cisjordania.”
Pero Raviv Drucker, comentarista y periodista de investigación del Canal 10 de Israel, cree que el ejército no cambiará sus modos porque los israelíes no se lo exigirán. “Los ciudadanos hace mucho tiempo perdieron interés en los territorios, siempre y cuando las bombas no exploten en las calles”, dijo. “Los israelíes lo ven como una guerra tribal y se identifican con su propia tribu. Cada adulto israelí ha visto 50 de estos casos y ya ha formado su postura.”
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Patricio Porta
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