Lunes, 14 de julio de 2014 | Hoy
EL MUNDO › EL DIPUTADO MADRILEñO, DE 42 AñOS, GANó LAS PRIMARIAS SOCIALISTAS
“Ha comenzado el principio del fin de Mariano Rajoy como presidente del gobierno”, proclamó el electo secretario general del principal partido de oposición. Tendrá el desafío de superar la debacle electoral de los últimos tres años.
El diputado madrileño Pedro Sánchez, de 42 años, ganó las primarias abiertas del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y será el nuevo secretario general de los socialistas. Sánchez obtuvo el 49 por ciento de los votos de los militantes, frente al 36 por ciento del diputado vasco Eduardo Madina y el 15 por ciento del profesor de Filosofía José Antonio Pérez Tapias. “Ha comenzado el principio del fin de Mariano Rajoy como presidente del gobierno”, proclamó Sánchez ante los militantes que lo aplaudían en la sede de la calle Ferraz, donde compareció pasadas las diez y medida de la noche hora local.
Sánchez aseguró que será el “secretario general de la unidad”. Y lanzó su máxima promesa. “Vamos a cambiar el PSOE para cambiar España”, a sabiendas de la debacle que ha sufrido el principal partido de oposición en los últimos tres años. El vencedor de las primarias, a quien llaman Pedro el Guapo por su atractivo físico –figura deportiva, peinado a lo Ke-nnedy, sonrisa fácil–, dijo que la nueva dirección socialista “va a estar tan a la izquierda como la militancia de base” y recuperará sus aspiraciones de gobierno.
Lo sorpresivo es que hace apenas unas semanas era un desconocido para los españoles. En dos semanas será ratificado como nuevo secretario general en un congreso extraordinario del PSOE, donde asumirá oficialmente el reto de sacar al partido de la crisis en la que está desde la derrota en los comicios generales de noviembre de 2011.
Diputado desde 2009 y profesor universitario de economía, hace algo más de ocho meses comenzó a recorrer España de federación en federación socialista, llegando a rincones de la geografía a los que no iba nadie. En su estrategia de recorrer miles de kilómetros se cruzó con la renuncia de Alfredo Pérez Rubalcaba tras el fracaso en los comicios europeos de mayo. Y él se metió entonces en la carrera por el liderazgo del partido por la puerta grande: presentó más de 41 mil avales, casi 31 mil más de los necesarios y 16 mil más de los que presentó el diputado vasco Eduardo Madina, que pese a sus 38 años es uno de los políticos socialistas más conocidos del país.
Sánchez se proyecta como un líder cercano, el de las bases. Sus gestos son medidos, pronuncia discursos sin papeles y tiene gran soltura para hablar en público. “Propongo el cambio con corazón y cabeza”, proclamó el día que anunció su candidatura. Jugó bien la baza de alguien ajeno al poder, en un momento en el que las estructuras tradicionales son cuestionadas en España. Su victoria fue inapelable en unas elecciones partidarias con alta participación: el 66 por ciento de los 198 mil militantes; fue el más votado en 12 de las 17 regiones españolas. Sánchez recibió un apoyo extraordinario de Andalucía, la mayor federación del PSOE, un histórico granero de votos que tiene al frente a uno de los valores mayores del partido, la jefa del gobierno regional, Susana Díaz.
“Mi único aparato es el Peugeot 407 con el que he viajado 40 mil kilómetros en los últimos ocho meses y mis aliados son la carretera y los militantes”, ha dicho él muchas veces cuando se le echó en cara tener el apoyo del “aparato” del PSOE.
Hace sólo año y medio que Sánchez se convirtió en diputado, con la salida del Congreso de la ex ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona. De 2004 a 2009 fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid. En el partido siempre estuvo en segunda fila, si bien colaboró con algunos socialistas de primera fila, entre ellos algunos ex ministros de José Luis Rodríguez Zapatero, como José Blanco o Trinidad Jiménez, e incluso Rubalcaba. Trabajó también en el Parlamento Europeo y en la ONU.
Sánchez recuperó en su discurso al PSOE como partido con capacidad de gobierno, después de tres años de hundimiento electoral, y prometió renovarlo y moverlo hacia la izquierda, sabedor de que su acercamiento al PP de Rajoy en cuestiones económicas frente a la crisis le ha valido un gran rechazo. Fue Rodríguez Zapatero el que abrió la senda de los recortes. Y antes de dejar La Moncloa pactó con Rajoy la reforma de la Constitución que fijó el déficit cero. Izquierda Unida (IU), la tercera fuerza nacional, le ha ido comiendo terreno y la irrupción de Podemos en las europeas de mayo es una seria advertencia.
Al contrario de lo que ocurrió con el enojo de los votantes del gobernante Partido Popular, los votantes indignados del PSOE no se quedaron en casa en las elecciones europeas, sino que se fueron a IU y Podemos, nueva formación de izquierdas que con cuatro meses de vida se llevó un voto importante de protesta y se alzó como cuarta fuerza nacional. “Sólo el PSOE puede gobernar España con un proyecto progresista que no caiga en el populismo y en la demagogia”, dijo Sánchez anoche, con la vista puesta en esos partidos y en recuperar para el suyo el terreno perdido.
El político favorito de Sánchez es el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y su equipo de fútbol el Atlético de Madrid. Está casado y tiene dos hijas. Su padre milita desde siempre en el partido, su madre es votante de toda la vida. Y él se convierte ahora en el líder que regirá el destino del PSOE en uno de los momentos más difíciles de su historia.
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