Estados Unidos lanzó una nueva ofensiva aérea contra posiciones jihadistas en el norte de Irak, en una clara señal de que Barack Obama no se dejará frenar por la decapitación esta semana del periodista James Foley ni por amenazas de nuevos asesinatos de rehenes extranjeros si los ataques continúan. Funcionarios estadounidenses confirmaron que se llevaron a cabo seis ataques cerca de la represa de Mosul, que fue retomada de los militantes del EI esta semana por una fuerza combinada de kurdos e iraquíes. El objetivo fue consolidar el control de las fuerzas gubernamentales en esa vital posición y establecer un amplio perímetro de seguridad alrededor. El video del asesinato de Foley –subido a la red el martes– incluyó una narración escalofriante diciendo que estaba siendo asesinado en respuesta directa a los ataques aéreos estadounidenses, que suman 84 desde que comenzaron el 8 de agosto. El video también advirtió que habrá nuevos homicidios si no se ponía fin a los ataques y dijo que otro rehén, el periodista Steven Sotloff, será la próxima víctima. Se cree que el EI puede tener a otros dos periodistas estadounidense cuyos paraderos y destino son también una gran preocupación en Washington.

“Aquellos que perpetran estos actos tienen que entender algo”, dijo el fiscal general Eric Holder, cuando surgió la noticia de los ataques aéreos durante la noche del miércoles. “Tenemos una gran memoria, nuestro alcance es muy amplio y no vamos a olvidar lo que pasó. Las personas tendrán que rendir cuentas de una manera u otra.”

Mientras tanto, se conocieron detalles de los esfuerzos realizados por los secuestradores para lograr un rescate por Foley. Funcionarios estadounidenses, hablando de manera anónima, dijeron que el EI había pedido por correo electrónico más de 100 millones de dólares a los padres de Foley. A diferencia de algunos países europeos, Estados Unidos parece firme en su determinación de no pagar rescates a grupos terroristas. También se supo que Estados Unidos intentó una misión de rescate de Foley, enviando fuerzas especiales a Siria en julio. El comando no encontró a los rehenes, pero se enfrentó a fuerzas del EI y un soldado norteamericano fue herido.

Mientras que el regreso del ejército de Estados Unidos a Irak fue recibido con consternación por la mayoría de los estadounidenses, el horror del asesinato de Foley facilitará políticamente, en todo caso, que Obama sostenga la campaña aérea. John Allen, un general retirado de los Marines que comandó la guerra de Afganistán desde 2011 hasta 2013, instó a Obama a “actuar rápidamente” para presionar “todo el sistema nervioso” del EI para “romperlo y destruir sus piezas”. “Una respuesta americana e internacional completa ahora es vital para la destrucción de esta amenaza... El Estado Islámico es una entidad fuera de los límites de la humanidad y debe ser erradicado. Si nos demoramos ahora, lo vamos a pagar más tarde”, escribió en el sitio web Defense One.

Ni en el dividido Congreso se escucharon voces pidiendo que paren los ataques aéreos, a pesar de los temores por la vida de Sotloff y otros reporteros. Del lado conservador, el senador John McCain condujo a los que exigen que la acción de Estados Unidos debería ser más fuerte. “La estrategia debiera ser lanzar todos los ataques aéreos en Irak y Siria para derrotar” a los combatientes del EI, dijo.

Por el contrario, Adam Schiff, demócrata de California y miembro del Comité de Inteligencia del Congreso, advirtió: “Sería prudente que la administración no se deje atrapar”. Mientras tanto, el presidente de Francia, François Hollande, culpó a Gran Bretaña y a Estados Unidos por la crisis. Le dijo a Le Monde que la “comunidad internacional tiene una gran responsabilidad” por el surgimiento del EI, porque hace un año se negó a emprender una acción militar contra el régimen sirio para castigarlo por el uso de armas químicas.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.